Por Edgar Hernández*
¡El OPLE listo para consumar una
elección de Estado!
Falta más de un año, pero en la
aldea chaira ya se encendieron los focos rojos.
Veamos:
Si los números electorales no
mienten y nos quedamos con que en el 2018 Cuitláhuac García ganó la
gubernatura, gracias al “Efecto Peje”, con un millón 667 mil 239 sufragios,
ello no quiso decir que los votos de los perdedores no significaran una
apretada disputa que hoy cobra relevante dimensión ante la propuesta de alianza
de la oposición partidista.
En ese 2018, el PAN con Miguel
Angel Yunes Márquez, se llevó un millón 553 mil 938 sufragios, mientras Pepe
528 mil 663.
En tanto, el PRD alcanzó 375 mil
y el repunte comicial de MC dio para su causa 283 mil votos que arrojan una
sumatoria de 2 millones 740 mil 601 sufragios que de cara al 2024, hacen
previsible -vía “Alianza por Veracruz”- la derrota Morena.
Consideremos, sin embargo, que
una elección no es igual a la otra y que los tiempos y decisiones se ratifican
gracias al buen gobierno, la seguridad pública garantizada y la honestidad del
gobernante y sus equiperos.
¿Pero?
Si el de Cuitláhuac, en casi 5
años, ha sido el cuarto peor gobernador de la República, que los veracruzanos
están hasta la madre de sus ocurrencias y desatinos; que no se le perdona la
entrega de Veracruz a siete Cárteles, sumado el nepotismo y fortunas
inexplicables, entonces ¿quién votaría por ese continuismo?
¿De verdad Cuitláhuac, para
garantizar la gubernatura en favor de su causa, entregaría buenas cuentas a los
veracruzanos, cuando dos tercios de su gobierno han sido abusos de poder,
subejercicios que rebasan los 12 mil millones de pesos y cero obra pública?
¿Acaso los veracruzanos nos
volcaremos en las urnas en junio del año próximo para votar por Morena, a
sabiendas que estamos en tercer lugar nacional en feminicidios, primero el
asesinato de periodistas y en serio riesgo de que llegue otro un iletrado,
resentido, amargoso y peleado con la vida como Cuitláhuac?
Vaya… ¿Seríamos capaces de
entregar del nuevo el poder a otro de su misma calaña o, incluso, una candidata
que -pa´cabarla de chingar- es zacatecana?
Son muchos los factores en
contra.
Y eso lo sabe el Cui, su flota,
las aldeas chairas que lo combaten y Palacio Nacional.
Morena vía encuestas internas y
consultas ciudadanas en directo, ya trae el pulso del derrumbe.
Ya se dieron cuenta del
crecimiento exponencial del aspirante Pepe Yunes.
Por ello la urgencia de preparar
desde ahora el tamal del fraude. Su plan “B” aldeano, para alcanzar la victoria
electoral a la mala.
La chairiza con el dinero del
gobierno, intentarán repetir la dosis del 2021 cuando las elecciones
intermedias, en las cuales se aprovechó al aparato electoral OPLE, las
rapacerías de la “Operación Carrusel”, la complicidad de la Guardia Nacional y
las amenazas a la población de los Carteles, todo con el objetivo logrado de
inhibir el voto y evitando que la gente saliera a votar para ganar en el papel.
La del 2021 representó, en
efecto, un aplastante éxito en las urnas, pero en los hechos no fue más que una
escalada de prácticas fraudulentas ante la ausencia del sufragio masivo
sustituido por el voto clientelar.
Fue una elección de maquillaje.
Una trampa vía compra del voto,
acarreo de personas de la tercera edad amenazadas con quitarles el apoyo
económico, así como el acarreo familiar con la advertencia de retirarles los
programas sociales si no cooperaban.
Su “histórica votación” fue de
fotocopia ¿dónde hemos escuchado eso?
Una jornada que, sin embargo, dio
lugar a que López Obrador calificara a Cuitláhuac de bendito, de honesto (sic)
y “una fortuna para los veracruzanos que Cuitláhuac sea su gobernador
(recontrasic)”.
La elección del 2021 quedaría en
los hechos bajó sospecha al colocar en primer lugar como cómplice al organismo
electoral de Veracruz, OPLE que ha dado repetidas muestras de entreguismo.
De un vergonzoso sometimiento al
mandato del Secretario de Gobierno, Eric Cisneros, quien tiene a sus pies a la
presidenta del organismo Marisol Delgadillo Morales, dispuesta hasta amordazar
a la prensa a un chasquido de dedos del patrón.
Le siguen, como apuntamos arriba,
las fuerzas armadas, los carteles, los alcaldes morenos y los ediles emanados
de la oposición que a cada elección son amenazados con ser investigados por
ORFIS.
Es esa suma también quedan
anotados los matacuaces de los partidos políticos que migran al menor pestañeo
de quien ven en ventaja.
Acaso por ello el recurso al que
apelan los partidos PAN-PRI-MC-PRD es que para este 2024 la ciudadanía ataje el
fraude electoral; que salga a votar para que en votación mayoritaria e
histórica se derrote al abstencionismo.
Hoy de cara al fracaso de Morena,
se requiere que la ciudadanía se manifieste en las urnas para borrar de una vez
y para siempre el proyecto del engaño para dar paso a un gobierno de coalición
en donde la ciudadanía marque la ruta.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo