El
uruguayo Luis Suárez es considerado uno de los mejores delanteros del futbol
mundial, pero también es imposible olvidar las polémicas que ha vivido en la
cancha.
Un día como hoy hace 8 años, en el Mundial de Brasil 2014, el
«Pistolero» no se aguantó las ganas y mordió a un rival, Giorgio
Chiellini, desatando una ola de críticas, y gestando uno de los momentos
inolvidables en la historia de las Copas del Mundo.
En partido de Fase de Grupos, entre Italia y Uruguay, Suárez, sin balón de por
medio, mordió al defensor, en el Estadio Das Dunas.
La escena dio la vuelta al mundo y se convirtió en un fenómeno, desatando desde
memes y hasta un videojuego, en el que tomabas el mando del charrúa y tu misión
era morder a Chiellini sin que se diera cuenta el árbitro.
La mordida de Suárez, en el minuto 78, no la vio el silbante mexicano Marco
Antonio Rodríguez, quien ni siquiera sacó alguna tarjeta, pese a que el zaguero
italiano mostraba la herida mientras el atacante uruguayo se agarraba el
mentón, como alegando una falta en el área.
«Al principio, mi mujer me preguntaba qué había pasado y le decía: ‘no,
choqué con él’, no aceptando la realidad y eso fue un gran error»,
reconoció Suárez más adelante.
Pero el daño estaba hecho.
FIFA suspendió al delantero uruguayo por 9 partidos oficiales, lo que le
impidió a Suárez estar en Octavos de Final, hacia donde caminó el equipo tras
vencer 1-0 a la Azurra.
La marca deportiva (Adidas) que patrocinaba al futbolista finalizó la relación
con el uruguayo, además de que el Barcelona, su club, lo dejó fuera de
convocatorias durante 4 meses.
Seis años después, Chiellini se refirió al incidente en su autobiografía.
«El día del mordisco no había pasado nada raro. Marqué
durante casi todo el partido a (Edinson) Cavani, otro tipo complicado con el
que no nos faltó vivir nada en el campo. De repente noté que me mordían el
hombro y nada más», apuntó el zaguero.
«Se pasó con el mordisco, pero aquella fue su estrategia de contacto en la
lucha y, si puedo decirlo, también es la mía. No hacía falta pedirme ningún
perdón».
Suárez daba otra vez de qué hablar, lejos de su calidad como delantero.
«Fue mucho peor eso. Por eso traté con psicólogos y me ayudó mucho para
aceptar los errores y crecer», admitió el atacante.
«La verdad que fue un momento muy, muy doloroso para mí, para el grupo. Y
obviamente que a uno le afecta, le duele todo eso, lo que haya pasado».
Y qué bueno que afrontó el incidente, porque no fue su primera mordida.
Suárez ya había mostrado los dientes en la Eredivisie, cuando jugaba en el Ajax
de Ámsterdam.
El 20 de noviembre de 2010, el «Pistolero» propinó su primera mordida
en el cuello de Bakkal, jugador del PSV Eindhoven.
El silbante en ese Clásico no se percató, pero el Ajax le impuso una suspensión
de dos cotejos además de una sanción económica.
Más adelante, fue la propia Eredivisie la que lo suspendió por 7 partidos.
Del Ajax, Suárez brincó al Liverpool de la Premier League inglesa y también llegó
con todo y sus mordidas.
Ante el Chelsea, el charrúa mordió en el brazo a Branislav Ivanovic, defensa de
los Blues, por lo que el campeonato británico determinó dejarlo fuera por 10
partidos.
Pero la mordida en el Mundial, en un partido entre dos de las Selecciones más
importantes dio la vuelta al mundo y marcó para siempre al atacante, que hasta
la fecha es recordado casi como si fuera un vampiro.