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El
historiador del arte Luis-Martín Lozano rememoró en conferencia a la artista
jalisciense, en el Museo de Arte Moderno
Ciudad de México, 27
de octubre. – Cuando María Izquierdo fue contratada por el entonces regente de
la capital mexicana, Javier Rojo Gómez, para realizar un mural en las escaleras
principales del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, cuyo tema tenía que versar
sobre la historia y el desarrollo de la Ciudad de México, desarrolló un
proyecto en el que “las mujeres tienen un papel fundamental. Esta fue la punta
de lanza de todos los problemas”.
Comentó lo
anterior el investigador Luis Martín Lozano, historiador del arte y curador de
arte moderno y contemporáneo, durante la conferencia que le dedicó a la artista
jalisciense, el martes 26 de octubre en el Museo de Arte Moderno (MAM), como
parte del ciclo de charlas que la Red de Museos del Inbal realiza en el
contexto de las celebraciones por los 100 años del Muralismo Mexicano.
Durante su
ponencia María Izquierdo y el arte mexicano recordó que ella no solo fue la
primera mujer mexicana cuya obra se expuso y se cotizó en el extranjero, sino
que ya gozaba con la capacidad, la experiencia, el talento y el prestigio para
realizar un mural.
Mencionó que “hay
fotografías que prueban a María Izquierdo trabajando sobre los muros”, y
compartió algunos problemas a los cuales se enfrentaba, por ejemplo, los
andamios se aflojaban de la noche a la mañana. “Tras bambalinas, lo que se
buscaba era cancelar el proyecto”, expresó el estudioso, quien expuso que en un
primer momento su mural estaba dedicado a las artes, éstas representadas por
musas (mujeres) y a la historia de la Ciudad de México, enfocada en la
actividad de las mujeres.
«Los
argumentos de la cancelación fueron que no había condiciones de seguridad para
realizar el mural y que la temática distaba de ser una historia compartida.
Ella se defiende, pero no logra recuperar el proyecto. Enfrenta
administrativamente al regente de la ciudad y le pide una indemnización por el
desprestigio.
“Los ataques
crecieron no solo respecto a la viabilidad de los murales, sino que pusieron en
entredicho toda su trayectoria. La signan como una pintora menor, folclorista,
que no sabían dibujar”. Al final se vio derrotada, pero con el apoyo de María
Asúnsolo efectuó dos tableros transportables del mural: La tragedia y La
música, los cuales hoy se pueden visitar en la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La vida de la
jalisciense estuvo llena de luchas. Nació el 30 de octubre de 1902. En la
capital mexicana se inscribe en la Escuela Nacional de Bellas Artes y toma
clases de pintura con Germán Gedovios; gracias a su formación previa participa
en las Escuelas de Pintura al Aire Libre bajo la guía de Alfredo Ramos
Martínez, como constata una foto de 1927. Al año siguiente, Izquierdo gana su
primer premio de pintura en un concurso convocado por el periódico La Prensa.
Diego Rivera, como
director de la Academia de San Carlos, destaca el trabajo de la entonces alumna
María Izquierdo “por encima de los demás y esta valoración le granjea la
oportunidad de tener su primera exposición individual, en 1929, en la Galería
de Arte Moderno del Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes, para la cual
Rivera escribe el texto de presentación”.
La galería
dirigida por Carlos Mérida y Carlos Orozco Romero adquiere la pintura
Naturaleza muerta (con cepillo de dientes) (1928), para formar el primer acervo
de arte moderno, obra que actualmente resguarda el MAM.
El especialista
comentó que ella fue una de las cuatro primeras artistas elegidas para
conformar un acervo nacional, lo cual subraya la contundencia de su trabajo,
que fue visto y valorado como algo alterno a lo que se hacía, pues la suya era
una pintura por el amor a la pintura, sin contenidos dogmáticos, ni históricos
ni nacionalistas, y que se trataba de los retos de la construcción pictórica.
“Su propuesta se
distinguía de las Escuelas de Pintura al Aire Libre, del movimiento proarte
mexicano, del movimiento estridentista, del método de Best Maugard, del
movimiento muralista. Ella tuvo una línea singular dentro de un lenguaje de
modernidad en las artes