Escaparse a los inagotables atractivos naturales de
la Riviera Maya también puede hacerse a ritmo pausado para disfrutar de una que
otra actividad tras meses de encierro.
Una opción es visitar Akumal, que en lengua maya
significa «Lugar de las Tortugas», y son precisamente estos
ejemplares marinos quienes reciben a los viajeros con las aletas abiertas en
una bahía que más bien parece una enorme alberca de tranquilas aguas azul
turquesa.
A bordo de una pequeña lancha nos adentramos en
esta área natural protegida y nos lanzamos al agua tras recibir instrucciones,
así como el equipo de esnórquel sin incluir aletas que representan un riesgo
para los peces que habitan este paraíso.
Una mantarraya se adelanta para hacernos notar que
no estaremos solos en la fiesta ecoturística rodeada de corales. Tras 10
minutos de avistar a cientos de peces multicolores, el guía certificado avisa
que una de las más de 60 tortugas marinas que viven en la bahía ya advirtió
nuestra presencia y se alista para saludar.
El escenario seduce a los amantes del turismo
deportivo y de naturaleza, quienes quedan maravillados al observar al fondo del
mar un par de calamares y a dos rémoras que esperan pacientes que inicie su
paseo sobre un caparazón de más de un metro de diámetro.
Las reglas de la bahía indican que no se puede
tocar a las especies marinas y el recorrido se hace en grupos de máximo seis
personas con un guía autorizado.
«Ver a las tortugas siempre me pone feliz y me
hace el día», cuenta un emocionado Sergio, quien es guía certificado del
área natural protegida.
Hay que practicar el turismo responsable usando
bloqueadores biodegradables que no dañen el Gran Arrecife Maya y usar ropa
anti-UV, como promueve el proyecto de ecoturismo deportivo Healthy Mayan Reef.
Practicar kayak para luego emprender un paseo en
bicicleta, con casco y chaleco puestos, son otras de las actividades que eligen
los viajeros. Y desde finales de mayo hasta mediados de septiembre también es
posible avistar a algún tiburón ballena.
«Son tiburones que llegan a medir 14 metros,
pero no son una amenaza para nosotros», explica la entusiasta buza
certificada Cecilia Gutiérrez.
Ahora que, si eres buzo experimentado, la inmersión
con tiburones toro -a decir de los expertos- es gratificante y memorable.
«La gente sale llorando de alegría tras vivir
la experiencia», presume el buzo Mizael Palomeque.
Sin duda, las maletas regresarán a casa llenas de
adrenalina y descanso, el maridaje perfecto.