Francisco
Morales
Agencia
Reforma
Ciudad
de México 17 octubre 2023.- Con una reflexión histórica sobre la vigencia de la
conferencia «La política como vocación», de Max Weber, el historiador
mexicano Enrique Krauze ingresó a la Real Academia de Ciencias Morales y
Políticas (RACMYP) de España.
En una ceremonia llevada a cabo este martes en
la sede de la corporación, la Casa y Torre de los Lujanes, el edificio civil
más antiguo de Madrid, Krauze tomó posesión como Académico Honorario.
Fundada en 1857, la institución describió a su
nuevo integrante como un intelectual que se ha «destacado por su defensa
de la democracia y valores liberales, así como por su denuncia del populismo y
autoritarismo».
Esta convicción fue refrendada por Krauze en
su discurso de ingreso, titulado El realismo trágico de Max Weber, una lectura
histórica y biográfica de la circunstancia en la que el sociólogo alemán dictó
su célebre conferencia.
«Cuyo contenido ha llegado hasta nuestros
días como una advertencia sobre los peligros convergentes, mil veces
comprobados, de la demagogia, los liderazgos carismáticos, y los fanatismos
ideológicos», expuso.
Dictada en Múnich el 28 de enero de 1919, ante
la Unión de Estudiantes Libres de Baviera, «La política como
vocación» plantea las perdurables ideas de Weber sobre la verdad que media
entre la política y la ética.
«(Para Weber), la genuina vocación
política suponía abrazar con pasión una causa, pero hacerlo sin vanidad ni
desbordamientos, con mesura y un atento sentido de la responsabilidad»,
expuso Krauze.
«Sólo un político así merecía poner su
mano en la rueda de la historia. No era el caso de los demagogos que, actuando
bajo una ética absoluta, sólo se sienten responsables de que flamee la llama de
la convicción», abundó.
En un discurso que fue elogiado por la hondura
de sus reflexiones y su capacidad de síntesis, Krauze calificó a la fugaz
Revolución de Múnich como un episodio con una densidad histórica sin par.
«Fue el escenario donde se ensayó el
siglo 20», apuntó sobre la Múnich de ese momento histórico, cuando Weber
dictó su conferencia.
En esa encrucijada histórica, posterior a la
Primera Guerra Mundial, Weber alertó sobre el proceder político de los
demagogos, revolucionarios y pacifistas de ese momento.
«Él lo que ofrecía, lo que abría, es una
vía práctica, apasionada pero realista, para actuar sin sensaciones románticas,
con fortaleza interna, en defensa de los más altos valores humanos; en eso
consistía la ética de la responsabilidad», definió el historiador.
En este retrato del político ideal -cuya
descripción, estimó Krauze, correspondía al propio Weber-, el intelectual
definió el núcleo de su pensamiento.
«El origen último de la actitud de Max
Weber era un ‘realismo trágico’. Desde joven, supo que no le estaba dado el
hechizo de la religión, ni de la ideología. A Weber, que comprendía ese
hechizo, y que quizá hasta lo añoraba, el mundo le incitaba la vocación
inversa: deshacer el hechizo», reflexionó el académico.
«Si algo caracterizaba este tejido humano,
era la inevitabilidad del conflicto. Frente a ella, la vocación más alta que
Max Weber podía concebir era la vocación política, porque ninguna otra llegaba,
como ella, al núcleo trágico de la vida y porque, ejercida con dignidad y con
altura, podía tocar a las personas, a la calidad moral, a la nobleza de su
existencia», ahondó.
Asimismo, en «La política como
vocación», el intelectual alemán alertó sobre los aciagos tiempos por
venir, una advertencia que terminó por confirmarse en los años que siguieron.
«La conferencia de Max Weber, hace poco
más de 100 años, nunca perderá vigencia; yo diría que hoy menos que nunca. Max
Weber hizo su parte en defender los fueros de la objetividad y la
responsabilidad en la política, hoy más necesarios que nunca», elogió
Krauze.
Tal vez esa «noche polar» de la que
alertaba Weber, según el historiador mexicano, se trataba de los totalitarismos
del siglo 20 que estaban por acontecer.
«Sólo los espíritus heroicos, dijo,
ayudarían a remontarla. Por fortuna, no faltaron en las democracias de
Occidente en el siglo 20, héroes como él, que se atrevieron a ver de frente la
urdimbre trágica de la historia y consigo trajeron el alba», concluyó
Krauze.
«Y yo me pregunto, señoras y señores,
¿dónde están ahora esos héroes? ¿Dónde están ahora esos héroes en esta nueva
noche? Muchas gracias», terminó su discurso, ante el aplauso unánime de la
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Elogian
al pensador y editor
En su respuesta al discurso de ingreso de
Enrique Krauze, el sociólogo Emilio Lamo de Espinosa destacó tres dimensiones
de la labor intelectual del nuevo Académico Honorario: una académica, otra como
editor y una última activista democrático.
Sobre la primera de ellas, entre sus más de 20
libros publicados, destacó como su obra maestra la Trilogía Histórica de
México, compuesta por Siglo de caudillos, Biografía del poder y La presidencia
imperial.
Abordó también su labor como editor en las
revistas Plural y Vuelta, así como la fundación de la revista Letras Libres,
desde la que, elogió, se ha convertido en un promotor incansable de la difusión
de la cultura y el pensamiento crítico.
«Finalmente, Enrique Krauze es un
intelectual radicalmente independiente, comprometido con su país y con su
tiempo, que ha defendido los valores democráticos, liberales y humanistas
frente a los autoritarismos, populismos y dogmatismos de izquierdas o de
derechas», describió Lamo de Espinosa.
«Y sigue haciéndolo, ahora, por ejemplo,
en viva polémica con el Presidente de su país», abundó.
El sociólogo también hizo referencia a un
artículo publicado por Krauze en las páginas de REFORMA, en medio de lo que
llamó tiempos confusos tanto para México como para España.
«No sé cuánto durará la nueva presidencia
imperial, no sé cuándo lograremos consolidar una presidencia institucional,
pero en todos los casos habrá que seguir diciendo ‘No’ al poder, en particular
al poder absoluto en manos del presidente en turno», citó a Krauze.
En respuesta al discurso del Académico
Honorario, Lamo de Espinosa hizo una comparación entre el pensamiento de Weber
y el de Krauze.
«Como Weber, sabe que la ciencia social
es total. No es historia, o economía, o sociología, sino todo eso al tiempo, es
sintética y sólo fluye después de muchas lecturas y muchas disciplinas»,
calificó.
«Como Weber, Krauze es liberal, y coloca
al individuo en el centro de su pensamiento; como a Weber, le ha interesado el
liderazgo carismático de los años revolucionarios de su país, por los que
siente, como Weber, fascinación y repulsa», declaró.
Para cerrar el acto protocolario, el
Presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, el politólogo y
abogado Benigno Pendás, recurrió a la Oración fúnebre de Pericles, recreada por
Tucídides, para resumir la tarea vital de Enrique Krauze.
«‘Una confianza audaz en la libertad’, yo
creo que eso es una muy buena síntesis de lo que significa su obra»,
saludó.
Un
vínculo indestructible
Considerado por la Real Academia de Ciencias
Morales y Políticas como uno de los intelectuales que más ha defendido la unión
cultural entre México y España, Enrique Krauze comenzó la ceremonia de ingreso
a la corporación con una promesa.
«Quiero dejarles patente la seguridad de
que haré mi mayor esfuerzo por seguir vinculando la cultura, la literatura, la
poesía, las humanidades, las ciencias de España y México con ese vínculo
indestructible que nunca se ha roto, pero que nunca debió haberse siquiera
vulnerado. Empeño mi palabra en eso», declaró.
En su respuesta al discurso de ingreso, el
sociólogo Emilio Lamo de Espinosa destacó el alcance de estas palabras.
«Krauze, sin duda, es uno de los pocos,
poquísimos, intelectuales latinoamericanos de alcance continental e, incluso,
transatlántico», aquilató.