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El entrenador rosarino se hará cargo
del plantel celeste camino a la Copa Mundial de la FIFA de 2026
La
Asociación Uruguaya de Fútbol anunció la contratación de Marcelo Bielsa como
nuevo entrenador de la selección mayor de Uruguay para el camino a la Copa
Mundial de la FIFA Canadá, Estados Unidos y México 2026.
El
rosarino tomará las riendas de un plantel tras su pasaje por Leeds, club en el que
dirigió entre junio de 2018 y febrero de 2022. En este período, dentro de los
puntos más destacados se encuentran el ascenso a la Premier League para la
temporada 2020 -2021 tras quedarse con el título de la English Football
League Championship (segunda división).
Previo
a su pasaje por el fútbol inglés, Bielsa tuvo una amplia trayectoria a nivel de
clubes. En Francia dirigió a Lille y Marsella, en España se hizo cargo de
los planteles principales de Athletic Bilbao y Espanyol de Barcelona, mientras que en México fue técnico de América y Atlas.
En
Argentina, durante sus primeros años como jefe de equipo en Primera División,
pasó por Newell’s Old Boys, institución en la que es uno de los máximos ídolos,
donde fue campeón de la temporada 1990-1991 y el Torneo Clausura 1992, y Vélez
Sarsfield , a quien llevó a la consagración del Clausura 1998.
A
nivel de selecciones, Uruguay será su tercera experiencia ya que de 1998 a 2004
se orientó a su país, con el que participó de la Copa Mundial de la FIFA
Corea-Japón 2002, y entre 2007 y 2011 fue técnico de Chile, uno de los cinco
representantes de la CONMEBOL en la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010.
En su etapa como futbolista,
se desempeñó como defensa y apenas jugó 5 años, aproximadamente, en la década
del ’70. Allí defendió a Newell’s, Instituto de Córdoba y Argentino de
Rosario.
Marcelo Bielsa llega a una selección que se está despidiendo de la generación Suárez, Cavani y Godín y le está dando entrada a la de Valverde, Darwin y Araujo.
Su firma no son los títulos, son opcionales. Su marca será que cambiará no solo la cultura del club sino de todo el país.
«El éxito es deformante, relaja,
engaña, nos vuelve peores, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros
mismos. El fracaso es todo lo contrario: es formativo, nos vuelve sólidos, nos
acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes”, dice Marcelo.
