VERACRUZ SE TIÑE DE SANGRE; EN POZA RICA SE RESPIRA EL MIEDO Y LA IRA DE LA GOBERNADORA

Por Edgar Hernández*
@LineaCaliente
A 72 horas de la elección para renovar los 212 municipios y el Poder Judicial Federal algo no cuadra.
Morena y su jefa, siendo dueños del algoritmo y teniendo garantizada la victoria municipal, están fuera de sí. No toleran la disidencia, imposible aceptar la protesta, menos un carro incompleto.
Simplemente son los dueños, como en el porfiriato, de vidas y haciendas.
En Veracruz son casi 5 mil los elementos de la policía, el ejército, la armada y la Guardia Nacional quienes se han erigido en los garantes de una jornada electoral que en las últimas semanas ha estado plagada por la muerte, violencia y represión a los disidentes y sus familias, llevándose de paso a una periodista.
Incontables han sido los llamados de la gobernadora Nahle de que en Veracruz no pasa nada, reclamando incluso a la prensa disidente por la difusión de “noticias falsas en redes y medios” cuando bien sabe que Veracruz está incendiado, cuando no ignora la violencia desatada en Papantla y Veracruz donde la oposición se le salió del redil.
Para nadie son desconocidas las interminables llamadas de auxilio de parte de los candidatos a alcaldes -más de 100- en demanda de protección para ellos ante la violencia desatada por Morena y su brazo armado, la criminalidad organizada por cierto muy bien organizada.
Notable el desmesurado nerviosismo de Nahle adelantando tranquilidad y paz social en los 212 municipios, asegurando una jornada electoral tranquila exenta de violencia y muerte cuando en los hechos hay lugares donde no se puede salir a las calles.
Previsible, por tanto, que la gente no salga a votar y si sale será para sufragar bajo amenaza por los candidatos de Morena mas no por Ministros, magistrados y jueces, no porque desobedezcan, sino porque no saben cómo descifrar las boletas, ni leer los acordeones para ubicar a los preferidos del régimen.
A la ciudadanía le queda claro, porque la oposición se ha encargado de machacarlo, que para descifrar cómo votar por la renovación del Poder Judicial tiene primero que separar, de las nueve boletas que recibirá el día de la elección, seis.
De esas seis tiene que decidir sobre 37 opciones (candidatos), es decir, tomar 37 decisiones sin contar las boletas municipales en donde deberá cruzar por su alcalde favorito o por quien ya le ordenaron, es decir, por Morena.
Pensemos pues hipotéticamente que la gente siempre sí tomó la decisión sobre las 40 opciones federales y municipales, la pregunta obligada es ¿a dónde se irán sus boletas?
Cuando hablamos de 10 millones de boletas las que habrán de juntarse a nivel nacional -más dos millones en Veracruz por la renovación de las alcaldías- debemos multiplicarlas por 6 boletas, es decir, 60 millones de boletas con 37 datos cada una, es decir, 2 mil 440 millones de votos que a partir del domingo se tendrán que contar.
Y para ese cómputo de los 2 mil 440 millones, es decir de votos por contar, se dispone de un grupo menor integrantes de los 300 consejos electorales, o sea de un pequeño grupo de responsables del conteo de dos mil 400 millones de votos en 10 días tal como mandata la ley.
Ello para cualquier persona con dos dedos de inteligencia o sentido común, es una tarea imposible de realizar lo cual nos lleva a la conclusión de que las elecciones están hechas, ya están armadas y decididas.
Lo del domingo, por tanto, será pura escenografía.
A nivel Veracruz sucederá lo mismo.
Para que alcanzara Morena en 2024 una votación histórica de 2.1 millones de votos en la lucha por la renovación de la gubernatura se requirió de algo más que el convencimiento ciudadano en favor de una candidata poco aceptada. De alguien que le metiera la mano al conteo. De un organismo público como el INE/OPLE que la puso en el papel e hizo oficial la victoria de la candidata.
¿Por qué el domingo tendría que ser diferente?
No votar, por tanto, es la opción.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo