En el vuelo de regreso de Sudán del Sur, el Papa, el Arzobispo de
Canterbury y el Moderador de la Iglesia de Escocia hablan con los periodistas.
Francisco habló de Benedicto XVI: «Su muerte fue instrumentalizada por la
gente de partido y no por la Iglesia, él no estaba amargado por lo que yo hice».
Y sobre los homosexuales: «Criminalizarlos es una injusticia».
Vatican News
«El mundo entero está en guerra, en autodestrucción, ¡paremos a
tiempo!». El Papa Francisco, junto al Arzobispo de Canterbury, Justin
Welby, y el Moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, Ian
Greenshields, habla con los periodistas en el vuelo de regreso de Sudán del
Sur. Los tres, en muchos casos, responden conjuntamente a las preguntas.
Es una oportunidad para Francisco no sólo de reiterar la
«injusticia» de la criminalización de los homosexuales, sino también
de hablar de la muerte del Papa emérito Benedicto XVI, cuyo fallecimiento el 31
de diciembre estuvo acompañado de reconstrucciones polémicas que lo enfrentaban
a su sucesor: «Su muerte fue instrumentalizada» por personas
«del partido y no de la Iglesia». El Papa también explicó que su
predecesor, al que consultó varias veces a lo largo de los años, «no
estaba amargado por lo que hice».
Al inicio, Francisco reiteró que «éste era un viaje ecuménico»
y por eso «quise que los dos estuvieran presentes en la rueda de
prensa». Especialmente el Arzobispo de Canterbury, que tiene un historial
de años en este «camino hacia la reconciliación» en Sudán del Sur.
WELBY
En enero de 2014 mi esposa y yo visitamos Sudán del Sur como parte de un
viaje a la Comunión Anglicana, y al llegar el arzobispo nos pidió que fuéramos
a una ciudad llamada Bor, la guerra civil había iniciado desde hace 5 semanas
en ese momento y era muy feroz. Cuando llegamos a Bor en el aeropuerto estaban
los primeros cadáveres en la puerta, había 5.000 cadáveres sin enterrar en Bor
en ese momento, estaban las Naciones Unidas, fuimos a la Catedral donde todos
los sacerdotes habían sido asesinados y las esposas violadas y asesinadas. Era
una situación horrible. De camino a casa, tanto mi mujer como yo sentimos una
profunda llamada a ver qué podíamos hacer para apoyar al pueblo de Sudán del
Sur y, desde entonces, en uno de los encuentros periódicos que tengo el
privilegio de mantener con el Papa Francisco, hablamos mucho sobre Sudán del
Sur y desarrollamos la idea de un retiro en el Vaticano. Mi equipo en Lambeth y
el Vaticano trabajaron juntos, visitaron Sudán del Sur en 2016, trabajaron en
el terreno y colaboraron con los líderes para intentar organizar esta visita.
Mi esposa trabajaba con mujeres líderes de la comunidad y esposas de obispos.
Visitamos a líderes en el exilio en Uganda. En 2018 quedó claro que existía la
posibilidad de una visita a principios de 2019 y lo conseguimos, y fue un
milagro que sucediera. Uno de los dos vicepresidentes estaba en Jartum bajo
arresto domiciliario; recuerdo que 36 horas antes, en el aparcamiento de un
colegio de Nottingham, hablé con el Secretario General de la ONU para que le
expidiera un visado, cosa que hizo brillantemente, y consiguió que el
vicepresidente se marchara justo antes de que se cerrara el espacio aéreo por
un golpe de Estado. El momento crucial (punto álgido) del encuentro del 2019
fue, por supuesto, el inolvidable gesto del Papa arrodillándose y besando los pies
de los líderes para suplicar por la paz, y ellos trataron de impedírselo. Fue
un momento extraordinario. Tuvimos duras discusiones, pero al final se
comprometieron en renovar el acuerdo de paz y creo que el momento del Papa fue
el momento clave, el punto de inflexión. Pero como dice un entrenador, eres
buen jugador hasta el próximo partido. Y el covid aplazó el siguiente partido.
Creo que el resultado fue la pérdida de impulso. Cuando acudimos a esta visita,
los equipos seguían trabajando, pero tenían menos confianza que en 2019. Pero
terminé esta visita con un profundo sentimiento de aliento, no tanto porque
hubiera un cambio de dirección (breaktrhough), sino porque existía la
sensación, como dijo el Papa, de corazón que habla al corazón. No es a nivel
intelectual que ha habido contacto en las diversas reuniones, el corazón ha
hablado al corazón. Y hay un impulso a nivel medio y popular, y lo que
necesitamos ahora es un cambio serio de actitud por parte de los líderes. Deben
aceptar un proceso que conduzca a una transición pacífica. Les hemos dicho
públicamente que debe haber un esfuerzo anticorrupción y anticontrabando para
contrarrestar el enorme arsenal de armas. Para ello habrá que seguir trabajando
juntos, con el Vaticano y con la Troika, para conseguir que esta puerta
abierta, que no está tan abierta como me gustaría, pero está abierta, se abra
de par en par y se avance. En dos años habrá elecciones, necesitamos avances
serios para finales de 2023.
GREENSHIELDS
Mi experiencia es muy diferente, era la primera vez que iba a Sudán del
Sur, pero mi predecesor ya estuvo allí y encontró situaciones vulnerables. La
reconciliación fue el núcleo del encuentro que celebramos en 2015. Como iglesia
presbiteriana, ayudamos a los refugiados sudsudaneses. En este viaje, como ya
se ha dicho, se dijo la verdad desde el corazón. La situación está clara: los
hechos hablan más que las palabras. El Gobierno nos ha invitado a la sala y nos
hemos comprometido a hacer todo lo posible para cambiar esta situación,
reunirnos con nuestros socios, ¿? y ahora pedimos a quienes pueden marcar la
diferencia que inicien urgentemente el proceso.
Jean-Baptiste Malenge (RTCE-Radio Catolique Elikya
ASBL)
Santo Padre, hace tiempo que deseaba visitar la
RDC… ha visto la alegría… qué importancia tuvo el acuerdo firmado en 2016
entre la Santa Sede y la RDC sobre educación y sanidad….
PAPA
No conozco ese acuerdo, está el Secretario de Estado que puede dar una
opinión. Sé que en los últimos tiempos había un acuerdo en camino. No puedo
responder a eso. Tampoco se la diferencia del nuevo que está en camino, estas
cosas las hace la Secretaría de Estado, o Gallagher y son buenos pactando por
el bien de todos. Vi allí, en el Congo, tantas ganas de avanzar, tanta cultura.
Antes de llegar aquí, hace unos meses, tuve una reunión vía zoom con
universitarios africanos muy inteligentes, tienen gente de inteligencia
superior, es una de vuestras riquezas, jóvenes inteligentes y tienen que
hacerles sitio, no les cierren las puertas. Tienen tantas riquezas naturales
que atraen a la gente a venir a explotar el Congo, perdón por la palabra.
Existe esta idea. África debe ser explotada. Alguien dice, no sé si es verdad,
que los países que tenían colonias dieron la independencia desde el suelo hasta
arriba, no por abajo, vienen a por minerales. Pero la idea de que África hay
que explotarla hay que quitarla. Y hablando de explotación me llama la
atención. Da dolor el problema del Oriente. Tuve un encuentro con víctimas de
esa guerra, heridos, amputados, tanto dolor, todo para llevarse las riquezas,
no está bien, no está bien. El Congo tiene tantas posibilidades.
WELBY
No conozco bien Oriente, mi mujer trabajaba con mujeres en conflicto,
pero en 2018 he viajado mucho, justo antes de covid, y concuerdo de corazón con
lo que dijo Su Santidad: Hay que ser claros, el Congo no es el patio de recreo
de las grandes potencias, todo por las ganancias de las pequeñas empresas
mineras, que actúan de forma irresponsable con la minería artesanal, el uso de
niños soldados, los secuestros, las violaciones a gran escala, y simplemente
están expoliando el país, que debería ser uno de los más ricos sobre la faz de
la tierra, capaz de ayudar al resto de África. El país ha sido torturado, se le
ha dado independencia política técnicamente, pero no independencia económica.
Durante el ébola, formamos a pastores para hacer frente al ébola, la Iglesia
hace un trabajo extraordinario, la Iglesia Católica hace un trabajo
extraordinario, el proyecto de los Grandes Lagos es maravilloso, pero las
grandes potencias tienen que decir: África y en particular el Congo tienen
tantos de esos recursos que el resto del mundo necesita si el resto del mundo
quiere hacer una transición ecológica, y salvar al planeta del cambio
climático, que la única manera de hacerlo es no cubrirnos las manos de sangre,
buscar la paz del Congo y no su prosperidad.
GREENSHIELDS
Mi experiencia en los países en desarrollo es que, para promover el
desarrollo, hay que reconocer los derechos de las mujeres y, en particular, de
las jóvenes.