Cd. de México, 22 mayo 2022.- Uno de cada tres adultos, previene la
doctora Yolanda Cervantes, tendrá herpes zóster en algún momento de su vida.
Y usted podría pensarse libre de riesgo, pues tiene una sola pareja sexual o
siempre usa protección durante sus relaciones. Solo que este herpes es de otro
tipo, ajeno completamente al ejercicio de su sexualidad.
«Es cierto que la sola palabra lleva a la idea de las enfermedades de
transmisión sexual. Pero, para diferenciarlo claramente, (el herpes zóster) no
tiene nada que ver con un contexto sexual», remarca en entrevista
Cervantes, pediatra infectóloga, para quien la distinción resulta importante a
la hora de generar conciencia sobre el padecimiento.
De hecho, la raíz de esta enfermedad es
mucho más común y frecuente, al grado que pareciera que muy pocos estarían
exentos de padecerla. En realidad basta con haber tenido varicela zóster, virus
que permanece en el organismo de quienes se han infectado, para enfrentar la
posibilidad de que el patógeno se reactive y ocasione este otro padecimiento.
«El que te haya dado varicela es el riesgo o el factor más importante para
que te dé herpes zóster», refrenda Cervantes, directora médica de
Investigación, Desarrollo Clínico y Vacunas de Glaxo Smith Kline (GSK) México,
farmacéutica que desarrolló una vacuna recombinante para prevenir esta forma de
herpes.
«Cuando se toman muestras de suero a personas adultas en Estados Unidos,
más del 90 por ciento tienen anticuerpos (para varicela zóster). Y esto es muy
similar a lo que sucede en nuestro País, donde también sabemos que la
posibilidad de haber padecido varicela en la infancia es muy alta. Es una
enfermedad muy contagiosa».
Tras una infección primaria, este virus puede permanecer durante toda la vida
de la persona en estado latente en los nervios de los ganglios sensoriales
-aquellos que van de la médula espinal a distintas partes del cuerpo, y que
llevan los estímulos sensitivos a todo el organismo-.
Al reactivarse, la persona puede sufrir dolor de cabeza, fiebre, dolor muscular
y reacciones dérmicas diversas, como erupciones vesiculares dolorosas.
«Generalmente, toma un dermatoma, que así se llaman estas secciones de
nervios donde se reactiva el virus, y salen estas vesículas o bombitas de agua
a lo largo de ese dermatoma. Son muy dolorosas y pueden dejar una complicación
muy importante que es la neuralgia posherpética», detalla la especialista.
«Es decir, que cuando ya pasen estas ronchitas o estas bombitas de agua
que se generaron en ese dermatoma y que generaron mucho dolor, después pueden
dejar este dolor por mucho tiempo, muchos años, e incluso puede ser a veces
incapacitante».
Si bien dicha neuralgia posherpética es la más común de las complicaciones de esta
enfermedad, también puede ocasionar accidente cerebrovascular, sobreinfección
bacteriana, parálisis o daño de fibras y células nerviosas.
«(Puede haber) afectación del nervio óptico, y entonces ocasionar la
pérdida de la visión; o daño del nervio auditivo, y con ello la pérdida de la
audición», añade Cervantes. «Realmente no tiene una preferencia este
virus de dónde reactivarse; lo puede hacer en cualquiera de estos dermatomas de
nuestro organismo».
REACTIVAR LAS DEFENSAS
En México, la incidencia del herpes zóster es de alrededor de 220 mil casos al
año, aunque en mayores de 75 años alcanza los 10 casos por cada mil personas;
mientras que en personas con VIH llega a ser de casi 30 casos por cada mil
personas al año.
Con todo y sus complicaciones de gravedad y altas cifras de incidencia, el
herpes zóster en realidad puede prevenirse, subraya la experta de GSK México,
refiriendo la vacuna que han desarrollado, recientemente autorizada de la
Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para
su uso en hombres y mujeres a partir de los 50 años.
En este caso, la edad es un punto clave. Y es que, tal como lo explica
Cervantes, generalmente arriba de los 50 años el riesgo de padecer herpes
zóster es mayor a causa de la disminución progresiva y esperada de la capacidad
inmunológica asociada al envejecimiento -o inmunosenescencia-.
De ahí que su vacuna, previamente registrada y en uso en otros países del
mundo, tenga como objetivo reactivar la respuesta del sistema inmune en contra
del virus de la varicela zóster, de una forma similar a como funcionan algunas
de las vacunas para prevenir el Covid-19.
«No estamos inyectando el virus como tal. Como lo hemos visto en las
vacunas contra Covid-19, se toma una parte, una proteína en específico que
despierta esta respuesta de anticuerpos o de defensas en las personas»,
expone la especialista con más de dos décadas de experiencia en investigación y
desarrollo clínico de vacunas.
«Una particularidad importante es que se suma lo que se conoce como
sistema adyuvante, que lo que hace es contribuir a tener una mejor respuesta de
anticuerpos», continúa. «Combinando esta proteína (del virus) más el
sistema adyuvante, esto hace que el organismo lo identifique como extraño
cuando nos lo aplican, y se genera el desarrollo de defensas o de anticuerpos a
largo plazo».
ALTERNATIVA CONTRA EL RIESGO
Sin embargo sólo la población mayor de 50 años podría beneficiarse con la
protección de este biológico, sino también los mayores de 18 años con
padecimientos y condiciones que comprometen el sistema inmune, como cáncer,
VIH, esclerosis múltiple, artritis reumatoide o trasplantes de órganos y médula
ósea.
«Esa es otra parte de la buena noticia. (La vacuna) será particularmente
favorable para estas personas que antes no tenían una posibilidad de
protegerse, y que se sabe que tienen un mayor riesgo de padecer herpes
zóster», celebra Cervantes.
De dos dosis de aplicación intramuscular en el hombro, la vacuna cuenta con una
eficacia por arriba del 90 por ciento, de acuerdo con los estudios clínicos
-iniciados hace poco más de una década en México-, con la expectativa de no ser
necesario un refuerzo.
A decir de Cervantes, se estima que la vacuna comience a circular a inicios de
2023, inicialmente en el sector privado, pero con miras a que esté al acceso
público a las millones de personas en riesgo.
«Se espera que esto sea un trabajo en conjunto con las autoridades, y que
pueda dar un beneficio a largo plazo», comenta la especialista, quien
confía en el cambio de mentalidad de la gente sobre la importancia de la
vacunación en adultos, luego de lo vivido este último par de años de pandemia.
«Nos hicimos conscientes de que también somos grupos de riesgo, que
también en algunas circunstancias somos los adultos, o los adultos mayores, los
primeros que hay que cubrir por el riesgo, como pasó con Covid. Realmente se
afianzó el concepto de vacunación en adultos», concluye.