Por
Héctor Guerrero
En
este tiempo de intercampañas, las encuestas abundan y son tan disparatadas que
van desde las que marcan la distancia entre Claudia y Xóchitl, en 8 puntos
hasta quienes dan la ventaja al alfil del presidente en un 60 por ciento.
Las
encuestas funcionan ahora en estos tiempos digitales cada vez más complejos de
una forma tal que quizá a veces se pierdan de su objetivo.
Las
entrevistas de tipo telefónicas, siguen siendo el recurso más utilizado por las
casas encuestadoras, ya sea de forma personalizada o robótica, se llevan el 59
por ciento de la metodología.
Luego
vienen las entrevistas presenciales que van perdiendo terreno y se ubican en
tercer lugar, con tan solo el 19 por ciento, ya rebasados por un 22 por ciento
que representan ya las entrevistas digitales. Eso es importante tener en cuenta
cuando se nos habla de encuestas.
En
pocas palabras, dos de cada cinco encuestas son producto de entrevistas
personalizadas y las otras tres de cinco son resultado de ejercicios de toma de
datos por vía automatizada.
Aunque
lo digital va ganando terreno, nunca será igual que tener a la ciudadanía cara
a cara, pues en este último ejercicio las respuestas son más certeras que desde
el anonimato del teléfono celular.
En ese
sentido, estados como Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Chiapas, Tamaulipas,
Sinaloa, Chihuahua, hay territorios inalcanzables a los que simplemente no se
tienen acceso y, por ende, no se pueden levantar muestras.
También,
a parte de la complejidad aritmética y metodológica, viene ya obviamente las
que representan intereses particulares y, a pesar de que Claudia va arriba en
todas las encuestas, hay márgenes diametralmente opuestos.
Una
sociedad informada, siempre va a generar mejores resultados para sí misma, pero que tal que esa información no es
buena confiable, sino más bien intencionada, con “jiribilla”, además de añadir
un bombardeo constante de datos y cifras que están lejos de la realidad.
Un
ejemplo también sería que se utilizan con la amenaza implícita de recibir o no
una dádiva del gobierno, así que de repente las cifras altas de las encuestas
del gobierno, son infladas por las personas que temen perder su “beca”.
Hoy
las encuestas parecen servicios de entretenimiento de paga, hay para todos los
gustos y bolsillos. Si bien en México existen casas encuestadoras serias y
escrupulosas también las hay “gansito” para que sean como dice quien las paga.
Lo
cierto es que las encuestas se usan como un calibrador de fuerzas políticas, un
“testigo confiable” para convencer o manipular a la ciudadanía,
En
fin, las encuestas son para quienes quieran creerlas, pero mucho cuidado pues
esta carrera presidencial lleva ya años por parte de la corcholata y eso puede
vulnerar (de hecho lo hace) la credibilidad en las encuestas.
Y para
subir en las encuestas los aspirantes hacen lo que fuera para darse a notar, para
ampliar su ventaja y si no váyanse a dar una vuelta por las redes de su
candidato, donde el ridículo es la constante.
También
sabemos como es el mercado de las encuestas, sobre todo las empresas que son
encuestadoras de ocasión, sabemos que hacen sondeos falsos, que compran el
padrón telefónico y todo lo que ustedes se puedan imaginar.
Así
que lo primero que debemos checar antes de creernos lo que nos dicen, es qué
empresa elaboró la encuesta, de quién es esa casa y, sobre todo, quién la paga.
Como
lo explicamos arriba, cuáles son las empresas que son fieles a sus procesos y
cuales son, digamos, convenientes.
Hoy
los candidatos basan su popularidad en las encuestas, que alaban las que les
favorecen y descalifican las que no, en lugar de estar cara a cara con el
electorado.
Y es
ahí donde se pierden, pues hay varios tipos de encuestas para los perfiles de
candidatos, las que lo favorecen, para que pueda utilizarlas como combustible
para su campaña y dejando las encuestas serias, realistas para el equipo de
asesores y, las que le juegan en contra pues a descalificarlas por completo.
Y toda
esa politiquería que se genera alrededor de las encuestas, pues es parte del
show mediático.
La
amplia ventaja que goza actualmente Claudia, podría medrar con doble efecto en
contra de la oposición, pues la difusión de esas encuestas a parte de la
distancia que hay podría inhibir al electorado a salir a votar pues “ya todo
decidido pues ya para qué voto”.
Lo
cierto es que todo puede cambiar, lo único cierto hoy es la incertidumbre, las
encuestas serias van a dar números reales a partir del inicio de las campañas y
entonces si, sabremos realmente como va a estar esta contienda.
Tiempo
al tiempo.
@hecguerrero