ATENCIÓN JEFES: 4 REGLAS PARA BAJAR EL ESTRÉS

ATENCIÓN JEFES: 4 REGLAS PARA BAJAR EL ESTRÉS

Estamos inmersos en una campaña en pro del bienestar corporativo, y las cosas lucen bastante sombrías. El esfuerzo está ahí, pero en términos generales muchos de los intentos por mover la aguja en materia de bienestar han sido fracasos frustrantes.

Pero si recurrimos a la ciencia sobre cómo afecta el estrés al cuerpo y la mente, nos hemos perdido una lección importante: el estrés diario crónico a bajo nivel es la verdadera muerte para nosotros (tanto en sentido figurado como literal) y en el trabajo ese abunda. Pasar ocho horas al día entrando y saliendo de un estado de estrés tendrá un impacto devastador en su salud. Y eso es precisamente lo que hacemos la mayoría de nosotros.

La buena noticia es que muchos de estos factores estresantes de bajo nivel están bajo nuestro control. Para mover la aguja en cuanto a bienestar en el trabajo, necesitamos hacer varios cambios pequeños, incorporados a nuestra vida diaria y practicados con vigor.

Estas son cuatro reglas sencillas que puede seguir para reducir su estrés y el estrés de quienes trabajan para usted y a su alrededor.

Regla 1: Elimine las conjeturas de sus comunicaciones vía correo electrónico
El estrés basado en la incertidumbre puede causar estragos en su salud. En el trabajo, es la sensación que da cuando el jefe le envía un correo electrónico el viernes por la noche que dice: «Tenemos que hablar. ¿Qué tal el próximo jueves?»

No es totalmente culpa del jefe dejarlo colgando. Mientras más ocupados estamos, más probable es que no incluyamos detalles importantes reductores de estrés en nuestras comunicaciones con las personas, especialmente vía correo electrónico. Se nos da explicar el «qué» (una junta el jueves), pero no el «por qué» (hablar de su solicitud de más días libres). Las diferencias de poder exacerban el estrés basado en la incertidumbre, por lo que mientras más suba, más probable es que el destinatario de su vago correo electrónico de «Tenemos que hablar» pierda cinco horas de sueño cavilando sobre si lo van a despedir.

La solución es sencilla. Cuando se comunique, independientemente del tema, déle a la gente en la cabeza con una claridad deslumbrante. En el ejemplo anterior, una oración sencilla («Me gustaría que platicáramos, porque quieres otro viernes libre, pero realmente te necesitamos este mes») podría reducir el estrés basado en la incertidumbre. Esto reditúa mucho en reducción de estrés.

Regla 2: Tome la comodidad en serio
No, no me refiero a poner una máquina de espresso en cada piso o un despachador de cerveza en la sala de descanso. Me refiero a reducir la contaminación acústica en la oficina, garantizar espacios de estacionamiento y crear una distancia funcional entre oficinas para que las personas puedan conectarse fácilmente.

A menudo, el estrés es un proceso de abajo hacia arriba: mientras más incómodos nos sentimos físicamente, más mentalmente desgastados nos volvemos con el tiempo. La temperatura de la oficina por sí sola es un inmenso pronosticador de la productividad en el lugar de trabajo (un estudio encontró que representó casi el 39% de la variación en el desempeño en el lugar de trabajo; unos 21 grados centígrados es la mejor temperatura). La mayoría subestimamos los efectos que los pequeños factores ambientales tienen sobre nuestro bienestar físico en el trabajo y, a su vez, sobre nuestros recursos cognitivos y nuestro estado de ánimo.

Con ese fin, sea proactivo e inicie la conversación en el trabajo. ¿Qué pequeños cambios harán que su cuerpo se sienta más cómodo y reducirán el estrés que experimenta incluso antes de entrar a la oficina? Recuérdele a su jefe que los pequeños cambios que cuestan poco esfuerzo y dinero, como una constante temperatura interior, pueden mejorar los resultados financieros de la empresa.

Regla 3: No capacite a jefes para que sean terapeutas
Demasiados jefes sienten que es su trabajo atender a la «persona integral» en el trabajo: hablar con los empleados sobre los factores estresantes de su vida personal, como dificultades financieras o problemas de relación. El problema con este enfoque es que implícitamente espera que las personas (a menudo, los jefes intermedios) se conviertan en profesionales de la salud. Proporcionar a los empleados recursos de atención médica es algo bueno; convertirse en ese recurso usted mismo no lo es.

De hecho, uno de los métodos más probados y verificados que usan los científicos para elevar el estrés de las personas en el laboratorio es hacer que revelen algo personal a alguien no cercano o que evalúa su trabajo. En otras palabras, las organizaciones están usando un método empleado por los científicos -para incrementar el estrés en el laboratorio- para tratar de disminuirlo en el mundo real.

Regla 4: Déle a la gente control sobre lo pequeño
La mayoría de nosotros sentimos que estamos operando con un déficit de control en el trabajo: queremos más, pero todos parecen reacios a ceder algo. La falta de control en el trabajo es tan estresante que puede conducir a una muerte prematura.

En muchos lugares de trabajo, las grandes decisiones -como si la política de trabajar desde casa está a punto de ser retirada si la oficina de Nueva Jersey va a cerrar- no son cosas sobre las que los empleados tienen control. Pero no nos damos cuenta de que incluso los pequeños actos de control pueden levantar la moral en el trabajo.

Los jefes deben tratar de mover la aguja en pequeñas decisiones diarias, como si se pueden usar pantalones de mezclilla al trabajo y si está bien dejar su cámara Zoom encendida (o apagada). A veces nos empantanamos tanto en la elaboración de políticas y normas que nos olvidamos de darle a la gente margen para maniobrar.

Los empleados deben documentar las pequeñas formas en las que desearían tener más control en el trabajo y luego pedir área de oportunidad y opciones. Todos tenemos una ignorancia pluralista a la hora de buscar tener control sobre las pequeñas cosas: asumimos que si nadie más se queja, todos están bien.

No existe una bala de plata para mejorar el bienestar en el trabajo. Los grandes cambios estructurales a menudo están más allá de nuestro control y los grandes factores estresantes en el lugar de trabajo -como los jefes nefastos y las cargas de trabajo poco realistas- sí requieren cambios a gran escala. Pero podemos controlar los factores estresantes de la vida diaria que carcomen nuestro bienestar mental y físico. Comience poco a poco y sea constante.


West es profesor asociado de psicología en la Universidad de Nueva York y autora de «Jerks at Work: Toxic Coworkers and What to Do About Them».

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