Elena Sarahi Gaytán
Martínez
Agencia Reforma
Monterrey, NL 3 noviembre 2024.- Hubo una época en que los niños jugaban
a ser médicos, policías, políticos, artistas.
Este sueño maduraba en algunos, conforme pasaban los años hasta hacerlo
anhelo y, más tarde, una realidad, pero el deseo predominante ha cambiado: lo
de hoy para una parte de las nuevas generaciones es ser influencer.
Amanda Ancira tiene 20 años y le gustaría ser una personalidad del
internet con comunidad y contenidos propios.
La estudiante de arquitectura del Tec de Monterrey comparte con sus más
de 3 mil seguidores sus fiestas, viajes y outfits.
«Me gustaría ser influencer porque me gustan las redes sociales,
la moda», dice la joven.
«Y siento que el que te paguen por eso… pues, qué padre».
Amanda no es la única: estudios en internet indican que un sector
de los chicos de hoy aspiran a ser influencers, youtubers o gamers, esto en
parte inspirados por las figuras que destacan en redes. Sin embargo, esto no
necesariamente será posible.
En su columna «Mi hijo quiere ser influencer» del pasado 20 de
octubre en esta sección, Jesús Amaya citó un estudio que revela que sólo en
Estados Unidos hay más de 50 millones de personas que desean ser influencers,
aunque sólo el .001 por ciento tendrá éxito. O sea: 500.
Quien logra el éxito recibe buenas ganancias: según la plataforma
laboral Glassdoor, en México un influencer promedio obtiene entre 17 y 38 mil
pesos mensuales de acuerdo al número de seguidores y de reproducciones de
videos.
Ciertamente hay influencers que, por seguidores y reproducciones,
ganan mucho más que esas cifras. Según Statista, sitio de estadísticas, el
mercado mundial de influencers alcanzará en este año 24 mil millones de
dólares, cuatro veces más que lo que valía antes de la pandemia.
Pero, ¿cuántos llegan?
En su citada columna, Amaya mencionó que un chico abandonó su
carrera de Ingeniería en Sistemas Computacionales para crear contenidos: ganó
52 mil seguidores en su cuenta de TikTok, pero ha ganado menos de 70 dólares.
«Su video más exitoso ha sido visto casi 2 millones de veces y le
ha dado a ganar 25 dólares».
Este fenómeno ha cautivado sobre todo a los jóvenes. ¿Dedicarse a
las redes sociales es una oportunidad real en el mercado laboral? ¿Lo logran
todos? ¿O es un espejismo que se desvanecerá a futuro?
EN BUSCA DE UN LUGAR
Los jóvenes que se sienten atraídos por estos nuevos trabajos a
menudo se encuentran en búsqueda de reconocimiento y aceptación, indica la
psicóloga Rosa Isela Salazar.
«La influencia de las redes sociales y la cultura del
entretenimiento ha creado un ambiente donde el éxito y la validación social se
pueden obtener a través de la popularidad en línea», dice la catedrática de la
Facultad de Psicología de la UANL.
«Esto los lleva a una búsqueda de reconocimiento y de aceptación,
especialmente en la adolescencia y juventud».
A través de estas plataformas, los jóvenes encuentran un sentido
de comunidad y pertenencia, ya que el contenido digital es una manera de
conectar con otras personas.
Jesús Castillo López, profesor emérito de Psicología de la UDEM,
es de la idea que ser influencer es una moda.
«Es algo efímero que no trascenderá como una manera de ganarse la
vida», asegura.
Afirma que las redes sociales han puesto en evidencia la necesidad
de reconocimiento.
«Los jóvenes han observado que los youtubers son conocidos, bien
vistos -aunque no sean modelos adecuados- pero ven que son famosos», afirma.
«La necesidad social de sentirnos apreciados, admirados y
respetados cada quien la busca de alguna forma».
Los especialistas coinciden en que los chicos que quieren triunfar
en internet observan la fama y estabilidad económica de los influencers ya
consagrados, por lo que persiguen ese ideal. La pregunta es qué hacer cómo
padres.
ACOMPAÑAMIENTO
La psicóloga Gabriela Aurora Martínez, directora regional del
Departamento de Psicología Clínica y de la Salud del Tec de Monterrey compara
este fenómeno con la época en la que niños soñaban con ser integrantes del
crimen organizado.
Todo es transicional, menciona, al igual que en su tiempo ocurrió
con los «emos» y los «darks».
Los padres de familia, agrega, no deben truncar la idea del hijo o
hija de ser influencer, sino guiarlos para que tomen una decisión adecuada.
«A veces algunos padres imponen lo que deben ser, sino que hay que
ayudarlos o acompañarlos en ese proceso de toma de decisiones sobre lo quieren
hacer», añade.
«Hay que darles mucho sentido de realidad, decirles: ‘Ah, bueno,
¿quieres hacer eso? Investiga cómo tendrías que formarte o qué tendrías que
hacer’».
Aclara que no se trata de «seguirles la corriente», sino darles
una perspectiva realista sin imposición.
Por otra parte, tener una carrera universitaria siempre será
conveniente a pesar de ser influencer.
«La profesión siempre les ayudará a salir adelante», dice el
profesor emérito Castillo.
Recomienda la supervisión de los padres de familia en el contenido
de sus hijos para que éstos no transmitan mensajes perjudiciales a sus
seguidores.
«Que si lo quieren hacer, adelante, pero (tienen que) supervisar
qué es lo que hacen, dicen y cómo lo dicen», expresa.
Hay centros de orientación vocacional privados y universitarios
donde los jóvenes son guiados a elegir una carrera que requiere de sus
habilidades.
«Muchas personas no invierten en un estudio de orientación
vocacional. Ahí hay una persona que se especializa en ayudar a la persona para
acompañarlo en esa toma de decisiones», menciona Martínez.
«Ellos observan las preferencias personales que los jóvenes tienen
con respecto a ciertos trabajos».
La guía de los padres es determinante en el éxito y bienestar de
aquellos jóvenes que sueñan con ser influencer, indica la psicóloga Salazar.
El apoyo y comprensión de los papás siempre marcará la diferencia
en el camino que los jóvenes elijan.