El hielo es un gran
aliado para los corredores y para todos quienes hacen actividad física intensa,
no sólo porque ayuda a regular la temperatura corporal, también porque incide
en la recuperación de las lesiones, por tener un efecto analgésico.
Al terminar una
carrera, generalmente se recurre a bolsitas con hielo para colocar en la nuca o
masajear las piernas, desde los muslos hasta los talones, para desinflamarlas y
provocar sensación de relajación y bienestar.
Si bien es la opción
inmediata que se tiene al cruzar la meta -más cuando se trata de un 21K o un
maratón-, hoy en día se cuenta con la crioterapia en cabinas para ayudar a los
músculos para reducir la inflamación y ayudar en su recuperación.
Sin embargo, estas
terapias deben estar controladas y supervisadas por un especialista, advierte
la directora de Medicina del Deporte de la Dirección del Deporte Universitario
de la UNAM, Cristina Rodríguez.
«El objetivo
principal de la crioterapia es para disminuir la inflamación, hace que los
vasos sanguíneos se contraigan y eso ayuda a que el edema disminuya; además,
tiene une efecto analgésico importante y se usa muchísimo para el manejo
inicial de una lesión
«Todo mundo ha
visto que, cuando un jugador termina su partido, lo primero que se hace es
ponerle hielo en bolsitas, geles fríos o la inmersión del pie en una cubeta con
hielo entre 15 u 20 minutos cada dos o tres horas, y es que ésta es para el
manejo de lesiones que puede ser de cualquier diagnóstico: fractura, esguince o
lesión muscular», explica la especialista.
Estas cabinas de frío,
como suele llamárseles, actúan en todo el cuerpo, pero, en el caso de los
corredores, se requiere poner más atención en las extremidades inferiores, y
por eso la opción es la crioterapia de inmersión.
«Otra modalidad es
la inmersión en tinas (llenas de hielo) y que se utilizan mucho después de
entrenamientos intensos, como jugadores de futbol americano o maratonistas,
ente otros. El objetivo es el mismo: disminuir la inflación, relajar los
músculos y un poco de tratamiento de analgesia», apuntó Rodríguez.
Antes de ingresar a una
cabina de crioterapia debes poner atención a lo siguiente:
– Tu tolerancia al frío
o a situaciones extremas.
– La reacción de tu
piel a los cambios bruscos de temperatura. Las personas de tez clara son más
sensibles.
– No tener heridas,
escoriaciones o ampollas sangrantes, pues el frío propicia mayor impacto en la
piel y puede ser contraproducente.