· Alice Poma indaga
la relación entre ese estado de satisfacción y la mercantilización de las
emociones
·
México se ubica en el sitio 46 de las naciones “más felices”, según el Informe
Mundial de la Felicidad, proyecto internacional de investigación de la ONU
En la mayoría de los países
industrializados del hemisferio norte se pretende imponer un enfoque de lo que
se denomina felicidad “vinculada al individualismo y no como una construcción
colectiva”, revelan avances de los estudios realizados por Alice Poma, del
Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM
“Esto puede
refrendarse en iniciativas como la continua mercantilización de las emociones y
de la vida íntima, para responder a solicitudes de empresas que requieren
vender sus productos”, añadió la universitaria en entrevista.
Por ejemplo, estas
jornadas conocidas como blue monday y yellow day (el
día más triste y el día más feliz del año, respectivamente) “son construcciones
del capitalismo que no tienen rigurosidad científica alguna”. En contraste, la
felicidad se construye a partir de un enfoque sociocultural.
No obstante, indicó
la investigadora, lo que están haciendo desde la psicología positiva (la cual
estudia cómo alcanzar un funcionamiento humano óptimo y cuáles son las
herramientas y estrategias para lograr una vida feliz), es una imposición:
trabajar la felicidad, sus índices, formas, mediciones, al grado que hay
quienes le denominan “la tiranía de la felicidad”, debido a que la gente tiene
que asumirse feliz y de no hacerlo, debe sentirse culpable.
En palabras de la
también docente en los posgrados de Ciencias de la Sostenibilidad, así como en
Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, la felicidad es el resultado de algo
individual y un producto colectivo.
“Tiene que ser una
construcción social y agrupada, podemos y tenemos que serlo, pero considerando
que para ser feliz hay que disminuir la desigualdad, por ejemplo”, mencionó
Poma.
La psicología
positiva considera que “la felicidad es salud mental”, quienes no se sienten
felices están “enfermos” y entonces se patologizan las emociones que se asumen
como negativas.
“Nosotros hablamos
de emociones desagradables, porque en realidad la tristeza, la preocupación, la
ansiedad, también son indicadores de salud mental debido a que vivimos en un
mundo que tiene problemas muy complejos, como ambientales, de desigualdad,
etcétera”, precisó.
La también
integrante del Sistema Nacional de Investigadores afirmó que dentro de esta
presunta imposición de felicidad -que solo es mercantilizada y sirve para
vender productos- para quienes la impulsan es una panacea, porque su búsqueda
es como el crecimiento económico ilimitado, nunca termina, entonces han creado
negocios redondos como las prácticas del mindfulness (atención
plena), el coaching (persona que asesora a otra) y hasta
ciertos tipos de terapias donde la gente que no se siente feliz, lo “logra”.
Sin culpa
La imposición de un
concepto de felicidad ha sido registrada por algunas autoras a partir de los
años 70 del siglo pasado, la cual, en opinión de Alice Poma, crea en la
población demasiada culpa, agobio, ansiedad, por no ser felices como quieren
que lo seamos.
La universitaria
citó el libro “Happycratie” (Happycracia), de los autores Edgar Cabanas y Eva
Illouz, en el cual, dijo, se explica claramente “cómo la felicidad neoliberal
está vinculada al individualismo, al narcisismo de la cultura occidental
capitalista y cómo se ha impuesto a toda la población mundial”.
Por ello, “creo que una de las cosas que se hace desde la sociología de las
emociones es apuntar a la reflexión alrededor de lo que sentimos, de volver a
ser conscientes y dueñas y dueños de nuestras emociones, y pensar por qué nos
sentimos de cierta manera, hacia quién, cómo lo hemos construido y, sobre todo,
no asumirnos culpables por no percibir lo que nos dicen que deberíamos de
sentir”.
Las naciones “más
felices” hasta 2023, según el Informe Mundial de la Felicidad (World Happiness
Report), proyecto internacional de investigación de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) para evaluar la calidad de vida en 137 países, el cual
considera el producto interno bruto per cápita; la esperanza de
vida; datos del apoyo social a los ciudadanos y de la observancia de las
libertades civiles; el nivel de la percepción de la corrupción; y la
participación de la población en la filantropía, son:
Finlandia,
Dinamarca, Islandia, Israel, Países Bajos, Suecia, Noruega, Suiza, Luxemburgo y
Nueva Zelanda. México se ubica en el sitio 46; al final del ranking se
encuentra Afganistán.