REVERTIRÍA CONSTITUCIÓN MODELO LIBERAL DE CHILE

REVERTIRÍA CONSTITUCIÓN MODELO LIBERAL DE CHILE

Chile está a punto de reformar la estructura económica y política de su sistema de libre mercado con una nueva Constitución que eliminaría el Senado, reduciría la minería y daría amplio poder a los grupos indígenas.

Un borrador de la Constitución de 499 artículos, enterraría la Carta constitucional actual, otorgaría amplios derechos sociales y cambiaría el rumbo económico de un país considerado un modelo de desarrollo en América Latina.

«Chile no va a ser el mismo país», dijo Patricio Navia, politólogo chileno en la Universidad de Nueva York. «Esto va a ser un cambio drástico».

La versión final será presentada a Gabriel Boric, el nuevo Presidente de izquierda, en una ceremonia en julio y se votará al respecto en un referéndum en septiembre.

La Constitución otorgaría a los grupos indígenas autonomía sobre las tierras ancestrales y les permitiría crear sus propios sistemas de justicia. Las empresas mineras no serán nacionalizadas, pero la estabilidad a largo plazo consagrada en la Constitución actual para los mineros extranjeros se elimina gradualmente en la Constitución propuesta. El banco central seguiría siendo autónomo.

La nueva Carta requeriría el mismo número de hombres y mujeres en toda agencia pública. El aborto sería legal. En una cláusula vaga, se otorga a la naturaleza el derecho de ser protegida, y la Constitución proporciona salvaguardias más estrictas para los glaciares.

«Vamos a dejar atrás una Constitución que instaló un modelo neoliberal e iniciar una nueva era social y política», dijo Camila Zárate, miembro de la asamblea que redactó la Constitución. «Lo que queremos ahora es establecer nuevas reglas para que esta economía avance con justicia social, con justicia ecológica».

La redacción de una nueva Constitución ha sido controvertida en Chile. Los conservadores dicen que sus ideas nunca fueron tomadas en serio en la asamblea. Los grupos empresariales afirman que sus políticas dañarían los intereses mineros y forestales que hicieron de este país de 18 millones de habitantes el más próspero de la región. Los expertos constitucionales también señalan que la descentralización de las funciones del Gobierno -con los gobiernos regionales recibiendo el derecho a cobrar impuestos y pedir prestado- podría impulsar la corrupción, como ha sucedido en otros países latinoamericanos.

A medida que la naturaleza de largo alcance del borrador se hizo evidente para los chilenos, ha crecido la oposición. La encuestadora Cadem dijo el 22 de mayo que el 46% de los electores rechazaría la nueva Constitución en el referéndum, con un 37% aprobándola y un 17% indeciso. Si es rechazada, la Constitución actual se mantendría en su lugar en una derrota para Boric, quien apoya cambiar la Carta.

Chile se embarcó en reemplazar su Constitución actual después de que manifestaciones masivas por una variedad de agravios sociales sacudieron a la nación en el 2019.

Los partidarios de una nueva Constitución dicen que la actual es ilegítima porque se estableció durante la dictadura militar del General Augusto Pinochet. Muchos chilenos dan crédito a la Constitución actual, que fue enmendada varias veces, por sentar las bases para años de sólido crecimiento económico. La pobreza cayó del 40% al 10% en 1990, cuando Chile volvió a la democracia, ya que fuertes protecciones a la propiedad privada atrajeron a inversionistas extranjeros.

La redacción de una nueva Constitución ha avivado la incertidumbre respecto al futuro de las reglas fundamentales para gobernar la nación, llevando a empresas como la minera estadounidense Freeport-McMoRan Inc. a suspender sus inversiones. Eso se suma a los riesgos para una economía que enfrenta una recesión este año, indican los analistas, con la inflación disparándose al 10%.

Algunos chilenos mantienen la esperanza de que la nueva Constitución creará una sociedad más justa en un país que lidia con la desigualdad. Juan de Dios Paillafil, miembro de la comunidad indígena mapuche y Alcalde de un pequeño pueblo, destacó que fortalecería los derechos de los grupos nativos históricamente marginados que han batallado para recuperar el control de tierras ancestrales.

El nuevo Gobierno de Boric destaca que la nueva Constitución sería beneficiosa en un país donde una encuesta de Latinobarómetro, con sede en Santiago, mostró que la confianza en el Gobierno cayó del 65% en el 2009 al 18% en el 2020.

Mario Marcel, el Ministro de Finanzas, señaló que espera que las preocupaciones de los inversionistas disminuyan debido a que la asamblea rechazó las propuestas económicas más radicales, como la nacionalización de la industria minera.

Sin embargo, otros economistas dicen que la Constitución podría desalentar las inversiones privadas, incluso en la minería, donde la Carta actual brinda fuertes protecciones legales a las empresas que se espera que enfrenten una supervisión ambiental más estricta. Las comunidades indígenas tendrían más voz y voto sobre los proyectos de inversión cerca de sus tierras.

El Senado sería reemplazado por una cámara más débil que representaría el interior de Chile, mientras que una cámara baja del Congreso más fuerte podría legislar sobre el gasto público, que actualmente es función del Presidente. Los derechos a la vivienda, la atención médica y la educación en la nueva Constitución impulsarían el gasto, generando preocupaciones sobre la disciplina fiscal de muchos años de Chile, dijo Sergio Urzúa, economista chileno en la Universidad de Maryland.

William Snead, estratega de renta fija de BBVA en Nueva York, mencionó que la nueva Constitución corre el riesgo de debilitar la independencia del banco central a través de una disposición que permite al Congreso despedir a los directores del banco. La Carta resultaría en impuestos más altos que podrían afectar las inversiones privadas, agregó Snead.

«Eso podría conducir a una economía menos competitiva en general», consideró. «Implementar todos estos programas tiene un costo».

Aunque los inversionistas estiman que Chile mantendría su estatus de grado de inversión, su calificación probablemente bajaría, lo que resultaría en mayores costos de endeudamiento para la nación. El sistema privado de pensiones, una importante fuente de financiamiento para las empresas, pero criticado por muchos jubilados por sus bajos pagos, se debilitaría significativamente con la creación de un fondo público de pensiones.

«La gente tenderá a elegir el sistema público o administrado por el Gobierno», señaló Edgardo Sternberg, vicepresidente y gerente de cartera de deuda de mercados emergentes en Loomis Sayles, con sede en Boston. Eso, dijo, probablemente significaría «una muerte lenta del sistema privado».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *