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“Pensemos en ellas como mujeres y personas con necesidades de tiempo y
descanso para sí mismas”
Ana Velázquez y Vianey Mejía CIGU-UNAM
Todas, todos y todes podemos ayudar a
construir maternidades deseadas, felices y no precarizadas.
Puede sonar frío, pero la realidad es que las
maternidades, incluso siendo deseadas, implican un uso del tiempo y la energía
que no siempre se nombra. Simplemente pensemos en el trabajo doméstico que,
remunerado o no, se trata de una labor casi invisible, sin reconocimiento
social, con jornadas largas, desvalorizadas y precarizadas.
En muchas ocasiones, se da por hecho
que las labores del hogar tienen que ser realizadas por las mujeres que forman
parte de la familia, se concibe casi como una obligación meramente “natural”
debido a los estereotipos de género. Puede esperarse, por ejemplo, que las
mujeres sirvan la mesa a la hora de la comida, que ellas se encarguen de la
limpieza del hogar o el cuidado de las infancias, mientras los demás se dedican
a sus pasatiempos.
Lo anterior, no sólo impacta en la
calidad de vida de las mujeres debido al uso de sus tiempos libres y la
armonización con otras actividades, como su trabajo remunerado, sino que,
además, influye a perpetuar un modelo de paternidades desinteresadas y ausentes
al creer que la figura paterna debe ser únicamente un sustento económico, pues
al no involucrarse con estas tareas se privan de la socialización con las y los
hijos.
Es por ello que, en esta ocasión,
invitamos a que más allá de pensar en darles a nuestras madres un regalo o
felicitación por su día, pensemos en ellas como mujeres y personas con
necesidades de tiempo y descanso para sí mismas.
¿Cómo eran Teresa o Leticia antes de
ser madres? ¿Qué les gustaba hacer? ¿Cuáles eran sus pasatiempos antes de
dedicarse casi por completo a sus hijos y los quehaceres de la casa?
Ser mamá, una carrera elegida
Y es que hay que reconocer que
decidir maternar, es escoger un camino por encima de otros. En ocasiones
podemos planear la concepción, embarazo y parto de nuestras hijas e hijos, en
otras, estos acontecimientos llegan de forma inesperada, pero la maternidad es
siempre una elección.
Cuántas de nuestras madres no
decidieron postergar su vida laboral, abandonar sus estudios, posponer viajes,
con el único fin de cuidarnos, enseñarnos a hablar, a comer, a caminar el
mundo. Caer en cuenta de la poderosa agencia que tiene esa decisión es también
entender que la maternidad es una carrera de vida con tropiezos, aprendizajes y
contradicciones. No existen las mamás perfectas y es totalmente válido pedir
vacaciones o ayuda.
Debemos entender que el modelo de la
madre superpoderosa y siempre sonriente está pensado para funcionar dentro de
dinámicas machistas, heteronormativas e individualistas. Al ponerlo en
perspectiva entenderemos que se necesita corresponsabilidad en una tarea tan
importante como es el maternaje.
Dentro de los diversos núcleos
familiares debemos encontrar la manera de tener mejores estrategias en donde
podamos repartirnos el trabajo doméstico y de crianza para garantizar el
bienestar físico y emocional de las madres, su descanso adecuado y la
oportunidad de dedicar tiempo al desarrollo en plenitud de sus otras
actividades o aspiraciones personales.
Más que nunca, debemos evitar que
continúen las dinámicas de explotación a aquellas que han decidido reproducir,
cuidar y apostar por la vida. Empecemos a cambiar al mundo desde nuestro
entorno cercano. Todas, todos y todes podemos ayudar a construir maternidades
deseadas, felices y no precarizadas.
FUENTE: UNAM