La Suprema Corte de Justicia invalidó la facultad
discrecional del Presidente de la República para disponer, a su conveniencia,
de recursos ahorrados por medidas de austeridad.
Por 9 votos contra 2, el Pleno de la Corte anuló ayer una parte del artículo 61
de la Ley Federal de Austeridad Republicana (LFAR), en un párrafo que permite
que los recursos ahorrados por medidas de austeridad sean destinados a lo que
«por decreto determine el Titular del Ejecutivo».
Lo anterior, según la mayoría de Ministros, viola la facultad Constitucional de
la Cámara de Diputados de autorizar el Presupuesto de Egresos.
«(La flexibilidad en las normas presupuestarias) no puede llegar al
extremo de que la Cámara de Diputados renuncie a su facultad exclusiva de
determinar el destino y el monto del gasto público federal, delegando esa
facultad en el Ejecutivo, pues con ello frustra la función que la Constitución
le atribuye en exclusiva: ejercer un control democrático efectivo sobre el
gasto público federal», afirma la sentencia.
En 2021, el Gobierno federal gastó 510 mil millones de pesos por encima de lo
originalmente presupuestado -el 60 por ciento, para apoyos a Pemex y la
Refinería de Dos Bocas-, pero no está claro si de esta cantidad algún
porcentaje provino de ahorros por medidas de austeridad.
El Ministro Javier Laynez destacó que, desde 1997, se han hecho reformas
legales en materia de control presupuestal para acotar la discrecionalidad del
Ejecutivo, y que desde hace años se ha previsto que los ahorros generados por
eficiencias sean destinados por los ejecutores del gasto para los programas ya
aprobados por la Cámara de Diputados.
«La diferencia en este caso es que es totalmente abierta la facultad. Eso
permitiría financiar subsidios, programas, acciones, obras que hubiesen sido
rechazados por la Cámara de Diputados. Es inconstitucional porque es una
facultad totalmente abierta», agregó.
Tres Ministros incluso votaron por la invalidez total del articulo 61; es
decir, también por la parte que autoriza a los ejecutores del gasto para
utilizar los ahorros en programas ya aprobados, o previstos en el Plan Nacional
de Desarrollo.
Las Ministras Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz fueron las únicas disidentes.
Las medidas de la LFAR incluyen la restricción de uso de aeronaves oficiales
para asuntos de seguridad, salud o protección civil; la prohibición de comprar
vehículos o mobiliario de lujo, así como de remodelar oficinas con fines
estéticos; la contratación de seguros de gastos médicos mayores, ahorro o
separación individualizada, entre otras.
Si bien las dependencias federales rinden, a partir de 2020, informes anuales
por separado sobre sus ahorros por austeridad republicana, el Ejecutivo no ha
expedido algún decreto para disponer de estos fondos.