Angela Janayna Mendoza
Parada
Agencia Reforma
Ciudad de México 28 septiembre
2023.- «No he dejado de sorprenderme de lo que hace la gente en nombre de
la religión», dijo el juez Ronald S. Coen al leer la sentencia de 16 años
de prisión para el líder de la iglesia La Luz del Mundo, Naasón Joaquín García,
quien abusó sexualmente de fieles de su congregación sistemáticamente.
La perplejidad del juez fue
mayúscula al oír cómo las demandantes eran convencidas de servir a cualquier
atrocidad que Naasón pedía, escudado por un presunto derecho divino, pues se
presentaba como Dios en la Tierra, igual que lo habían sido su padre y su
abuelo.
La historia del culto inició
en 1926 y tras casi 100 años, la iglesia se expandió tanto que llegó a reportar
5 millones de fieles.
Pero, como expresa una de las
víctimas en el documental La Oscuridad de la Luz del Mundo, que se estrena este
jueves en Netflix, aquel que consideraban el lugar más seguro fue donde
vivieron los peores abusos.
Durante cerca de dos años y
medio, el equipo encabezado por Carlos Pérez Osorio, Ivonne Gutiérrez y Laura
Woldenberg (Las Tres Muertes de Marisela Escobedo) se dio a la tarea de
acercarse directamente a las personas para escuchar testimonios y poder contar
la historia de forma compleja.
«Fue un proceso largo, de
establecer confianza con las sobrevivientes y las personas que están en el
documental, porque es un caso muy delicado que tenía un reto adicional: la
historia estaba viva, seguía sucediendo, no estaba claro cuándo o si iba a
existir un juicio
«Siempre tuvimos a
nuestro lado a una organización que trabaja violencia de género y violencia
sexual infantil», recordó Pérez Osorio, el director, en entrevista.
Los realizadores destacaron
que a su consideración, la forma correcta de contar la historia era de mano de
las víctimas y las personas que habían sufrido los abusos de los líderes de la
congregación.
Pero, acotaron, incluso en las
propias mujeres que fueron abusadas, encontraron casos donde ellas se narran
también como victimarias por su grado de implicación.
De hecho, los cineastas no
filmaron en un único momento, sino que lo dividieron en nueve cortes para poder
incluir distintas voces, pues también querían saber qué pensaban miembros de la
congregación, aparentemente ajenos a los abusos.
«Uno de los reclamos de
la iglesia es que casi nadie los iba a visitar, pero mucha gente escribía de
ellos. Nosotros nos dimos a la tarea de realmente pasar tiempo ahí, entender la
doctrina, a la gente y nos encontramos con personas maravillosas.
«Nuestros documentales
también se basan en entender que la congregación y el liderato de la iglesia
pueden ser cosas diferentes», remarcó Pérez Osorio.