Pedro Peñaloza
“Cuando
los ricos declaran la guerra,
son
los pobres los que mueren”.
Jean-Paul
Sartre
El ciudadano López Obrador les
ha otorgado a las fuerzas castrenses mucho dinero para, según se dice en los
documentos oficiales, “pacificar el país”. Sin embargo, la correlación anunciada
no corresponde con la realidad. El presupuesto asignado a los militares y
marinos refleja la fetichización que se ha hecho de ellos. Y es una idea que se
ha machacado continuamente en el imaginario social convertido ya en el eje de
una supuesta nueva política Criminológica del gobierno.
Veamos algunas cifras para
ilustrar dónde estamos: en 2021 se destinó para la “función de la seguridad
pública”, llamado así por el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la
Federación, un total de 108 mil millones 642 mil pesos. Para 2022 disminuyó a
86 mil millones de pesos. En 2023, el salto fue impresionante, ya que con la
incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional el
presupuesto fue de ¡179 mil millones de pesos! Porque la Guardia Nacional tuvo
un incremento de 14.5 veces más respecto del 2020, año de su creación, que era
de 4 mil millones 668 mil pesos. Es decir, los diputados le asignaron, por
instrucciones del habitante de Palacio Nacional, la millonaria cifra de 67 mil
millones de pesos. Con ello, la Sedena ejerce un presupuesto altísimo sin que
nadie vigile el uso transparente del gasto. Claro, algún cínico dirá que se
hace desde sus órganos internos.
Queda claro que, aún con este
presupuesto, las fuerzas militares no han podido contener la ola de delitos y
violencias que se viven en gran parte del territorio nacional, ya que su
presencia es únicamente simbólica y cosmética. Además de los voluminosos
recursos presupuestales que se les han otorgado, los militares ahora poseen instituciones
del Estado (aeropuertos, puertos y diversas concesiones) con sus consiguientes
dividendos económicos.
Ahora, gracias a los millones
de documentos hackeados a la Sedena por el colectivo “Guacamaya”, se sabe que
existe un plan para adquirir 16 drones y un sistema de vigilancia aérea Horus,
así como una plataforma de monitoreo, intervención de comunicaciones privadas e
implementos diversos de geolocalización y sistemas de seguimiento de redes
sociales. Para ello, se utilizarían 50 mil millones de pesos (Proceso, 2402).
Con lo anterior, queda claro
que se está construyendo un sistema de seguridad e inteligencia monopolizado
por la élite del ejército y el presidente. ¿A qué juega AMLO?, ¿busca un
sistema de dominación castrense, de control político y de pactos con la
delincuencia organizada?
Esta
“izquierda” es de cuidado. ¡Fuera máscaras!
@pedro_penaloz