Las Labradas, en Sinaloa, un lugar ancestral de culto al sol,
se alista para recibir el verano.
Un sitio rico en petrograbados, con figuras geométricas y antropomorfas, que
pudo haber estado consagrado al solsticio, según indica Joel Santos,
investigador del INAH.
«Las antiguas figuras humanas en éxtasis que aparecen en
sus rocas, son testimonio de la consagración de este lugar al solsticio,
fenómeno más visible por su cercanía con el trópico de Cáncer, línea imaginaria
que se halla 30 kilómetros al sur», informó el instituto en un comunicado.
Y es que, entre el 20 y el 23 de junio, es observable desde ahí el punto de
detención máximo que el Sol alcanza en su ciclo anual.
«De forma simbólica, los elementos solares alusivos en las figuras
geométricas y antropomorfas representadas en los petrograbados de Las Labradas,
sugieren ritos alrededor de este momento, de forma que el astro se muestra en
su aspecto espacial y geométrico como centro, origen y lugar de convergencia;
en sus aspectos naturales: como luz, fuego, calor, movimiento ondulatorio, y
metafísicos, como objeto de contemplación, culto, adoración, exaltación y
transformación».
Dichos detalles fueron dados a conocer por Santos, director del Proyecto
Arqueológico Las Labradas, durante el ciclo de conferencias «Apropiación
social del patrimonio cultural sinaloense», transmitido por INAH TV a
través de YouTube.
Los petrograbados, ubicados en San Ignacio, Sinaloa, podrían remontarse a la
época arcaica, informó el especialista, una hipótesis que se sostendría por los
hallazgos registrados en un sitio cercano, llamado La Flor del Océano, de 60
puntas de proyectil y artefactos de piedra cuya antigüedad se estima entre 2500
y 1000 a. C.