Con su originalidad, estilo, desarrollo de personajes y
tensión narrativa, los k-dramas se han convertido en la obsesión de millones y
millones de personas alrededor del mundo. Para ellos, Seúl es la capital de la
creatividad televisiva.
Hasta allá, a las entrañas de esa industria, fue la realizadora Katina Medina Mora (Sabrás
Qué Hacer Conmigo). La mexicana fue una de las directoras de XO
Kitty, una de las mayores apuestas de Netflix para converger la
sensibilidad coreana con una producción internacional.
Se trata del spinoff de la trilogía fílmica A Todos los Chicos…, basada
en la novela bestseller de Jenny Han. En aquellas cintas, Kitty (Anna Cathcart)
era la hermana de la protagonista, un rol periférico.
Aquí será el eje. La chica, quien presume ser una experta en el corazón, hace
un viaje para reconectar con un ex en Corea, donde descubrirá que lo que
pensaba sobre las relaciones es mucho más complejo.
«Es casi puro actor coreano, salvo la protagonista y un par de personajes.
Fue toda una experiencia. El idioma es complejo. No todo el crew habla inglés y
entonces había que traducir todas las reuniones con algunas cabezas de
departamento.
«Me tocó dirigir actores que son famosos en k-dramas y eso está increíble.
Me la pasé bien, me parecieron divinos. Pero también había chavitos que no
habían actuado antes y son unas esponjas. Estuvo muy chida la
experiencia», relató Medina Mora en entrevista.
Junto con Patricia Riggen (Jack Ryan, Dopesick) e Issa López
(True Detective), Medina Mora es una de las mexicanas de mayor peso en la
pantalla chica internacional. En XO Kitty se
encargó de dos episodios.
«Me tocaron hacer escenas en coreano donde vas siguiendo el guion, pero es
fascinante. Por lo que vas viendo de los actores y su actuación sabes en qué
parte están. Fue gran experiencia coreana».
Tras Seúl, Medina Mora embarcará rumbo a París pronto. Dirigirá algunos
capítulos de la tercera temporada de otro emblema de Netflix: Emily in Paris,
donde el personaje de Lily Collins expone los choques culturales en terrenos
laborales y del amor.
Le resulta curioso, pero enriquecedor, el rumbo televisivo que está tomando su
carrera. Ella, admite, disfruta más los dramas profundos y confrontacionales,
pero está brillando con historias ligeras y de romance.
«Me voy en dos semanas a París para dirigir dos capítulos más (ya tenía
experiencia de la temporada 2). Se ve buenísima. Va a estar muy divertida.
Todos los actores de Emily… son increíbles.
«Yo amo el drama, es lo mío. Todas mis películas son drama. Creo que es
lo que mejor hago, porque es lo que más me gusta y más veo. Pero ha estado muy
chido salirse de ahí, reírse en el set y meterse en el universo de la comedia,
divertirte».
REPONE UNA ‘JOYITA’
Entre Seúl y París, la hoja de ruta de Medina Mora marcaba Ciudad de México.
Repone la obra BlackBird, que
estará en el Foro Shakespeare hasta el 20 de julio. El teatro, recalca, fue su
primer amor, y esta pieza es significativa.
Montada por ella y los actores Cassandra Ciangherotti y Alejandro Calva en
2019, es una exploración del tema del abuso infantil, la memoria y los abismos
del dolor. Ese año ganó como Mejor Obra en los Premios Met.
«Es una joyita. Teníamos ganas de volver, pero se atravesó la pandemia.
Los derechos de la obra (original de David Harrower) se
terminaban y negociamos un poquito más. Los astros se alinearon», dice
Medina Mora, superviviente de abuso.
«Es bien interesante montarla ahora. Cassandra es mamá. Todos tuvimos
mucho crecimiento estos años. Hemos encontrado cosas nuevas de los personajes.
Los actores están más amarrados».