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Como sociedad
estamos limitados para entenderla y visualizarla, considera Gerardo Mora
Gutiérrez
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El 13 de enero se
conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión
CDMX, 11
de enero de 2023. – En México, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de
Geografía y Estadística (INEGI), 34.8 millones de personas han experimentado
algún episodio depresivo en sus vidas (20.37 por ciento mujeres y 14. 48 por
ciento hombres). Mientras que, en el mundo, según datos de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 300 millones de individuos padecen
ese trastorno, destaca el académico de la Facultad de Psicología de la UNAM,
Gerardo Mora Gutiérrez.
Asimismo,
prosigue, dicho órgano autónomo del país calcula que, de los porcentajes
registrados de personas con depresión, solo 1.63 por ciento toma
antidepresivos. “Es decir, no se sigue ningún tipo de acción preventiva o
interventiva y son, en realidad, los que menos atención especializada reciben”.
La OMS
define a la depresión como un trastorno común de salud mental caracterizado por
una tristeza persistente y falta de interés o placer en actividades que
previamente eran gratificantes y placenteras. Además, puede alterar el sueño y
el apetito, y es frecuente que concurra con cansancio y falta de concentración.
Es una
causa importante de discapacidad a nivel global e incide considerablemente en
la carga de morbilidad. La falta de apoyo a las personas con trastornos
mentales, junto con el miedo al estigma, impiden que muchos accedan al
tratamiento que necesitan para tener vidas saludables y productivas.
Al respecto, el universitario añade que es una
enfermedad mental que afecta en mayor medida a las mujeres. “Se trata de
una gran pandemia silenciosa y como sociedad estamos limitados para entenderla
y visualizarla, incluso socialmente existe una desvalorización a todo lo que
tiene que ver con las manifestaciones del estado de ánimo, lo que también
afecta a infantes y adolescentes en quienes se observan altos niveles de
depresión que se asocian a la falta de condiciones de cohesión dentro de la
familia y el entorno”.
En
ocasión del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, que se conmemora el 13
de enero, el experto aclara: no es que vivamos una época de depresión
momentánea, sino que converge en la actualidad la depresión estructural que se
manifiesta en la sociedad y que nos ha repercutido por los diferentes
acontecimientos que hemos vivido en los últimos tiempos.
Psicológicamente
es una condición o afección del estado de ánimo que perturba prácticamente
todos los ámbitos de la vida, por lo que una persona con tendencia depresiva
estará prácticamente abandonando las diferentes actividades de su existencia,
no podrá relacionarse bien, tampoco sentirá que su calidad de vida es adecuada,
experimentará desinterés y aplanamiento por prácticamente todas las situaciones
que le ocurren a diario; tendrá afectaciones, incluso cognitivas.
“La sociedad en sí misma está padeciendo un
momento depresivo, estamos sobreviviendo a una pandemia, vivimos una época de
duelos, de situaciones que no se han podido resolver; me parece que una persona
deprimida en realidad estaría manifestando todo un conjunto de condiciones que,
contextualmente repercuten negativamente en prácticamente todas sus áreas de
vida”, explica el especialista.
A
partir de la perspectiva de la psicología, existen personas con rasgos de
personalidad depresivos; es decir, aquellos que son proclives a la melancolía,
a la tristeza y a la anhedonia (la falta de placer), que viven la vida de forma
más pesimista, esa es la depresión como rasgo de personalidad. También en
quienes la padecen como un estado de ánimo, representa una patología, una
condición que debe ser tratada por un equipo multidisciplinario, incluidos
psicólogos, psiquiatras y médicos, entre otros.
Gerardo
Mora indica que “es ahí donde sí podemos incidir, tanto en la depresión como
rasgo de personalidad, como en la patología, y ahí el trabajo clínico a
realizar casi siempre es preventivo e interventivo”.
Podría
pensarse, subraya, que la pandemia agudizó la incidencia de las manifestaciones
sintomáticas de la depresión y, por supuesto, esto puede conducir a elevar los
índices de ideación, intento, incluso, consumación suicida que, según
estimaciones del INEGI, en México tenemos una tasa de suicidios de 6.5 por
ciento por cada 100 mil habitantes, lo que quizá en términos del número de la
población sea un porcentaje bajo; sin embargo, para 2021-2022 representó la
segunda causa de muerte entre la población de 15 a 29 años.
Acota
que es necesario realizar una diferenciación a partir de la psicología y el
psicoanálisis cuando pensamos que una cuestión es la depresión y otra la
melancolía. Decimos que la segunda es una depresión permanente que está
instalada en la vida; la primera es una afección momentánea o asociada a una
cuestión de pérdida, malestar o crisis de vida, así la podríamos conceptualizar
de forma distinta.
El
universitario se refiere a la necesidad de diferenciar la depresión como
trastorno, como condición y como estado, y a partir de esa distinción crear las
soluciones, que no sólo tienen que ver con realizar actividades, sino también
con la capacidad de estar y contemplar. Las personas deprimidas son individuos
que de pronto son incapaces de vislumbrar lo que hay a su alrededor.
Más
adelante recalca que la depresión puede ser resultado de una crisis de vida, lo
que implica que es transitoria. Un duelo por la pérdida de un familiar, del
empleo, de la salud, por ejemplo, podría llevar a una etapa de afrontamiento
que incluye una disminución del estado de ánimo que puede durar un año, en
promedio, según el tipo de situación, evento o suceso de vida que esté
trastocando.
Se
vuelve patológica cuando sentimos que no podemos resolver lo que nos pasa,
cuando tardamos más de seis o siete meses en resolver la situación y no tenemos
ninguna posibilidad de salir adelante, de pronto se presentan pensamientos y
sentimientos repetitivos y recurrentes, prácticamente sentimos que nuestra vida
se convirtió en una especie de repetición constante. Ese es el momento adecuado
para buscar ayuda, sobre todo porque la depresión también afecta a su familia y
con quienes convive.
Para
Gerardo Mora es necesario realizar campañas de sensibilización y
concientización, destacar que la depresión es del deprimido y también del
entorno. No se debe tratar a quien la padece con condescendencia
desvalorizante, sino como una condición que escapa a la voluntad del individuo
y, por supuesto, que no tiene nada que ver con que la persona deba mejorar con
una frase motivacional, porque auténticamente en los estados depresivos se
pierde por completo la capacidad de resolución de los conflictos que se
enfrentan cotidianamente.
Pensar
en un día mundial de lucha contra la depresión tiene que ver con sensibilizar a
la población en torno a que todas y todos somos parte de esta sociedad, que
podemos tener –en algún momento de nuestras vidas– crisis depresivas, que
debemos comprender esta afectación mental porque puede convertirse en una
patología grave que podría generar incluso, discapacidad.
Pero
como sociedad la mejor manera de enfrentarla es otorgar más voz y ruido a los
estados de ánimo, al reconocimiento de que no siempre podemos estar bien y que
el bienestar y la salud mental son estados ligados a sentirnos con vida, con
plena capacidad de emprender acciones y sentirnos útiles.
Fuente;
UNAM