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RECUERDAN POETAS A PAZ CON SUS VERSOS

RECUERDAN POETAS A PAZ CON SUS VERSOS

Cd. de México (02 abril 2022).- La poeta y académica Malva Flores lo describió como «el verdadero homenaje a Octavio Paz», y el tiempo le dio la razón: ¿De qué otra forma podría recordarse mejor al poeta que leyendo sus versos en el lugar donde ahora reposan sus cenizas?

Reunidos al caluroso mediodía de este sábado, en el Patio de Pasantes del Antiguo Colegio de San Ildefonso, frente al nuevo memorial para Paz diseñado por Vicente Rojo, 15 poetas de distintas generaciones fueron tomando el estrado, uno a uno, para leer un poema del homenajeado, seguido de otro propio, en un ejercicio de cariño y memoria.

«Familias: criadero de alacranes», bromearía el escritor Adolfo Castañón, arrodillado como un futbolista para la foto del recuerdo, con unos versos de «Pasado en claro» que, con humor, celebraron a esa familia poética reunida en torno a Paz.

A pocos días de que las cenizas del Nobel de Literatura y su esposa, Marie José Tramini, fueran depositadas en San Ildefonso, tras la develación de la fuente con la que Rojo conmemora el clásico paceano «Piedra de sol», se llevó a cabo la lectura, adecuadamente llamada «Poeta entre los poetas».

En el lugar donde, según ha dicho el escritor David Huerta, Paz se hizo poeta, en la antigua sede de la Escuela Nacional Preparatoria, cada uno de los autores trazó una suerte de biografía sentimental del escritor a partir de sus poemas.

Castañón, por ejemplo, eligió «Pasado en claro», un poema que él mismo editó en el Fondo de Cultura Económica (FCE), y Malva Flores, autora del reciente estudio Estrella de dos puntas. Octavio Paz y Carlos Fuentes: Crónica de una amistad, optó por el poema «Azotea».

La escritora Ana Franco, quien leyó «Palabra» y «Silencio» celebró, además, que Paz logró congregarlos a todos después de la incomunicación por la pandemia para «recuperar la carne y las miradas y las voces».

Algunos de los presentes, como la poeta Tania Favela, demostraron la amplitud de la obra de Paz, con la lectura de la prosa poética que abre el libro El mono gramático y con uno de los poemas que el mexicano tradujo de Matsuo Basho.

En uno de los momentos que más estrujaron el ánimo de los presentes, la hermana del poeta Samuel Noyola, Edith, leyó «El balcón», poema de Paz que su hermano, desaparecido desde 2008, solía leerle.

Edith Noyola recordó que Paz recibió a Samuel en su casa cuando era muy joven, lo incluyó dentro del equipo editorial de la revista Vuelta y le publicó su segundo libro Tequila con calavera, además de recomendarlo para una beca en España, atenciones que propiciaron un cariño que quedó patente en la dedicatoria de su tercer y último libro: «A la constelación Octavio Paz»

«No sé lo que mi hermano significó para Octavio, pero sí sé lo que Octavio significó para mi hermano. Octavio fue el abrazo y la aceptación a un mundo intelectual e iluminado en el cual Samuel soñó vivir desde pequeño», recordó Edith, para luego leer el poema que su hermano escribió para el Nobel, titulado, sencillamente, «Octavio».

Víctor Manuel Mendiola eligió «Entre la piedra y la flor»; Ernesto Lumbreras, «Petrificada petrificante»; Sandra Lorenzano, «Bajo tu clara sombra» y Tanya Huntington leyó «Duración», en un recorrido por la obra de Paz basado en el gusto de cada uno de los poetas.

Completaron las lecturas Anaïs Abreu, Rocío Cerón, Alicia García Bergua, Enzia Verduchi, Mardonio Carballo y Maricela Guerrero, con sus apreciaciones personales de la obra de Paz.

«Me pone muy contenta que nos hayan reunido aquí, bajo la sombra del gran árbol que es Octavio Paz», sintetizó Alicia García Bergua, quien leyó el poema «Entre irse y quedarse», del libro Árbol adentro.

Al término, en un estallido de poesía, alumnos del Centro Universitario de Teatro, estratégicamente colocados en los pisos superiores del recinto, con vista al Patio de Paseantes, sorprendieron a los presentes al exclamar, a viva voz, algunos versos de Paz, y a lanzar aviones de papel con sus palabras hacia la audiencia.

«A esta hora / los muros rojos de San Ildefonso / son negros y respiran: / sol hecho tiempo, / tiempo hecho piedra, / piedra hecho cuerpo», clamó uno de los actores los versos de «Nocturno de San Ildefonso» que están impresos en la pared del memorial a Paz en el recinto, donde se encuentra una nueva área de documentación.

En entrevista, el autor Adolfo Castañón recordó que este gesto tiene su origen en la costumbre estudiantil de Paz, y de los demás alumnos de la Escuela Nacional Preparatoria, de enviarse aviones de papel con mensajes entre ellos.

«Jugaban irrespetuosamente a enviarse avioncitos en clase, entonces este gesto no es una casualidad, es una muy feliz iniciativa de los organizadores», celebró.

Tras tomarse la foto en la que todos los poetas sonríen, Castañón advirtió una simetría afortunada.

«Diría yo que hay una especie de simetría interesante entre el entorno arquitectónico, que nosotros le estamos dando vida, y ese otro entorno arquitectónico conceptual verbal, que es el de la obra de Octavio Paz, al que le dieron vida las voces de los poetas que lo fueron reinterpretando, como dándole vida», reflexionó.

El ciclo «Octavio Paz de vuelta a San Ildefonso» continúa hasta mañana, domingo 3 de abril, con una lista de actividades que puede consultarse en el sitio www.sanildefonso.org.mx/paz/.

Antes de abandonar el lugar, los poetas amigos de Paz recogieron del piso algunos avioncitos de papel lanzados hacia el patio, como para continuar llevando los versos en su viaje de palabras por el mundo.

Otros tantos aviones, en un gesto poético y fortuito, quedaron flotando en la fuente que Vicente Rojo diseñó para Paz.

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