La celebración de la XLV Marcha del Orgullo LGBTTTIQA+ en la Ciudad de
México, sumada a los eventos que se llevan a cabo alrededor del país, es una
excelente oportunidad para analizar las conquistas que el movimiento ha logrado
en materia de derechos humanos y desigualdades sociales.
En los aspectos social y de visibilidad hay buenas noticias. La encuesta
Ipsos LGBT+ Pride 2023 reporta que el 47 por ciento de las personas
entrevistadas tienen un o una pariente, amistad o colega de trabajo homosexual
o lesbiana: cinco puntos más que en la encuesta previa de 2021. El 26 por
ciento afirmó conocer a alguien bisexual (dos puntos más que en 2021); el 13
por ciento, a alguien transgénero (tres puntos más que en 2021), y el 12 por
ciento confirma que conoce a una persona no binaria o que tiene fluidez de
género (hasta tres puntos más que en 2021).
Es evidente que el aumento de estas cifras en tan sólo dos años indica
que se amplió positivamente la visibilidad social de esa comunidad, y su
confianza en declarar su sexualidad y expresar su género de manera abierta nos
muestra que nuestras sociedades van avanzando.
El activismo, la información, las políticas públicas y la inclusión
económica, laboral y educativa —aunque aún con retos profundos— ya comienzan a
tener resultados. Por mencionar una reciente y favorable noticia en materia
legal, se encuentra el caso de España, país que en febrero pasado aprobó una
ley que, entre otras disposiciones, permite el reconocimiento de la identidad
de género basado en la autoidentificación a través de un proceso administrativo
simple, sin la solicitud de una operación de reasignación de sexo o cualquier
otro procedimiento médico.
En octubre de 2022, el Senado de la República aprobó en lo general y
particular el dictamen que busca sancionar y eliminar en México las llamadas
terapias de conversión, conocidas como Esfuerzos para Corregir la Orientación
Sexual y la Identidad de Género (ECOSIG). Estas prácticas, además de ser
nocivas para la salud mental y física, atentan contra los derechos humanos y la
dignidad de las personas.
Por otra parte, también en octubre de 2022, Tamaulipas se convirtió en
el último estado mexicano en aprobar la unión civil entre personas del mismo
sexo que, de esa manera, ya es admitida en todo el territorio nacional. Con
esto, México se sumó a un grupo pequeño de países latinoamericanos en donde la
medida es legal: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Cuba y
Uruguay.
Es evidente que aún tenemos profundos retos por enfrentar. Sin embargo,
estoy seguro de que, a pesar de ello, en México vamos avanzando de manera
correcta hacia la reducción de la brecha y el respeto de los derechos humanos
de todas las poblaciones, incluidas las de la diversidad sexual y de género.