Rodolfo G. Zubieta                               

Agencia Reforma

Ciudad de México 5 diciembre 2024.- Ya lo afirmaba André Breton, ya lo pintaba Dalí, ya lo filmaba Buñuel. Los latinos tenemos una naturalidad para el surrealismo, por todo aquello que empape la realidad, de sueños. En Latinoamérica, tenemos una afición por el absurdo y la contradicción.

 Y justamente este jueves llega una película surrealista: El Jockey.

 Argentina, época actual. Remo Manfredini (Nahuel Pérez Bicayart) es un jockey que se alista para su siguiente carrera. ¿Su preparación? Suplementos para caballos, mezclados con whisky y un cigarro. Todo para estar a tiro y pesar, solamente, 55 kilitos. El hipódromo está presto, che.

Este filme que representa a Argentina para el Óscar, inicia de forma insólita, para después, retomar como un relato lineal: una historia sobre un jockey a merced de un mafioso de apellido Sirena (un fabuloso Giménez Cacho), quien, además de manejar jockeys, colecciona bebés como quien colecciona peluches.

 Y en ese tenor va el resto de la historia -las esperanzas puestas en un jockey-yonqui estrella- en la que surgen momentos tan abruptos como absurdos.

Cuando nos topamos con una trama así, intentamos dar una explicación lógica a lo que vemos. Encontramos (¿inventamos?) simbolismos y aventuramos teorías sobre los personajes.

 Ahí está Nahuel Pérez Biscayart, quien interpreta bien a un Remo de ojo saltón, lacónico y ojeroso. Úrsula Corberó da vida a Abril, una jockey sexy y seca. Giménez Cacho se roba cada una de sus escenas.

 Pero realmente las actuaciones están ahí para dar forma a un concepto estético; para acompañar unos encuadres curiosos y enjutos, una fotografía que aprovecha bien sus recursos.

 Y muy probablemente, aunque tratemos de dar sentido a lo que vemos, la intención del director, al estilo surrealista, es revolvernos. En esta cinta no hay un significado claro. Esto puede ser un plus o un vil descaro.

EL JOCKEY

Dos estrellas y media

 Dirige: Luis Ortega

 Actúan: Nahuel Pérez Biscayart, Úrsula Corberó, Daniel Giménez Cacho.

 Duración: 97 min.

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