• Ruth
Zavala Hernández, Alba Gabriela Cabriada Jarquin y Luis Roberto Guanes García
participaron en la mesa “Sostenibilidad y Crisis Medioambiental”.
• Disertaron sobre la problemática que enfrenta
el planeta y la necesidad de modificar las políticas públicas al respecto.
La regulación climática en el mundo está
fragmentada, por lo que hay ocasiones que se logran mayores avances a nivel
local que global, lo cual implica repensar las políticas de Estado en la
materia, que incluyan la formación de ciudadanías más solidarias y
sustentables, coincidieron en señalar expertos reunidos por el Consejo
Académico del Área de las Ciencias Sociales de la UNAM.
En
el Seminario Permanente de las Ciencias Sociales. Reflexiones del Mundo
Contemporáneo desde las Ciencias Sociales: Estudios y Aportaciones, Ruth Zavala
Hernández, Alba Gabriela Cabriada Jarquin y Luis Roberto Guanes García
reflexionaron sobre los retos que las naciones, la sociedad y los empresarios
enfrentan respecto al cambio climático.
Al
participar en la mesa “Sostenibilidad y Crisis Medioambiental”, Zavala
Hernández, experta en Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, enfatizó que la regulación climática
se encuentra fragmentada a través de la gobernanza global, lo que explica por
qué en varios casos hay más avances y dinamismo a nivel subregional, respecto a
lo que se logra a nivel global.
La
doctora en Ciencias Políticas y Sociales destacó que los últimos 30 años de
negociaciones climáticas se han caracterizado por una paralización de los
actores clave, que son los mayores emisores de gases de efecto invernadero. Y
si bien se habla de responsabilidades comunes, la realidad es que las
consecuencias no son igualitarias, pues aquellas naciones con menos ingresos
son las más vulnerables y expuestas a los efectos de la crisis climática.
“Como
sabemos, somos sociedades basadas en energía, y la matriz energética mundial
actual nos dice que, todavía, el 70 por ciento de esta es aún fósil, es decir,
petróleo, gas natural y carbón. Pese a que se ha hablado mucho de cambiar la
matriz energética no se está pensando en dejar de utilizar los combustibles
fósiles sino, más bien en tener una matriz diversificada”, destacó la también
Consultora para la Organización de Estados Americanos en proyectos de
adaptación al cambio climático.
Zavala
Hernández estimó que los principales retos que enfrenta la acción contra el
cambio climático son: la politización de este fenómeno (tiempos políticos y
crisis económicas), lo que ha llevado a una ruptura entre la ciencia y la
política pública de mediano y largo plazos.
“Otro
de los desafíos es la economía de mercado donde se privilegian las ganancias de
las empresas sobre el bienestar social y la protección de la naturaleza. Hay
quienes interpretan el cambio climático como una de las externalidades de esta
economía, entonces de lo que se trataría sería de internalizar el costo
ambiental que implica el crecimiento económico”, acotó la investigadora.
Replantear
las políticas públicas
A su
vez, Alba Gabriela Cabriada Jarquin, profesora de la Facultad de Estudios
Superiores (FES) Acatlán, destacó que uno de los problemas no considerado
originalmente en las convenciones internacionales, pero que hoy en día genera
polémica por su gravedad, es el de los migrantes ambientales.
En
2015 –recordó– Nueva Zelanda deportó al migrante Ioane Teitiota, quien solicitó
asilo debido a que el cambio climático creó condiciones graves que hacen
imposible la vida en su isla natal Kiribati. El afectado argumentó ante
Derechos Humanos y la ONU que con esta acción se violó su derecho a la vida,
por lo que en enero de 2020 el organismo internacional reconoció que los países
no pueden deportar a las personas que enfrentan condiciones de vida adversas
generadas por el fenómeno ambiental.
La
también investigadora dijo: “este caso invita a la reflexión respecto a
replantear las políticas públicas, porque sería muy sencillo pensar que Nueva
Zelanda le diera la oportunidad de ser un ciudadano más; sin embargo, es
necesario pensar en las políticas de adaptación tanto para los que llegan, como
para los que reciben porque estamos frente a una condición de casos de
xenofobia o racismo que nos remite, nuevamente, a los derechos humanos”.
En
ese sentido, Cabriada Jarquin sugirió a los estados trabajar en el desarrollo
de políticas públicas que consideren las problemáticas ambientales, lo que
también llevaría a reflexionar sobre el papel del Estado y la construcción de
los nacionalismos a nivel internacional en el siglo XXI, que tenga una cultura
más solidaria y empática.
“Los
problemas que enfrentan muchas islas del Pacífico no son privativos de ellas,
hacen pensar en Reino Unido, que es una isla, e investigaciones recientes
muestran que Gales ya enfrenta el incremento del nivel del mar, lo cual hace
pensar en: ¿qué hubiera ocurrido si en el lugar de un ciudadano de Kiribati
pidiera asilo a Nueva Zelanda un ciudadano británico?”, cuestionó la experta en
Relaciones Internacionales.
Al
hacer uso de la palabra, Luis Roberto Guanes García, académico de la FES
Cuautitlán, detalló que las grandes empresas han enfrentado la presión social
por su inacción o poca actividad para combatir el cambio climático, ya sea
mediante acusaciones de prácticas laborales antiéticas, evaluaciones negativas
de entes reguladores, manifestaciones de organizaciones no gubernamentales,
además de una escasez repentina de recursos.
“Hubo
fracasos en comunidad que dependían de un trabajo; exigencias de lo que comenzó
a ser el cliente sustentable; inversionistas cada vez más interesados en la
sustentabilidad y competidores que empezaron a modificar sus prácticas, como
General Electric”, comentó.
El
maestro en Administración con orientación en Organizaciones aseveró que varias
empresas comenzaron a ubicar dónde están sus principales huellas de carbono en
su cadena de valor, así como los desperdicios, con lo que visualizan
oportunidades para cambiar.
Fuente UNAM