Salvador Farfán Infante
El tema de la Autoestima es muy importante como medida Preventiva para
no caer en la adicción a cualquier sustancia, es por eso que vamos a estar
viendo este tema durante algunas semanas.
Concepto y desarrollo de la
autoestima
La noción de autoestima en nuestra cultura se confunde frecuentemente con lo que se llama “amor propio” y tiene un significado negativo cuando se asocia con términos como individualismo, egoísmo y sentimientos de culpa, particularmente cuando nos sentimos heridos.
Distintas investigaciones nos informan que las preguntas más frecuentes
sobre autoestima se encuentran, casi siempre, relacionados con situaciones o
enfermedades como la depresión, el fracaso escolar, la dependencia a drogas, la
delincuencia, las conductas de abuso y la violencia física y emocional que, en
la
medida en que no se atienden oportunamente, actúan como un reforzador negativo de una escasa o pobre autoestima.
El interés que se ha generado en las últimas décadas sobre el concepto
de autoestima, ha hecho posible que se relacione directamente con lo que se conoce
en la actualidad como factores de riesgo y protección de la salud. Este enfoque
preventivo debe tomar en consideración dos aspectos importantes que intervienen
en su desarrollo:
La dinámica psicológica de cada persona.
Las interacciones o relaciones sociales.
Hoy en día existe un acuerdo para decir que la autoestima es, al mismo tiempo, el resultado de una experiencia psicológica y el producto de una actividad de reflexión y conocimiento personal que se hace evidente en nuestra conducta social. Esta afirmación significa que la autoestima se construye de manera progresiva desde el vientre materno y que su desarrollo es resultado de un proceso dinámico y continuo.
Aunque se piense que la autoestima se construye en un ambiente familiar y social, también es cierto que a nivel psicológico se manifiesta a través de procesos de identificación, interiorización y apropiación. En otras palabras, la autoestima se ve influida por nuestras experiencias y forma de pensar, así como por la manera en que la incorporamos a nuestro modo de ser, y a la idea que tenemos del mundo que nos rodea.
Los antecedentes de la propia estima se remontan a un tiempo previo al nacimiento. Antes de la llegada de un niño al mundo, los padres y los familiares están llenos de fantasías, ideas y anhelos sobre lo que debe ser su futuro. Así se le empieza a dar un cierto número de atributos y cualidades, otorgándole por anticipado un lugar en el mundo de acuerdo con los planes familiares.
Los primeros vínculos que se entretejen alrededor de este infante están
determinados por toda la serie de expectativas que se plantea para su historia
personal y que tienen que ver más con el deseo de los padres. Las expectativas
que se proyectan sobre el recién nacido, y a las que habrá de responder más
tarde en su vida si no quiere decepcionar a sus papás, ejemplifican las
primeras responsabilidades y conductas sobre lo que se espera de él y
representan un momento importante en la conformación de su autoestima. Podemos
comprender que durante los primeros años de su vida y en el desarrollo de la
estima de sí mismo, el niño depende por completo de la apreciación que hagan de
él las personas más significativas en su vida infantil.
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