CAFÉ Y CAFETERÍAS EN XALAPA
Uriel Flores Aguayo
Las cafeterías aquí y en cualquier lugar del mundo son centros de reunión, donde impera la calma y el mejor ánimo de conversación. Son, sobre todo, sitios de amistad. Y de sueños. En los que se sabe todo y se compone al mundo. Por número y lucidez están por encima del otro tradicional lugar de reunión que son las cantinas. En la cafetería hay momentos suaves y creativos. Lo común es que se convoque a verse para tomar un café.
Xalapa está ubicada en una región cafetalera por historia, altura y vocación. Poseemos una cultura del café que se honra y materializa con dignas y extraordinarias cafeterías. Son muchas y variadas, de cadenas y singulares, de plazas y barrios, del centro y la periferia, de lujo y básicas, caras y accesibles, de amplia y actualizada oferta de excelente café. Son tantas y modernas que inhiben el ingreso sobresaliente de las marcas internacionales, que están, pero en forma discreta. Cafeterías famosas luchan por abrirse paso en el consumo xalapeño, y les cuesta, aunque tienen éxito entre la juventud por sus innovaciones; ese es un mérito que estimula la competencia.
En Xalapa es elevado el consumo de café a pesar de los altos y, en algunos casos, desproporcionados precios de las bebidas y otros productos. Si se ofreciera el café básico, el americano, y algún otro, a menor precio, accesible, se incrementaría su consumo. La fórmula sería vender más tazas a menor precio y ganar lo mismo. Es perfectamente posible, es asunto de visión.
Los empresarios cafeteros de Xalapa y la región son respetables emprendedores, hacen grandes inversiones y nos ofrecen lugares y espacios magníficos, que están al nivel de cualquier cafetería de nuestro país. Es de reconocerse su compromiso con el café, sus clientes y Xalapa. Nada que regatearles en ese sentido. Son grandes y responsables empresarios. Hay detalles que ojalá algún día revisen y modifiquen: los precios y el origen de sus pasteles. No es sano que tengan postres adquiridos en los centros comerciales; no lo es por su nivel de calidad, los precios menores que vuelven desproporcionados y por no apoyar el mercado local; sería mucho más útil surtirse con las pasteleras locales, estimular el mercado interno. Son aspectos de fácil solución y que no afectan las ganancias de los propietarios de las cafeterías.
Existe un orgullo, es mi caso, por el nivel de cafeterías que tenemos en Xalapa; son elemento de identidad. Hay marcas con reconocimiento nacional y que se han vuelto populares. Es común escuchar las citas e invitaciones a tal o cual cafetería nombrada por el café que ofrecen. Xalapa es una ciudad del café, no porque produzca sino porque lo consume en gran medida y lo presume. Hay ferias del café en lugares céntricos con extraordinaria respuesta social. Se va alentando el consumo en el gusto de las nuevas generaciones. Debe serse reiterativo en la invitación permanente a tomar café, a mantener su nivel, a mejorar precios para que sea más accesible, y a consolidar las cafeterías actuales, muchas de ellas en altísimo nivel. Café para comer con pan, café para platicar, café para ver el futbol, café para comer, café para soñar, café para las nuevas generaciones y café para todos.
Recadito: Que le vaya bien al nuevo gobierno estatal, que funcione y haga algo.