La Reina Isabel II fue
reemplazada este martes por el Príncipe Carlos en el altamente simbólico
«discurso del trono», dentro de lo que ya se considera la transición
progresiva de una Reina anciana pero determinada a no abdicar en favor de su
heredero.
La monarca, de 96 años, suele inaugurar cada nueva sesión parlamentaria leyendo
el programa legislativo redactado por el gobierno para el próximo año.
Sin embargo, debido a sus «problemas episódicos de movilidad y, tras
consultar con sus médicos, ha decidido a regañadientes no asistir al discurso
del trono» este año, explicó la casa real a última hora del lunes.
Sustituida por Carlos,
de 73 años, que reemplaza cada vez más a su madre, cuya agenda se ha visto muy
restringida últimamente por motivos de salud.
La
ceremonia reunió a Comunes y Lores –las cámaras baja y alta del Parlamento
británico– y transcurrió con la pompa y boato habituales.
El Duque de Gales evitó vestir con la tradicional capa de armiño, ni llevó la
pesada corona ni se sentó en el trono. Además fue acompañado por su hijo mayor,
Guillermo, de 39 años y número dos en la línea sucesoria.
Pese a todo, este evento es considerado un paso clave en el progresivo traspaso
de poder de su anciana madre que, durante sus 70 años de reinado, solo ha
faltado a esta cita en dos ocasiones: en 1959 y 1963, cuando estaba embarazada
de los Príncipes Andrés y Eduardo respectivamente.
La salud de la monarca es motivo de preocupación desde que los médicos le
ordenaron guardar reposo en octubre y estuvo una noche hospitalizada para
someterse a unas «pruebas» cuya naturaleza nunca se especificó.
Desde entonces ha cancelado su participación en eventos destacados y se la ha
visto con bastón y dificultades para desplazarse en sus escasas apariciones
públicas.
La prensa británica afirma que utiliza silla de ruedas en espacios cerrados.
Pero en su última aparición pública, el 29 de marzo en la Abadía de Westminster
en Londres, durante una misa en honor de su difunto esposo, prefirió entrar a
pie por una puerta lateral para andar menos, apoyándose en el brazo de su hijo
Andrés.
Durante un histórico discurso radiofónico cuando cumplió 21 años, durante un
viaje a Sudáfrica con su familia, el 21 de abril de 1947 la entonces princesa
Isabel prometió dedicar toda su vida al servicio de su pueblo y todos la
consideran determinada a no abdicar pese a sus crecientes achaques.