Miguel
Díaz-Canel, es reelecto como presidente de Cuba, sin sorpresas
para un segundo y último mandato de cinco años por el Parlamento, en medio de
la mayor crisis económica en tres décadas en la isla comunista.
Ingeniero electrónico de 62 años, este sólido cuadro
instalado en el poder por el castrismo encabezará su segundo gobierno en un
contexto de escasez y descontento popular en la isla.
Al tomar
posesión emplazó a su gabinete a “enfrentar obstáculos y resolver
ineficiencias” para “incrementar la oferta de bienes y servicios y controlar la
inflación”.
Su
reelección se produce tras dos años de una escalada inflacionaria de 39% en
2022 y 70% en 2021, cifras inéditas en el país desde el triunfo de la
revolución en 1959.
El
mandatario, que gobierna desde 2018 y es el primer civil en tomar las riendas
del poder tras los mandatos de Fidel y Raúl Castro, recibió 459 (97,66%) votos
a favor de los 462 diputados presentes en la sesión legislativa.
“Tomando
en cuenta los resultados anunciados, declaro electo al diputado Miguel Mario
Díaz-Canel Bermúdez presidente de la República”, dijo Esteban Lazo, presidente
de la Asamblea Nacional del Poder Popular, ante el pleno y en presencia del
líder de la revolución, Raúl Castro.
En
su tradicional uniforme verde oliva, Castro felicitó con un apretón en las dos
manos al mandatario, que acudió a la cita de traje azul oscuro.
“Corrupción
inaceptable”
En
la sesión parlamentaria también se reeligió al vicepresidente de la República,
Salvador Valdés Mesa, de 77 años y que ocupa el cargo desde 2019.
En el
cónclave, al que solo tuvo acceso la prensa estatal y transmitido en partes por
la televisión nacional, Díaz-Canel ratificó a su gabinete casi en totalidad,
con algunas excepciones. Más temprano la Asamblea también reeligió a su
directiva.
Los
diputados votaron de manera directa y secreta por un solo candidato para cada
cargo en este país donde la oposición es ilegal.
En su
discurso Díaz-Canel fustigó “el burocratismo, indiferencia o la corrupción
inaceptable” que frena el avance del país “en medio de profundas dificultades”.
Desde
2018, cuando comenzaba la crisis actual, Díaz-Canel aceleró una retrasada
reforma económica que había iniciado su mentor político Raúl Castro.
A
principios de 2021, implementó una reforma monetaria que terminó con la tasa
artificial de un dólar por un peso cubano que había prevalecido por décadas y
provocaba grandes distorsiones en la economía nacional.
También
impulsó el trabajo independiente y dio luz verde a las pymes, pero estas
medidas resultaron insuficientes para mejorar la economía.
El
analista político Arturo López-Levy destaca que el gobierno de Díaz-Canel “no
ha realizado una transición completa y abarcadora a una economía de corte
mixto”.
“Algunos
cambios económicos no han tenido lugar, y otros que han tenido lugar, han
dejado mucho escepticismo sobre su implementación”, estima.
Reelección
“cantada”
La
reforma monetaria provocó adicionalmente una fuerte devaluación de la moneda
cubana que disparó el costo de la vida. El peso subió en dos años de 24 a 120
unidades por dólar en la tasa oficial, mientras que en el mercado negro se
cotiza a 185 pesos por divisa.
Cuba
atraviesa su peor crisis económica en 30 años, con escasez de alimentos, medicinas
y combustible, debido, entre otros motivos, al endurecimiento del embargo
estadounidense, vigente desde 1962, y los efectos de la pandemia.
“El
desafío que nos hemos trazado es vencer al bloqueo sin esperar que se levante”,
dijo Díaz-Canel, tras acusar al gobierno de Joe Biden de mantener la política
de asfixia de su antecesor, Donald Trump.
Para el
opositor Manuel Cuesta, su “reelección” estaba “cantada” y se produce “en medio
de una doble crisis a nivel económico: del modelo y de las competencias políticas
del Estado para encaminar soluciones apropiadas”.
Uno
de los “pocos logros” atribuibles a Díaz-Canel ha sido conducir “la transición
a un régimen encabezado por una nueva generación nacida después de 1959 que no
lleva el apellido Castro”, considera Jorge Duany, académico de la Universidad
Internacional de Florida.
Sin
embargo, destaca que su “mayor fracaso fue el pobre manejo de las protestas” de
julio de 2021, las más grandes en la isla desde 1959, que dejaron un muerto,
decenas de heridos y más de 1.300 encarcelados, según la organización de
derechos humanos Cubalex, con sede en Miami.
Tras las protestas hubo un éxodo migratorio sin precedentes: más de 300.000 cubanos abandonaron la isla solo en 2022.