Pedro
Peñaloza
“La historia muestra que nunca una clase ha cedido
voluntariamente sus privilegios y ganancias”.
Octavio Paz
Con su paquete
de 20 iniciativas López Obrador impone agenda al
próximo Congreso de la Unión. Que nadie se engañe, el alcance de sus
propuestas va más allá del actual periodo legislativo. No puede aceptar que
nadie desplace su protagonismo transexenal.
El tabasqueño
sabe perfectamente que con la actual correlación de fuerzas no logra modificar
la constitución. Mientras, para ganar incautos, lanza algunos distractores
pobristas que entretengan a la oposición y evade los temas nucleares que su
gobierno no ha podido resolver.
Todo indica
que sus adversarios cayeron en la trampa. En los próximos meses el congreso
bailará al ritmo que les ha dictado el inquilino de Palacio. Así, el país
seguirá bañado en sangre y la delincuencia organizada consolidará su hegemonía
en amplias franjas del país; también, seguirá la falta de medicamentos y la
ausencia de atención médica de calidad.
El contenido
de algunas iniciativas del tabasqueño son la muestra inequívoca de un modelo
sin rumbo y punitivo. Veamos: La votación de los miembros de distintos niveles
del poder judicial implica convertir a los ministros y jueces en seguidores y
miembros de partidos políticos, ajustados a una agenda impuesta por el líder en
turno. El modelo bolivariano es su inspiración.
La desaparición
de los legisladores de representación proporcional es una treta para eliminar
la pluralidad y evitar que las minorías tengan representatividad. Ahora,
sabiendo que cuentan con una votación amplia quieren quedarse con todo el
pastel, aunque cuando eran oposición defendían a los plurinominales para tener
voz en la Cámara.
Insistir que
la Guardia Nacional sea parte de la SEDENA, no obstante el rechazo de la SCJN y
su carácter inconvencional, únicamente exhibe la incapacidad y complicidad para
enfrentar al crimen organizado sólo con patrullajes y retenes. Al fin, para él
el narco también es pueblo.
La supuesta
estrategia, hasta ahora, únicamente consiste en enviar soldados cada vez que un
estado sufre los estragos de la criminalidad. Exactamente, lo mismo que hacían
Calderón y Peña. Sí, no tiene rumbo ni sentido lo que se hace desde Palacio. Todo
es propaganda y verborrea. El costo lo paga la población y, de paso, los
soldados rasos.
El tabasqueño
ha declarado reiteradamente que se irá a su rancho al terminar el sexenio. Por
lo pronto, ya impuso a su inexpresiva y aburrida candidata la agenda que debe
seguir a partir de septiembre. AMLO no se va ni quiere irse. Será un fantasma
vigilante, de corte estalinista, para evitar, según él, “que no haya
regresiones”. ¿Se entiende?
@pedro_penaloz