Pedro Peñaloza
“De gente bien nacida es agradecer los beneficios que recibe”
Miguel de Cervantes
Después de las
declaraciones que hizo recientemente el multimillonario Carlos Slim, tenemos
derecho a preguntarnos: ¿el señor de marras no es un capitalista que vive de
acumular riqueza, que recibió una de las empresas más rentables del país y
explota a miles de trabajadores? Pues no, según sus palabras estamos
descubriendo a otra persona cercana al altruismo y que pierde en sus inversiones.
En la versión del
periódico Milenio, el presidente de Grupo Carso y América Móvil señaló: “de
este gobierno no estoy recibiendo beneficio y yo sí di beneficio […] Como
(López Obrador) dice, diferimos en varias cosas. Ya quedamos de hablar cuando acabe
(el sexenio) de nuestras diferencias, empezando por Porfirio Díaz. Yo creo que
fue un gran presidente, bueno, gobernó 30 años, se le fue la mano en el tiempo,
pero modernizó el país”.
Este individuo, que
según el reciente informe de Oxfam “El monopolio de la desigualdad”, triplicó
sus ganancias en el actual sexenio y se benefició en la asignación directa de
contratos gubernamentales, se presenta como un personaje de corte
“franciscano”, afirmando que, Telmex “no es negocio, está en números rojos desde
hace 10 años”.
Y dice con aparente
orgullo, “no se vende porque es mexicana, sino ya la hubiéramos vendido. Yo
quedé con mis hijos de que no lo íbamos a vender”. ¡Caramba! Casi nos provoca
lágrimas este eremita que pierde por darnos un servicio (carísimo y
deficiente). Aunque para matizar las lamentaciones de este buen hombre, resulta
que América Móvil registró una utilidad neta de 82 mil 759 millones de pesos el
año pasado, un aumento de 12.8 por ciento respecto al 2022 (La Jornada,
14/02/24, p.22).
El pobre multimillonario
se dio tiempo, hasta el quinto año, para cuestionar el papel del ejército en la
construcción de obras: “es un exceso, lo único que pasará, es que van a
repartir pérdidas”. Horas después, López Obrador contestó que “respetaba mucho”
al empresario, pero que “tenían diferencias”.
Así terminó el sketch,
entre dos nobles personajes que piensan distinto, pero que al momento de hacer
negocios, con dinero público, se entienden muy bien, no oculta el registro de
concesiones que se han dado mutuamente.