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Debido a que su
cerebro aún no ha alcanzado la plena madurez, tienen problemas de impulsividad;
además, suelen no prever las consecuencias de sus acciones a largo plazo
Por: Roberto
Gutiérrez Alcalá
CDMX, 14
de febrero de 2023. – Aunque la adicción a las redes sociales todavía no
representa un problema de salud pública en nuestro país, porque el número de
casos no es significativo, podría crecer y desbordarse en el futuro si no se
pondera correctamente y no se toman las medidas necesarias para prevenirla.
De
acuerdo con Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología, una
adicción es una conducta compulsiva con una pérdida del control de la tasa
limitante que busca lo que produce placer. “En este sentido, las hay a
sustancias químicas, como el alcohol, la cocaína, la heroína y las anfetaminas,
pero también a ciertas actividades como el juego, el sexo, el trabajo y las
redes sociales, entre otras”, añade.
¿Cómo
se sabe si un individuo está en riesgo de desarrollar una adicción? Al
respecto, el académico responde: “No es uno, sino son varios los signos que
permiten establecer esto. Si alguien interrumpe sus actividades cotidianas para
dedicarse exclusivamente a la que le proporciona placer; si no es capaz de
alejar ésta de su mente; si muestra desapego hacia otras actividades que antes
realizaba, como practicar algún deporte, ir al cine o leer un libro; si no
duerme bien y experimenta una irritabilidad persistente; si baja su rendimiento
escolar o laboral, y si comienza a justificar su comportamiento y a tener
problemas de interacción social por culpa de éste, puede decirse que está cerca
de volverse un adicto.”
Regulación, necesaria
Por lo
que se refiere específicamente a la adicción a las redes sociales, la población
en riesgo es la que está integrada, sobre todo, por individuos de 12 a 18 años,
es decir, por adolescentes.
“Debido
a que su cerebro aún no ha alcanzado la plena madurez, los adolescentes tienen
problemas de impulsividad; además, no pueden prever a largo plazo las
consecuencias de sus acciones. Esto genera las condiciones idóneas para que
corran peligro frente a las adicciones. De ahí que, al principio, con la
finalidad de engancharlos, los narcomenudistas les ofrezcan gratis muchas
drogas de abuso. En cuanto a las redes sociales, como resultan muy importantes
para los adolescentes, éstos también pueden engancharse fácilmente a ellas en
una conducta compulsiva.”
De
acuerdo con Sánchez Castillo, para encarar con éxito el reto que implican las
redes sociales, la sociedad en su conjunto debe aceptar que, frente a ellas,
tiene una corresponsabilidad.
“No
podemos satanizarlas porque, per se, no causan adicción. Lo que lo hace es la
interacción entre el sujeto, ellas y el ambiente. Les tenemos miedo a –o
hablamos mal de– Facebook, Instagram y TikTok, pero deberíamos pensar que
nosotros, como sociedad, somos los que les proporcionamos un celular, una
tablet o una computadora a nuestros adolescentes y les permitimos pasar tanto
tiempo en esas redes sociales. Si un joven pasa 8 horas al día en Facebook,
Instagram y/o TikTok, significa que no ha habido una buena supervisión por
parte de quienes están a cargo de él. Hay que darnos cuenta de que el celular,
la tablet y la computadora no son niñeras al cuidado de nuestros hijos e hijas.
Por tanto, habría que empezar a regular estos dispositivos electrónicos de una
manera más clara, porque se ha observado que su uso constante puede
desencadenar en ellos cambios en la morfología del cerebro, en los procesos
atencionales y en los procesos de toma de decisiones”, abunda.
Ayuda profesional
Como
ya se dijo, los casos de adicción a las redes sociales son hoy por hoy muy
pocos en México. Sin embargo, si alguien detecta que su hijo o hija pasa
demasiado tiempo en ellas, no quiere hacer otra cosa, no puede conciliar el
sueño, está irritable, tiene un bajo rendimiento escolar, ya no se relaciona
con los demás, debe considerar que quizás éstos son avisos de una obsesión que
podría derivar en una adicción.
“Lo
más recomendable es acudir a un profesional de la salud mental.
Afortunadamente, las facultades de Psicología y de Medicina de la UNAM cuentan
con diversos centros de atención. También es posible buscar ayuda en los
institutos nacionales de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz y de Neurología y
Neurocirugía Manuel Velasco Suárez, y en los Centros de Atención Primaria en
Adicciones. La salud mental es fundamental. Así como vamos con un ortopedista
cuando nos rompemos un brazo, debemos acudir con un profesional de la salud
mental cuando aparece un proceso de adicción”, finaliza el académico
universitario.
Fuente:
UNAM