Se aprobó el día de ayer en la Unión Europea una ley que prohíba a partir de 2035 vender automóviles
que emitan dióxido de carbono.
Los ministros de energía de los países pertenecen a la UE,
estuvieron a favor de la ley con 23 votos a favor la abstención fue de Rumanía,
Bulgaria e Italia y el voto en contra de Polonia.
Alemania
votó a favor, después de que la Comisión Europea y Berlín llegaran a un acuerdo
este fin de semana.
Estos
combustibles artificiales y actualmente muy caros-se producen a partir de
hidrógeno verde y dióxido de carbono y, en teoría, resultan climáticamente
neutrales porque solo emiten el CO2.
En un
trámite formal en la aprobación final de la normativa a inicios de marzo, Berlín paralizó
la ley porque el tercer partido de la coalición de Gobierno de Alemania, los
liberales del FDP, reclamaron más claridad sobre los electrocombustibles.
El
motor no cambiaría respecto al de un coche con motor de combustión actual, pero
sí lo haría la electrónica, de forma que el vehículo rechace arrancar si se ha
cargado el tanque con combustible tradicional.
El
acuerdo final permite sacar adelante una pieza clave de la política climática
de la UE en la transición a una economía descarbonizada tras una maniobra que
no ha gustado ni a la Comisión ni a muchos de los países de la UE.
El
acuerdo deja fuera a los biocarburantes (obtenidos a partir de biomasa vegetal)
porque siempre tendrán huella de carbono derivada de las prácticas agrícolas.
Tal
acuerdo le parece muy “restrictivo” a Italia, por lo que ha pedido que la
Comisión incluya los biocombustibles en el camino legal para buscar hueco a los
combustibles sintéticos.
La legislación europea, en todo caso, está orientada hacia el motor eléctrico y las pilas de hidrógeno, al ser las únicas tecnologías actualmente escalables.
