«Fue una inconsciencia de mi parte. ¡No quiero pensar en
las críticas negativas que se vienen!», dice, con humor, Darío Grandinetti.
El actor, uno de los más aclamados de Hispanoamérica, se refiere a haber
aceptado participar en Santa Evita, adaptación de la aclamada
novela de Tomás Eloy Martínez publicada en 1995. Coproducido por la mexicana
Salma Hayek, el proyecto es uno de los más esperados del año, pero no está
exento de una irremediable polémica.
Grandinetti, muso de cineastas como Pedro Almodóvar y Eliseo Subiela, encarna
en la serie a uno de los principales mitos argentinos del siglo 20: Juan Domingo
Perón. Tres veces Presidente de
aquel país y padre de su mayor movimiento político (popular y nacionalista), el
general es una figura que divide. Amado y odiado por decenas de millones.
«La caracterización no me requirió algo complicado, el trabajo estuvo en
la interpretación», dice Grandinetti, breve y con cuidado. La producción,
aclara, no le permite revelar demasiados detalles.
«Santa Evita», libro del que se han vendido más de 10 millones de
copias, amalgama realidad y ficción para explorar la relación entre Juan
Domingo y Eva Perón (Natalia Oreiro), la actriz y filántropa que se convirtió en
su Primera Dama y, con el tiempo, en un ícono de la cultura pop.
El eje de la narración, sin embargo, será el destino del cadáver embalsamado de
la llamada «Abanderada de los Humildes», fallecida en 1953 víctima
del cáncer cervical. Sus restos serán secuestrados por la dictadura militar que
derrocó al general para, así, negarles el entierro y su consecuente
politización.
Ganador de la Concha de Plata en San Sebastián, Grandinetti se jacta de que se
trata de un proyecto de altos vuelos. Y señala que ya espera las metrallas de
críticas que se avecinan cuando Star+ estrene Santa Evita en los
próximos meses.
«La novela es estupenda, fantástica, muy buena. Fue un gran acierto
adaptarla, mirar esta historia, por parte de los productores, por parte de
Salma Hayek.
«Estoy muy orgulloso de haber hecho al general. La crítica política no me
preocupa. Sí, hay mucho antiperonista en Argentina, y estamos preparados para
eso. Pero espero que se valore el trabajo, cómo se comenta la historia».
Si bien el contenido podrá levantar escozor, difícilmente incomodará el aspecto
formal de la producción. Dividido en siete episodios, fue dirigido por
Alejandro Maci (Los que Aman, Odian) y Rodrigo García (Albert Nobbs).
La participación de García es simbólica, pues se trata del hijo del
desaparecido Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Una loa del
colombiano acompañó varias ediciones de «Santa Evita»: «Aquí
está, por fin, la novela que siempre quise leer».
Para Grandinetti, Santa Evita refrenda la convicción de que el
cine o las series iberoamericanas no deben ser émulos de Hollywood. Los
creadores, subraya, deberían mirar hacia dentro de la región para inspirarse.
«Siempre fue complicado hallar buenas historias, es extraño que no haya
más historias que nos cuenten a nosotros, sí tenemos una tendencia a copiar
cosas que ocurren afuera, pero bueno, si nos juntáramos más sería más fácil.
Treintañero clásico
Hace 30 años, se estrenó en cines un clásico de la región. El Lado
Oscuro del Corazón, del fallecido cineasta Eliseo Subiela, se convirtió en
una referencia para toda una generación y, llena de versos de Mario Benedetti y
Juan Gelman, la hechizó con el duende de la poesía.
«Tengo muchos recuerdos, entrañables todos, de esa película. Me falta
Eliseo, nos falta, que se fue hace un tiempito. Fue un gran amigo, con quien
trabajé muy a gusto, con quien crecí y aprendí y me divertí. Nos divertimos
mucho haciendo El Lado Oscuro del Corazón«.