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El derecho
a la libertad religiosa es constitutivo de las sociedades democráticas, afirmó
Jorge Traslosheros Hernández
CDMX, 20 de enero de 2023. – La
religión es la manifestación cultural más trascendente que ha conocido la
humanidad; reconocer la enorme diversidad religiosa es distinguir la riqueza
cultural que esta representa, aseveró el académico del Instituto de
Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, Jorge Traslosheros Hernández.
Hoy en día el diálogo interreligioso
es uno de los elementos más importantes para configurar una convivencia pacífica
a nivel internacional y construir sociedades democráticas, señaló el experto
universitario en ocasión del Día Mundial de las Religiones, que se celebró el
domingo pasado.
“Hay
un derecho humano que no es un fenómeno religioso: el de la libertad de
religión y es constitutivo de una sociedad democrática, pues estas no pueden
existir sin esa libertad y la libre convivencia pacífica de las distintas
manifestaciones culturales”.
La libertad religiosa, abundó el
doctor en Estudios Latinoamericanos, va más allá de la simple tolerancia, por
eso es tan trascendente este Día Mundial, pues si bien celebra el gran fenómeno
religioso, esta vocación por la importancia que tenemos los seres humanos,
reconoce también una enorme diversidad religiosa y el diálogo interreligioso
para la convivencia pacífica.
Una muestra de este diálogo son los
encuentros de Asís, Italia, que se realizan a partir de 1986 -a iniciativa del
Papa Juan Pablo II- y anualmente reúnen a líderes de cultos politeístas,
animistas, místicos, monoteístas de todo el mundo, a favor de la paz.
Estado laico
En México hay cerca de 250
religiones, de acuerdo con la Clasificación de Religiones 2020, elaborada por
el Instituto Nacional de Geografía y Estadística.
Además, el Censo Nacional de
Población y Vivienda 2020 reveló que 77
por ciento de la población se declara católica, 11.2 protestante o cristiano
evangélico, 0.2 por ciento de otra religión, 2.5 creyente sin alguna
adscripción religiosa, y 8.1 por ciento sin religión.
El experto universitario explicó que,
a lo largo de la historia, en México hemos construido, poco a poco, mecanismos
para tener mayor libertad religiosa; un elemento clave ha sido tener un Estado
laico que permite que las religiones tengan mayor posibilidad de desarrollo
como parte de la sociedad civil.
“El
Estado tiene que ser laico y neutral y posibilitar las diferentes
manifestaciones para que la sociedad, que no es laica, se desarrolle en
libertad y en un marco de paz, justicia y orden”, enfatizó.
Traslosheros Hernández detalló que en
el país predomina un indo-cristianismo afecto a la ritualidad, a la imagen y a
la manifestación pública.
Asimismo, recordó que a principios
del siglo XX hubo una persecución contra el catolicismo en el país, pero
afortunadamente la expansión de la democracia y los estudios históricos han
permitido tomar conciencia de que en una sociedad como la mexicana, plural y
diversa, existen religiones de distinta índole.
“La
función de un Estado de derecho es tutelar los derechos humanos y uno de los
más importantes es el derecho a la libertad religiosa. Nosotros estamos en
proceso de construir realmente un marco de libertad religiosa. Aún tenemos
muchos retos, entre ellos, aprender que en el espacio público la religión está
en derecho a manifestarse cualquiera que esta sea”, insistió.
Hasta 2013, subrayó, se estableció en
la Constitución -por primera vez- el derecho a la libertad de religión y fue un
debate álgido. “Tenemos que aprender, como sociedad, a dialogar entre nosotros
y comprender que la libertad religiosa a su vez gestiona muchas otras
libertades”.
Fundamento de la cultura
El experto del IIH refirió que la
religión y el rito religioso están en el fundamento de la cultura humana. Por
ejemplo, en las excavaciones arqueológicas y antropológicas se muestra la
conciencia de la muerte, la vida, del ser y “la posibilidad de un más allá”.
La religión, prosiguió, es una
experiencia totalizante de la experiencia humana y la ritualidad se proyecta en
múltiples manifestaciones, por ejemplo, en el arte en general: música, poesía,
literatura (sea de tradición oral o escrita).
Su fuerza también ha sido importante
a lo largo de la historia y para la creación de cultura debido a que está
vinculada a la tradición que se compone de varios elementos: el actor que la
transmite, la generación que la recibe, la actualiza a su propia realidad y la
repropone a la siguiente generación. “Así, la religión trae consigo una
herencia cultural muy poderosa y al mismo tiempo se actualiza constantemente”,
apuntó.
Las religiones se caracterizan por
basarse en el hecho fundacional y la distinción entre lo sagrado y lo profano.
Lo sagrado se manifiesta en todos los elementos culturales y se observa más
claramente en los centros rituales, llámense templo, iglesia, mezquita, entre
otros.
“Siempre
hay un umbral que, al pasarlo, nos coloca en el terreno de lo sagrado. Hay
muchas religiones que solo permiten el ingreso a los líderes religiosos, a los
especialistas rituales, a los sacerdotes, chamanes, líderes teológicos. También
cambia la normatividad. Las reglas por las cuales se rige la comunidad frente a
lo sagrado no son necesariamente las mismas que frente a lo profano”,
añadió.
Son innumerables las religiones que
se practican: las místicas, en las que el hecho religioso llamado Dios no se
menciona y no se personaliza, pero se intuye. Son, principalmente, las
vinculadas al budismo. “Que no se le llame Dios no significa que no se tenga la
idea de trascendencia y un principio creador”, comentó el universitario.
Las animistas son aquellas en las
cuales a los líderes suele llamárseles chamanes y se basan en la idea de que
todo cuanto existe está animado por un principio divino. Entre ellas están las
religiones africanas.
Las prehispánicas forman parte de las
politeístas, en las que se cree que existe una potencia en todas las
cuestiones. Hay un principio divino que domina las distintas manifestaciones.
También el hinduismo entra en este grupo.
Además, están las monoteístas que se
distinguen porque la imagen de Dios es la de una persona y entre ellas se
cuentan la tradición cristiana, la judía y la musulmana. “Cada una de estas
tiene muchas manifestaciones a su interior, y son las que tienen mayor
presencia en el mundo”.
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Fuente: UNAM