BUSCAN PROBAR QUE LA VIDA SE FORMÓ EN LA TIERRA

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  • La astrofísica francesa Noémie Globus imparte la conferencia en el Coloquio Internacional de Astronomía, Universo y Sociedad como parte de FIL Ciencia

Guadalajara, Jalisco, 7 diciembre de 2024.- Una de las preguntas más constantes para la historia de la humanidad ha sido siempre de dónde surgió la vida en el planeta. Y no es que se trate de un tópico trillado, sino que el cuestionamiento se percibe gastado porque hasta la fecha nadie ha explicado de manera contundente el surgimiento del ancestro común a todas las especies desde una óptica científica. Entre las últimas teorías promovidas está la que propone que los primeros seres vivos llegaron al planeta como organismos unicelulares en algún meteorito desde el espacio, cuando las condiciones atmosféricas y geológicas del planeta ya eran aptas para que se reprodujeran y evolucionaran. Sin embargo, esta hipótesis implica una respuesta muy fácil que tampoco explica el surgimiento de esa incipiente vida llegada desde el espacio.

Una nueva teoría sugiere que la vida terrestre se originó en el propio planeta, para lo cual se debe explicar cómo los átomos formaron asociaciones cada vez más complejas hasta llegar a convertirse en moléculas orgánicas capaces de dar el salto hacia la vida, expuso Noémie Globus, astrofísica y futura profesora en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en su charla “El papel de la radiación cósmica en el surgimiento de la vida”, durante el Coloquio Internacional de Astronomía, Universo y Sociedad, actividad que forma parte de FIL Ciencia. Globus trabaja con un enfoque interdisciplinario que integra biología, física y química.

Paso a paso, la astrónoma explicó que la radiación cósmica proviene de las reacciones nucleares que se originan en los astros, como el Sol. La atmósfera terrestre sirve como escudo para la radiación cósmica que llega al planeta, de modo que a la superficie solo llega un porcentaje de radiación ultravioleta e infrarroja, pues la mayor parte es reflejada por la atmósfera hacia el espacio.

El campo de interés de Globus es precisamente la relación entre la radiación cósmica y el surgimiento de la vida. Para ello, también hay que involucrar a la química, pues antes de la vida hay que entender que los elementos químicos se agruparon en moléculas cada vez más complejas hasta convertirse en polímeros de cadenas largas. La vida se basa en esos polímeros, que pueden ser concebidos como “pequeños bloques” que pueden ser ordenados de tal modo que puedan replicarse y ejecutar la vida. “Es la transición de la química a la biología”.

Cuando la Tierra comenzó a enfriarse y se generó agua, se produjeron estanques cercanos a los volcanes, como manantiales, donde se formó vida microbiana hace más de tres mil millones de años, pero ¿cómo? Las moléculas orgánicas, entendidas como los bloques o constructoras de la vida, existen en la naturaleza en dos tipos idénticos, como si fueran gemelos. Y aunque tienen la misma composición atómica, son distintos en propiedades porque una es “zurda” y otra “diestra”. Esto lo determina el giro, o spin, de los electrones de los átomos que las componen. La izquierda es llamada levógira y la derecha dextrógira, que es lo que hace que cada molécula tenga propiedades distintas y, por ende, tenga distinto uso o fin para la vida: las moléculas de los aminoácidos que construyen las proteínas son todas levógiras o zurdas, mientras que el ADN y los azúcares son dextrógiras o diestras.

Como en el ambiente tales moléculas “gemelas” existieron de manera heterogénea, revueltas, tuvo que ocurrir algo para que se “destruyeran” todos los zurdos, o los diestros, de manera que permanecieran caldos de un solo tipo que permitió que se comenzaran a aglutinar y formar moléculas más complejas, como las proteínas y el ADN presente en las bacterias. Pero, ¿qué hizo que se aglutinaran en moléculas más complejas?

En experimentos encontraron que la radiación es capaz de destruir sólo moléculas con electrones de spin derecho o izquierdo en caldos de cultivo, 50 por ciento a la izquierda y el otro a la derecha. “Entonces son los equivalentes químicos de una ‘sopa prebiótica’, la cuestión es cómo hacemos para que todos se vuelvan a la derecha o a la izquierda, cómo se produjeron los procesos es lo que me interesa, que la biología funcione”, dijo.

La clave puede estar en la radiación cósmica electromagnética, que luego de desintegrar moléculas pueda, a su vez, polarizar a las que prevalecen, como si fueran imanes pequeñitos que se alineen en el mismo sentido. “Tratamos de calcular la interacción entre la polarización del giro y el ADN molecular para ver si hay una destrucción preferida de la derecha o de la izquierda, algo que es importante es que estamos hablando de esta polarización como una forma de autorreplicación de los procesos de nuestras células, que se reproducen exponencialmente”.

El 20 de diciembre, compartió la científica, se llevará a cabo un nuevo experimento, acaso el primero de muchos, que les pueda dar la razón.

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