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Aporta información para aplicar medidas
efectivas de prevención, destacó Alejandro Sánchez Flores
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Posiblemente BW.1 surgió en la Península de
Yucatán: Rodrigo García López
Ciudad de México, 14 de diciembre.
– La actual variante del virus SARS-CoV-2, predominante en el sureste y centro,
posiblemente surgió en julio de 2022 en la Península de Yucatán. Conocida
popularmente como Xibalbá, se llama oficialmente BW.1 y es descendiente de
ómicron, la cual se extendió hacia Estados Unidos y otras regiones del mundo,
revela un estudio realizado por los especialistas del Instituto de Biotecnología
(IBt) de la UNAM, Rodrigo García López y Alejandro Sánchez Flores.
“La identificación temprana de
esta nueva variante que se está viendo en México nos permite, por primera vez
en la historia de la pandemia, tener información que nos ayude a aplicar
medidas efectivas para prevenir y no solamente describir lo que ocurre en una
ola (de contagios)”, enfatizó Sánchez Flores.
En el Consorcio Mexicano de
Vigilancia Genómica, al cual pertenece el IBt, han monitoreado los casos en la
República mexicana y llamó su atención que a partir de octubre pasado
aumentaron considerablemente en la Península de Yucatán; como parte de la
vigilancia se secuencian los genomas en aquellas muestras positivas para
SARS-CoV-2.
“Al revisar vimos una gran
proporción de una variante que se identificó como la BW.1 que se parecía mucho
genéticamente a una que había estado circulando en julio de este año, que es la
BA 5.6.2, así que comenzamos a hacer un análisis de qué mutaciones eran
diferentes, y detectamos que, al igual que otras variantes que circulan de
manera más fuerte no solo en México sino en el mundo, coinciden con una serie
de mutaciones en la espícula, que tienen una mejoría para el virus en la
capacidad de escape; es decir, les es más fácil reinfectar personas que ya
tenían cierto nivel de inmunidad”, explicó García López.
El investigador del IBt añadió
que la aparición de BW.1 fue en julio de 2022 durante la quinta ola de la
COVID-19. Su acelerado crecimiento puede explicarse, en parte, por mutaciones
de escape relevantes que también se encuentran en BQ.1.
“Siendo una zona de muy alta
capacidad para el turismo no solo se ha quedado en México, sino que ya
detectamos en Israel, Estados Unidos, Francia e inclusive en Japón,
probablemente de gente que fue turista en la zona maya”, detalló García López.
Los científicos creen que en el
centro del país la variante BW.1 competirá por algunas semanas con la BQ.1 y
sus descendientes, algunas de las más exitosas descritas hasta la fecha que
actualmente se concentran en el norte y centro, y coinciden con una nueva
subida de casos hacia finales de 2022. En la península de Yucatán, en cambio,
la variante de BW.1 ha tenido meses de ventaja por lo que, probablemente,
ralentice la expansión del linaje BQ.1.
El rápido crecimiento de la
variante BW.1 coincide con un nuevo aumento de casos de la COVID-19 ocurrido en
el sureste de México en octubre de 2022, poniendo fin a un periodo de baja
transmisión después de la quinta ola epidemiológica de México.
Aun así, es importante destacar
que todas las variantes que circulan actualmente son descendientes de ómicron,
caracterizadas por ocasionar una enfermedad leve para la mayoría, pero que
sigue siendo de riesgo para personas mayores de edad y niños, así como para
aquellas con hipertensión, diabetes u obesidad.
Sánchez Flores agregó que la
prevalencia del virus tiene mucho que ver con lo que ocurre en el mundo, porque
no hay cerco sanitario en México y, en cambio, existe libre entrada de turistas
de otros países que llegan en un momento en que hay una ola causada por una
variante determinada. Al importarla y llevarla a un lugar donde las medidas han
sido relajadas, el virus continúa acumulando mutaciones a su paso por México,
algunas de las cuales pueden darle ventajas evolutivas.
La existencia de la variante no
se reporta directamente a la Organización Mundial de la Salud, abundó, pero con
la vigilancia genómica se notifica al Instituto Nacional de Diagnóstico y
Referencia Epidemiológica, que a su vez lo hace a la Secretaría de Salud, y
ellos realizan la interfase.
“Una de las cosas que hemos aprendido
en la pandemia es que si depositamos toda la información en bases de datos
públicas e internacionales, con esto la OMS puede hacer estudios independientes
y ver qué variantes están dominando en el mundo o no”, pormenorizó Sánchez
Flores.
Recordó que los genomas que ellos
obtienen de secuenciar estas variantes permiten explorar el camino seguido por
el patógeno que es visto, prácticamente, en su evolución en tiempo real, como
nunca antes se había hecho previo a la pandemia.
Los investigadores enfatizaron
que hasta el momento el nombre oficial de la variante es BW.1 y es importante
que la población no relaje la guardia ante la COVID-19 en verano e invierno
cuando hay mayor acumulación de casos, pues las lecciones aprendidas a partir
de 2020 a la fecha reafirman que las vacunas, los espacios ventilados, la sana
distancia, uso de cubrebocas, lavado de manos con jabón y exponerse lo menos
posible siguen siendo las mejores herramientas contra el virus.
Fuente: UNAM