·
Arsenio González
Reynoso precisó que se ubica en una cuenca dinámica, compleja, que se ha
transformado de manera drástica
·
Durante el siglo
XX predominó un modelo en la región que “le dio la espalda” a sus ríos, alertó
Itzkuauhtli Zamora Saenz
Ciudad
de Méxic0, 2 de diciembre. – Planear el rescate de ríos, lagos y manantiales
del Valle de México implica estudiar qué pasaría si se frenara el modelo
implementado hace cuatro siglos, basado en expulsar el agua de esta zona.
También analizar qué tendría que realizarse para lograr un equilibrio y que
estos cuerpos de agua no representaran una amenaza, no nos inunden y
perjudiquen.
Lo
anterior de acuerdo con Arsenio González Reynoso, excoordinador metodológico
del Plan Maestro de rescate del Río Magdalena y exsecretario académico del
Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) de la UNAM, al
participar en el panel de expertos “Hacia el rescate de ríos, manantiales y
cuerpos de agua en el Valle de México”.
Indicó
que esta es un área seca porque desde hace 400 años se deseca, y hoy seguimos
luchando contra las reminiscencias de la hidrología de la zona.
“Si el
sistema hidráulico con el que se está combatiendo esta hidrología dejara de
funcionar, sería cuestión de meses o años para que se reconstituyeran los
lagos, la hidrología natural”, aseveró en la mesa efectuada a distancia en la
cual participó el director del PUEC, Javier Delgado Campos, e investigadores
del referido programa.
El
Valle de México -expuso en el encuentro académico organizado por el PUEC- se
ubica en una cuenca dinámica, compleja, que se ha transformado de manera
drástica al secarla y alterar el microclima. Originalmente, era una cuenca
cerrada, cuyas aguas no llegaban al mar, pero se realizaron diversas obras para
sacarlas.
Se
inició con la apertura del Tajo de Nochistongo, seguido por la inauguración del
Gran Canal del Desagüe en 1900; del Drenaje Profundo en 1975, y con la
construcción del Túnel Emisor Oriente inaugurado durante el sexenio del
presidente Felipe Calderón.
La recuperación de cuerpos de agua en el Valle de México debe abordarse a partir de una visión multi y transdisciplinaria, pues además de planear la cuestión hidrológica implica realizar gestiones, lograr consensos y acuerdos entre diferentes actores y niveles de gobierno, añadió el especialista.
En
tanto, Itzkuauhtli Zamora Saenz, experto en conflictos socioambientales
relacionados con el manejo del agua, coincidió en que durante el siglo XX
predominó un modelo en el Valle de México que “le dio la espalda” a sus ríos, y
en un periodo de tres a cuatro décadas se incorporaron más de 100 kilómetros de
ríos entubados como vialidades.
Este
modelo “sanitarista” buscaba expulsar el agua pluvial y fluvial lo más rápido
posible de la urbe para evitar posibles inundaciones y focos de infección
durante el estiaje; prácticamente había una percepción de que eran elementos
indeseables. El plan coexiste con otros de rehabilitación y/o recuperación
integral de estos cuerpos, afirmó el también becario posdoctoral del Instituto
de Investigaciones Sociales de la UNAM.
En el
proyecto de rescate del Río Magdalena, dijo, se consideró que podía ser punta
de lanza para acelerar la transformación del modelo “sanitarista” a uno de
recuperación integral, pero también dio lugar a un debate respecto a qué tanto
se quieren recuperar las condiciones originales de un sistema socio-ecológico
al intervenirlo.
Zamora
Saenz refirió que se puede buscar sanear el cauce de un río, o bien efectuar la
recuperación integral que implica planear a nivel de cuenca; desarrollar
proyectos multi-objetivos para evitar inundaciones; establecer plantas de
tratamiento; recuperar la vegetación, proteger manantiales; y recobrar espacios
urbanos para que el río sea de contemplación, encuentro social y desarrollo
económico.
Fuente:
UNAM