- Llevar la música de concierto a las familias siempre ha sido mi
objetivo, dijo César Piña, quien estuvo acompañado de la agrupación Erase
una vez…
Ante una
Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes llena, la
agrupación Erase una vez… Producciones sorprendió al público infantil, que se
dio cita para ver Cuentos musicales, programa integrado por las
historias Mamá la oca, con música de Maurice Ravel, y La
historia de Babar, el pequeño elefante, con historia y música de Francis
Poulenc.
El programa,
que se presentó la tarde-noche del viernes 28 de abril, como parte de las
actividades que organiza de manera cotidiana la Coordinación Nacional de Música
y Ópera, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), instancia
de la Secretaría de Cultura federal, en el máximo recinto cultural del país,
fue “una oportunidad para acercar a los niños a la música clásica”, expresó en
breve entrevista la señora Muñoz Grande, jefa de familia que fue acompañada con
sus hijos.
“Esta es una
buena oportunidad para tener un acercamiento con el arte. Mis hijos nunca
habían visto cómo se toca un piano y cómo se sonoriza una historia en vivo”.
Por su parte, su hija expresó: “Estuvo muy bonita la función. Me encantó como
tocaron el piano y el dramatismo”.
“Todo me
gusto, estuvo muy bonita la obra. La parte que más me encantó fue cuando se
casaron los elefantes”, coincidieron los hijos de la familia Cortés López en
breve entrevista. La señora López, madre de ambos infantes, expresó que este
tipo de funciones “permite ofrecer otro tipo de entretenimiento y conocimiento
a los más jóvenes. Me parece que la infancia es buen momento para iniciarlos en
la música clásica y ofrecerles otras cosas, más allá de lo que se escucha en la
calle”.
Para el
director de la agrupación, César Piña, cuya experiencia al frente de las
principales agrupaciones de ópera del país también inspira su trabajo dirigido
al público infantil, la música debe ser parte del desarrollo humano.
“Llevar la
música de concierto a las familias siempre ha sido mi objetivo, pienso que esto
es parte del equilibro de la vida. La música es un remanso de todas las cosas
que tenemos a nuestro alrededor, porque nos hace ser mejores humanos, en tanto
que es algo que toca directamente el alma, como la ópera, la cual llega al
corazón”.
Sobre el
programa explicó que El Cuento de Babar, con historia y música de
Francis Poulenc, “se hizo desde la ternura del corazón, por alguien que tuvo un
niño vigente a lo largo de su vida”, y destacó que siempre es un reto acercar
este repertorio a lo más jóvenes de la familia.
“Hacer música
para niños es difícil, porque el público infantil se puede chispar o aburrir en
cualquier momento. Llevarles esta música que se escribió hace casi 100 años es
desafiante, pero la clave es tratarlos con inteligencia, no como tontos.
“Ofrecerles
espectáculos de calidad se ha vuelto una meta constante, ya que las actividades
culturales conviven, hoy en día, con una tecnología veloz, cambiante, llena de
imágenes, como la televisión, los juegos electrónicos o el cine”.
Sin embargo,
comentó que una de sus más grandes satisfacciones es poder acercar el trabajo
de compositores “difíciles” a los niños, como sucedió con Igor Stravinski o
Silvestre Revueltas: “Cuando propuse a Stravinski me dijeron que no iba a
funcionar, pero yo estaba convencido que sí y así fue. A veces los adultos
dejamos de escuchar o hacer cosas por una mala predisposición, porque estamos
como cuartados, pero los niños no, ellos se acercan a las cosas de forma muy
natural”.
Piña detalló
que su gusto por la música también inició en la infancia, cuando sus papás lo
llevaron a ver Pedro y el lobo, con la Sinfónica de Guanajuato:
“Fue un golpe a mi mente, a mi corazón y a todo mi ser. Más tarde descubrí un
mundo que podría dirigirse al público infantil, porque hay obras exprofeso para
ellos o bien a través de adaptaciones”, las cuales se han presentado en
diversos escenarios.
El programa contó con la participación del pianista Józef Olechowsky y los narradores y titiriteros Samanta Carvajal, Leobardo Márquez y Teuhtli López.