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Keila Vall,
Liliana Colanzi y Rafael Villegas comparten su visión sobre la narración breve
en el Encuentro Internacional de Cuentistas
Ciudad
de México, 2 de diciembre. – La concepción que Julio Cortázar tenía acerca de
los cuentos, que deben ser historias que se desarrollan hasta llegar a una
conclusión sorpresiva y contundente, como una especie de knock out, es acaso
una postura personal sobre la forma de escribir del argentino y un poco
anacrónica, coincidieron los escritores Keila Vall, Liliana Colanzi y Rafael
Villegas, quienes participaron en la segunda jornada del Encuentro
Internacional de Cuentistas de la edición 36 de la Feria internacional del
Libro de Guadalajara.
“Hay
muchas maneras de contar un cuento, y no siempre los cuentos terminan en knock
out. Los cuentos, cualquier narración, cualquier relato, de alguna manera
replican, a partir de la observación, la compenetración y la síntesis de la
realidad, una porción de esa realidad, y no siempre las cosas que pasan en la vida
tienen un cierre asombroso, también ocurre que a veces lo que pasa y tiene
significado y lo que más nos impacta en la vida, no necesariamente es tan
evidente”, respondió la venezolana Keila Vall.
Más
allá de buscar precisamente un knock out como fórmula para que el cuento
resulte, agregó, es preguntarse qué es lo que pide la historia al contarla y
cómo se puede lograr que esa historia tenga una manera eficiente de mostrar esa
parte de la realidad que se quiere narrar.
Por su
parte, la colombiana Liliana Colanzi señaló que sus cuentos no concluyen de esa
manera, pues a ella le interesa mostrar en sus historias las grietas donde la
realidad se empieza a tornar rara.
“Empezamos
a dudar de aquello que se nos da como normal, natural, y ese momento de vacilación
en el cuento, cuando se empieza a filtrar la duda, se empieza a filtrar lo
raro, lo maravilloso, lo siniestro, ese momento en que va permeando una
sensación tras otra, es el efecto inquietante que a mí me interesa generar y
que no funciona por knock out, porque el knock out te remite al golpe, a un
cambio abrupto, y a mí me gusta generar un efecto por acumulación, que se da
poco a poco hasta que termina ganando al cuento. Son diferentes maneras de
aproximarse a la escritura del cuento, y es por eso que también es difícil
hablar de una fórmula para el relato”.
El
nayarita Rafael Villegas coincidió con esa perspectiva, a la que consideró
además como una manera desfasada y masculina de escribir estas narraciones.
“Como en el medio se suele poner un cintillo en los libros de los últimos diez
años, cada seis meses sale uno que es ‘brutal, necesario, un golpe en la nuca’,
un tipo de adjetivos potentes y masculinos para decir ‘esto es lo que debes de
leer’”.
La forma de escribir de Cortázar quizá le
funcionaba a él o a sus imitadores, pero no funciona para todos los que
escriben relatos. “A diferencia de la novela, que es una especie de texto que
transcurre, el cuento sucede, es decir, es una exploración en vertical, hacia
abajo, y esa exploración vertical puede o no terminar en un gran boom hacia
abajo al final, puede no terminar en un gran descubrimiento, puede ser la
exploración misma por la exploración”.
El
Encuentro Internacional de Cuentistas se organiza desde hace 16 años en la FIL
Guadalajara; en esta edición participarán diez autores, con los que sumarán 129
desde que se celebró la primera ocasión.