La selección mexicana de fútbol quedó a deber a
los aficionados que fueron al Estadio Azteca, luego de un partido que terminó
con un gris empate sin goles ante Estados Unidos, con lo que suma cuatro
encuentros sin victoria ante la selección de las Barras y las estrellas, con lo
que mantiene en suspenso su boleto a Qatar 2022.
Con este empate, Estados Unidos y México continúan
igualados con 22 unidades, siendo el segundo y el tercero de la clasificatoria
de Concacaf a la Copa del Mundo.
A lo largo de 90 minutos, la selección azteca tuvo
falta de contundencia a pesar de las numerosas llegadas y también descuidos que
por poco eran gol, pero gracias a la oportuna intervención del arquero Paco
Memo Ochoa, se evitó la derrota.
El conjunto estadounidense arrancó con mayor
ímpetu y posesión de balón, sin embargo, fueron el Chucky y Jiménez los que
provocaron los primeros alaridos del público en las gradas.
De a poco, el Tri encontró la compostura,
Zimmerman se convirtió en el zaguero más activo del encuentro ante los
constantes centros de Sánchez y Lozano. Robinson condicionó a la última línea
cuando vio el cartón amarillo tras una dura entrada sobre Jiménez.
El partido no otorgó concesiones, aunque Estados
Unidos evidenció sus carencias defensivas a balón parado luego de que Johan
Vásquez estuviera cerca de anotar. Montes también tuvo su oportunidad con un
remate qué pasó cerca de la portería de Zack Steffen.
Pero fue Ochoa el que en más de una ocasión se
vistió de héroe. El balón le llegó sin mayor problema y ante la nula marca
tricolor, a Yunus Musah, quien impactó de primera con el pie izquierdo. El
grito de gol de la porra del conjunto de las barras y las estrellas se ahogó
gracias a la oportuna intervención de Paco Memo.
El hombre en el espejo, Christian Pulisic, erró de
igual manera, el centro de Tim Weah fue preciso, pero el del Chelsea prefirió
fusilar a quemarropa a Ochoa en lugar de colocar el esférico, el guardameta
mexicano paró el disparo con el pecho.
En menos de 10 minutos Raúl Jiménez fue el
protagonista de dos jugadas clave, primero un cabezazo que no logró trascender
y después una jugada dentro del área que el público reclamó como penal sobre el
delantero del Wolverhampton, pero Mario Escobar, silbante del encuentro decretó
lo contrario.
A pesar de que la igualada no era un mal resultado
para los de las barras y las estrellas, siguieron buscando el gol. El reloj se
consumía, el grito de “sí se puede” inundó el Azteca, seguido del “fuera Tata”,
y el infame grito de “puto”, que hasta entonces no se había hecho presente. El
partido estaba para cualquier bando. México no bajó los brazos, algunas
llegadas más inquietaron la zona de peligro de Estados Unidos, pero el gol no
cayó.