·
Las tasas de extinción
actuales, 35 veces más altas de lo esperado
Rafael
Paz
Amenaza
irreversible
De
acuerdo con la tasa de extinción normal de los últimos millones de años, se
esperaba que desaparecieran dos géneros de vertebrados terrestres (mamíferos,
aves, reptiles y anfibios). En lugar de esto, se perdieron 73 géneros, lo que
significa una tasa 35 veces más alta. También encontramos que se extinguieron
600 especies, lo cual quiere decir que lo perdido en cinco siglos, debería
haber desaparecido en 18 mil años”
Gerardo
Ceballos
Investigador
del Instituto de Ecología
Es un
hecho. El planeta está experimentando una extinción masiva –la sexta– y ésta es
causada por el crecimiento y la actividad desmedida de una especie: el Homo
sapiens. La paloma migratoria, el tigre de Tasmania, el baiji o delfín del río
Yangtsé son algunas de las víctimas recientes de ese fenómeno. Así lo advierte
el estudio “Mutilación del árbol de la vida mediante extinción masiva de
géneros animales” –“Mutilation of the tree of life via mass extinction of
animal genera”–, originado por el Instituto de Ecología (IE) de la UNAM y la
Universidad de Stanford, el cual fue publicado por la revista especializada
Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
La
investigación apunta que aunque se conoce de la extinción masiva desde hace
algunos años, no se sabía la verdadera velocidad a la que está ocurriendo:
“Aunque
el episodio suele verse como una pérdida inusualmente rápida (en tiempo
evolutivo) de especies, es mucho más amenazante, porque más allá de esa
disminución, está provocando una veloz mutilación del árbol de la vida, en el
que ramas enteras (colecciones de especies, géneros, familias, etcétera) se
están perdiendo. Está cambiando la trayectoria de la evolución en el mundo y se
están destruyendo las condiciones que hacen posible la vida humana. Es una
amenaza irreversible a la persistencia de la civilización y la habitabilidad de
entornos futuros para el H. sapiens. Se requieren acciones correctivas
instantáneas.”
Y
añaden: “durante el último siglo, el ritmo de muchas actividades humanas se ha
acelerado tanto y la superpoblación humana se ha vuelto tan grave que ha creado
una dramática transformación ambiental global. La mayoría de los ecosistemas
naturales han sido muy modificados o han desaparecido por completo, y la
abundancia de vida silvestre se ha reducido considerablemente”.
Gerardo
Ceballos, investigador del IE y uno de los autores del estudio, recordó que el
texto mencionado forma parte de una serie de publicaciones lideradas por él
desde el año 2000, en las que ha intentado definir junto con sus colegas de
Stanford la magnitud de la crisis de la extinción de la biodiversidad.
“Publicamos artículos en las mejores revistas científicas sobre la pérdida de
poblaciones, especies y ahora géneros. Es el estudio más difundido en 2015
respecto de la extinción de vertebrados”, explicó Ceballos. “Demostramos que
las tasas de extinción de las especies de vertebrados en el planeta eran
altísimas, mucho más de las que esperaríamos tomando en cuenta los últimos dos
o tres millones de años, por esto indicamos que habíamos entrado a la sexta
extinción masiva”.
Posteriormente
en 2017, siguiendo el análisis de los vertebrados, “encontramos que alrededor
del 32 % de todos, sean especies abundantes o poco abundantes, están perdiendo
poblaciones. Con esto teníamos casi el panorama completo: primero, la pérdida
de poblaciones, que es muy alta, y la de especies con tasas mucho más altas de
lo que se esperaría de una extinción en tiempos normales durante los últimos
millones de años”, subrayó el especialista.
El
estudio recién publicado examinó 5,400 géneros de vertebrados –que incluyen a
34,600 especies– y de éstos 73 han desaparecido desde el año 1,500 d. C. Bajo
características normales (1 millón de años antes de la aparición del Homo
sapiens) deberían pasar 18,000 años –en ausencia de seres humanos– para que
desapareciera una cantidad similar de géneros. Lo anterior significa que las
tasas de extinción actuales son 35 veces más altas de lo esperado.
“Si
todos los géneros ahora en peligro desaparecieran para el año 2,100, las tasas
de extinción serían 354 (promedio) o 511 (para los mamíferos) veces más altas
que las anteriores, lo que significa que los géneros perdidos en tres siglos
habrían necesitado 106,000 y 153,000 años para convertirse en extintos en la
ausencia de humanos”, subraya el texto.
Humanidad
amenazada
La
destrucción perpetrada contra el árbol de la vida –analogía propuesta por
Charles Darwin– es una amenaza para toda la vida en la Tierra, señaló Ceballos
y agregó:
“Se
están perdiendo ramas muy alejadas, la historia evolutiva más antigua. Por otro
lado, si se están perdiendo ramas más gordas, se están volviendo pequeñitas, se
deteriora la diversidad genética. Mientras que si se pierden ramas completas,
en este caso géneros completos, desaparece toda esa variabilidad genética de la
historia evolutiva que representa esa rama.”
“Los
científicos para entender la complejidad de la vida en la Tierra tenemos
especies, después géneros, luego familias, órdenes, clases, etcétera. En ese
sentido, un género evidentemente representa mucha más variabilidad genética que
una especie; si se pierde desaparece toda esa historia genética. Fue muy
importante entender que el buen funcionamiento del árbol de la vida implica el
buen funcionamiento de los ecosistemas naturales y las especies que los
conforman. Eso es lo que permite que exista vida en la Tierra”, argumentó.
Y prosiguió:
“Encontramos que se extinguieron 600 especies; el extra fue causado por las
actividades del hombre. El análisis es similar al que se hizo con la Covid:
tienes cierto número de muertes todos los años y, de repente, tienes un pico
que puedes atribuir a la Covid. En números normales, se esperaría que se
extinga un género de vertebrados cada 250 años, es decir dos géneros cada 500
años, pero encontramos que se extinguieron 73 géneros, 35 veces más. Lo que se
extinguió en 200 años debió hacerlo en 15,000 años”.
Durante
el último siglo, el ritmo de muchas actividades humanas se ha acelerado tanto y
la superpoblación humana se ha vuelto tan grave que ha creado una dramática
transformación ambiental global. La mayoría de los ecosistemas naturales han
sido muy modificados o han desaparecido por completo, y la abundancia de vida
silvestre se ha reducido considerablemente.
Aún
estamos a tiempo
El
especialista universitario apuntó que, a pesar de la devastación, la humanidad
está a tiempo de actuar para evitar daños más severos al árbol de la vida. Para
ello, será clave lo que suceda en los próximos 15 años.
“La
situación se ve muy complicada y severa. El artículo presenta una situación
desastrosa, catastrófica; sin embargo, demuestra que todavía hay tiempo, que la
ventana de oportunidad sigue abierta, aunque es muy pequeña y se está cerrando
rápidamente. Lo que ocurra en los próximos tres lustros definirá las especies
que sobrevivan. También hay una posibilidad real de que colapse la civilización
si las condiciones ambientales se vuelven complicadas”, mencionó Ceballos.
Y
agregó: “Debemos redoblar los esfuerzos en todo lo que hacemos como individuos.
Es importante. Llegó el momento, tiene que haber trabajo político, económico y
social encabezado por los gobiernos poderosos del planeta, por las grandes
corporaciones y organismos internacionales, como la Organización de las
Naciones Unidas, que genere una respuesta al tamaño que requiere el problema.
La extinción de las especies es uno de los mayores problemas que ha enfrentado
la humanidad y tiene la capacidad de colapsarla, como lo podría hacer un
holocausto nuclear. Esa es la magnitud de la situación”.
Por
último, advirtió: “La capacidad del medio ambiente de mantener las condiciones
de vida, que tenemos y que hemos gozado durante los últimos miles de años –y
que nos han permitido lograr ser lo que somos en términos de civilización–, se
pueden colapsar por un cambio en el ciclo de lluvia, insuficiente producción de
alimento o que grandes partes del planeta sean poco habitables por la pérdida
de especies y el cambio climático. La situación se ve muy, muy complicada pero
aún hay tiempo”.
“La
Tierra nos está alertando de que estamos en una extinción masiva. Es
irreversible. Aún hay tiempo, pero la ventana de oportunidad se está cerrando.
Lo que ocurra en las siguientes dos décadas definirá el futuro de la diversidad
biológica y la civilización”.
FUENTE:
UNAM