·
2023 registró temperaturas globales cercanas al
límite de 1.5 °C
·
No se
habían visto tantas muertes a causa de un clima cálido como el año pasado, y no
sólo son por golpes de calor, también afecta a personas con otro tipo de
enfermedades cardiovasculares, respiratorias y neurológicas, alertó Constantino
González Salazar
Perla
Chávez / Fabiola Mendez
En días
pasados, la agencia europea de datos espaciales y climáticos Copernicus dio a
conocer que el 2023 fue el año más cálido en la historia mundial. Por su parte,
el Monitor de Sequía de México de la Conagua precisó que el nivel de sequía
aumentó 35.95 %, respecto al año anterior, lo que provocó crisis hídricas.
En 2023 se registraron temperaturas globales
cercanas al límite de 1.5 grados centígrados establecido en los Acuerdos de
París de 2015.
La media de la temperatura mundial fue de 14.98
grados centígrados, por lo que tuvo un incremento de 0.17 grados centígrados
más de lo registrado en 2016 –año que anteriormente se había establecido como
el más cálido–, y 1.48 mayor a lo que se dio en el periodo de referencia preindustrial
de 1850 a 1900, según un reporte de Copernicus.
El reporte añade que de junio a diciembre se
registraron los meses más cálidos desde que se tienen datos.
“En 2023 fue muy notorio el incremento de las
temperaturas en el mundo, la segunda mitad del año rompió todos los récords.
Esto es un reflejo de que la continua emisión de gases de efecto invernadero
sigue causando problemas ambientales, que impactan en los sistemas naturales y
en la sociedad, pues tiene efectos en la alimentación, en los recursos hídricos
y en la salud por enfermedades como el dengue, ya que el año pasado hubo
estados en los que se llegó a incrementar hasta un 300 %, asegura Constantino
González Salazar, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y
Cambio Climático.
Agrega que es una situación que evidencia que hay
un calentamiento global constante: “El año anterior debe ser un parteaguas de
que se necesita aplicar medidas o, de lo contrario, se verán repercusiones
graves en el sostenimiento de la vida del planeta”. En consecuencia,
probablemente 2024 sea más cálido que 2023.
“No se habían visto tantas muertes a causa de un
clima cálido como en 2023, y no sólo son por golpes de calor, también afecta a
personas con otro tipo de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y
neurológicas. Entonces todos estamos expuestos a estos fenómenos”, apunta
González Salazar.
Sequías
Pese a que se registraron lluvias en el noroeste
del país y en zonas puntuales del centro-norte, occidente, centro, Golfo de
México, Pacífico sur y la península de Yucatán, no se logró mitigar el riesgo
de las sequías, pues en 2023 repuntó el nivel en la última quincena de
diciembre. El Monitor de Sequía de México de la Conagua dio a conocer que en
ese periodo el 54.84 % del territorio a nivel nacional fue afectado por dicho
fenómeno, es decir, hubo un incremento del 35.95 % respecto a 2022.
Las entidades más afectadas fueron Aguascalientes,
Chihuahua, Guanajuato, Estado de México, Morelos y Querétaro, refiere el
reporte.
Respecto a lo anterior, el investigador precisa
que, posterior a las lluvias registradas, el sistema Cutzamala seguía con
niveles críticos de abastecimiento de agua, por lo que considera “hace falta
infraestructura para tratar de recuperar y aprovechar el líquido proveniente de
las lluvias, ya que la escasez de agua será una constante”.
Una de las problemáticas es que se llevan a cabo
acciones para mitigar estos fenómenos cuando las afectaciones ya son visibles y
no se trabaja desde la prevención, precisa.
“Sabemos que cada año hay un periodo de sequías, y
ante ello debemos buscar soluciones que se efectúen previamente, por ejemplo,
el año pasado en Monterrey hubo un gran periodo de falta de agua por la
extensión de las sequías, y entonces se bombardearon nubes, pero no llovió
donde se necesitaba. Entonces se llevan a cabo acciones cuando hay afectaciones
y la población ya no tiene agua”, subraya.
El investigador señala que esto impacta de manera
diferencial a la población, ya que en algunas entidades no es muy notoria la
escasez, mientras que otras pueden no reciben el recurso hídrico durante todo
un año o, por lo menos, no de forma suficiente para sus necesidades básicas.
“Cada vez son más los días secos en México,
aumentan los periodos sin lluvias, sobre todo en el norte del país, además hay
lugares con mayores lapsos de ausencia de agua y se está pronosticando que se
reduzca un 20 % la precipitación a nivel regional”, indica el especialista.
Entre mayor población haya, más incrementa la
demanda de este recurso hídrico y provocará falta de acceso al mismo, lo que
también está relacionado con la migración por la falta de recursos en regiones
rurales, razón por la que la presión hídrica de las grandes ciudades se está
intensificando.
Entonces, “es importante tomar medidas como
racionalizar el agua, distribuirla de mejor manera, renovar los sistemas de
transporte de agua y el alcantarillado, así como atender las fugas del líquido
en las que se pierde gran cantidad del recurso hídrico”.
Debemos realizar acciones colectivas para que
exista un cambio significativo.
¿Cómo podemos contribuir?
Para el investigador se tiene que comenzar desde la
separación de la basura, la disminución del uso de desechables, así como
aplicar la economía circular: utilizar, rehusar y reciclar. Además, son
importantes las políticas públicas para mitigar este problema, y aconseja que
se lleven a cabo previo a que se comiencen a ver daños a causa de dichos
fenómenos.
Se debe reducir también el uso del automóvil, sería
indicado evitar que viaje una sola persona; pero debido a lo complicado que es
compartir el vehículo personal, se tienen que implementar otras medidas en los
transportes públicos masivos y que éstos respondan a las necesidades de los
usuarios, hace hincapié el experto en cambio climático.
“El consumismo es algo que contribuye mucho, por
ejemplo, antes una televisión duraba más de 10 años, actualmente las personas
renuevan sus pantallas cada 12 meses debido a las promociones o descuentos.
Debemos modificar y hacer conciencia sobre nuestro modo de consumir”, menciona.
Dichas acciones deben ser colectivas a fin de que
exista un cambio significativo, pero para que eso ocurra tenemos que comenzar
por nosotros mismos modificando hábitos, estilos de vida y reduciendo la forma
de sobreexplotar los recursos naturales; porque si nosotros fuimos la causa
podemos ser la solución, puntualiza.
“Realizando estos cambios poco a poco se hará
conciencia colectiva de que estamos contribuyendo a disminuir la emisión de
gases efecto invernadero, y de que si no se tiene un ambiente saludable, la
población tampoco lo será”, finaliza.
FUENTE:
UNAM