AHUED, “¡NO SOY UN BANDOLERO!”

Por Edgar Hernández*
@LineaCaliente
Fernando Gutiérrez responsable por casi medio siglo de la política interior de México, siempre fue un convencido de que “la política no ha hacen las damas de la caridad”.
Se decía además ser un fiel apóstata de “lo que en política se puede comprar es barato”.
Lo importante, señalaba, es resolver en el diálogo, en la concertación y que “cada vez que te sientes a negociar pongas tu capital sobre la mesa y que la contraparte haga lo mismo para que a partir de ello se llegue a un acuerdo”.
Eso es la gobernabilidad.
Siempre actuando con carácter. Sin tibiezas. Siempre con valor. Siempre con respeto al oponente, adversario o enemigo.
La reflexión viene a cuento tras las declaraciones del secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, quien a la vista de la opinión pública estatal y nacional se ha mostrado incapaz de resolver los problemas de inseguridad y violencia recrudecidos en los últimos seis meses en Veracruz, es decir, desde que llegó al poder Rocío Nahle.
Esa fama de Ahued de transitar entre lo frio y caliente ha prendido los focos rojos de Palacio Nacional.
“No me falta carácter, lo que pasa es que no soy un bandolero”, se defiende Ahued.
“Los viejos tiempos donde se usaba el cargo para hacer negocios o amedrentar, no volverán”, grita quien fue viejo representante y usufructuario de esos “viejos tiempos” a los que ahora acusa amnesia.
Se defiende y llena de energía, pero olvida que las grandes lecciones que nos legaron los grandes defensores de la República, del México independiente para acá, provienen de los sótanos del poder.
Para ser responsable de un cargo tan sustantivo no se puede tener la piel tan delgada y ser tolerante a la crítica. No mostrarse cuadrado ni romper con tanta facilidad en aras de una mal entendida corrupción.
Ricardo Ahued ni nadie que se dedique a este quehacer puede olvidar que la política es negociación.
Que revise la historia. Así fue en 1959 cuando todo mundo estaba espantado con la insurgencia cubana que partió de Tuxpan con Fidel Castro a la cabeza siendo el operador político y de seguridad nacional Fernando Gutiérrez Barrios.
Así fue en 1968 con la matanza estudiantil, la de 10 de junio de 1971, el secuestro de José Guadalupe Zuno, padre de la esposa del Presidente Echeverría, cuando se combatió a la Liga 23 de septiembre tras el asesinato del poderoso empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, calificado como un crimen de estado e igual sucedió con la muerte del hijo de Rosario Ibarra de Piedra.
A doña Rosario, hoy fallecida, un buen día la recibió don Fernando a la sazón secretario de Gobernación a quien le dijo que su hijo Jesús Ibarra, había muerto en un enfrentamiento con el ejército a lo que la dama le respondió:
“¡Usted no me puede decir eso!”
“¿Por qué?, le respondió el llamado “Caballero de la Política”.
“Por qué si acepto lo que usted asegura, no tendré más bandera para defender a los desaparecidos y lo mismo sucederá con el Movimiento Eureka”.
La historia ha estado llena de claroscuros en donde por casi un siglo primó la “Razón de Estado”.
Así ha sido en otras naciones con la disfrazada “licencia para matar”.
¿A qué espantarse entonces?
La política es y seguirá siendo de resultados, seguirá fluyendo por las cañerías del sistema y a quien no guste el calor, como decía Pepe Yunes, “Pues que no se meta a la cocina”.
En alguna ocasión don Fernando, ya en Veracruz, me llamó para comentar los repetidos ataques periodístico de Regina Martínez en Proceso y el diario del Yayo Gutiérrez. Me pidió hablar con ella.
Así fue, pero la periodista muy en su papel rechazó todo tipo de diálogo o negociación «con el gobierno corrupto de Gutiérrez Barrios» a lo que el gobernante me dijo: “Vamos a dejarlo que siga así; no nos atrevamos a censurar y consideremos que todo político necesita una dosis de impopularidad para que se le crea”.
Esas eran “Las Enseñanzas de Don Juan”.
Así es la política.
Eso es lo que heredamos y que no nos vengan los de la “Transformación” -todos viejos priistas- con el “¡Ahora somos diferentes!”.
Desde luego que, en efecto, como en todo, hay excesos.
Hoy todo mundo se le va a la yugular al Bola #8, un sanguinario depredador que de punta a punta sexenal le sirvió al atarantado de Cuitláhuac; que Erik Cisneros se alió con el Cartel del patrón… ¡pues sí! que si se alió a la criminalidad en los negocios, secuestros y cobro de facturas con vidas… ¡pues sí!.. pero dio satisfacción y garantías políticas al de Palacio de Gobierno y al de Palacio Nacional.
Los bandoleros también son útiles pero al final del día son piezas desechables, como lo son los buenos para nada.
Ahued insiste en que “Los viejos tiempos donde se usaba el cargo para hacer negocios o amedrentar, no volverán. Los gobiernos que no escuchan, que no ven la realidad y el clamor ciudadano, gobiernos prepotentes, represores y corruptos siempre terminan mal”.
¿Eso fueron acaso los gobiernos de Cuitláhuac y López Obrador porque ellos llegaron desde el 2018?
Veracruz no se inventó el primero de diciembre de 2024.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo