Por Edgar Hernández*
Poco le ha importado al
presidente López Obrador se le señale por nepotismo.
De hecho, a lo largo de sus
cinco años de mandato, poco pudor ha mostrado cuando lo tachan de abusivo de
poder y mentiroso.
En realidad, le vale un comino
que a lo largo de su sexenio quede ante el imaginario colectivo cómo quien hizo
su mejor esfuerzo no en favor de los mexicanos, ni siquiera de su pueblo bueno,
sino por sus hijos, hermanos, primos, sobrinos y entenados.
Total, si los del pasado
fueron peores y Loret tiene más por qué los herederos del priismo, hoy morenos,
no habrían de ser fieles con su ADN político.
Por ello no le representa
preocupación alguna que la opinión pública sepa que su prima hermana Manuela
Obrador Narváez será la candidata y futura gobernadora de Chiapas, total, ya
mañana lo guardaremos como mal recuerdo ante el alud de herencias malditas que
habrá de dejarnos.
Es el caso de la “Chocolatera
Rocío”, donde a los ojos del Peje es simplemente una magia creada por sus hijos
que de pronto con una sola sucursal la convirtieron, del 2018 para acá, en el
negocio millonario del cacao en dólares.
¿Y la fortuna del huevonazo de
su hijo José Ramón con su casita gris en Houston y la esposa modelo de lujo que
solo acepta camionetas blindadas y festeja los 15 de la hija en Sinaloa a todo
lujo y derroche?
¿Y Andi?
El otro quesque guapo de la
family, el hijo Andrés también con esposa cinco estrellas, una “Miss”.
Es el mismísimo que trabaja en
Palacio Nacional al lado de la oficina de su papa con todo el poder y concesiones
que entrega a sus amigos vía contratos por cantidades superiores a los cien
millones de pesos a cambio de demoler el aeropuerto de Texcoco.
Y ese pequeñín tan simpático
Jesús Ernesto quien gusta de las hamburguesas, fumar, bailar en los andadores
de la piscina de la Casa Gris con sus tenis “Off White Odsy-100” de 18 mil,
enviado en primera clase a Londres en donde reside y estudia en una de las
mejores universidades donde no existe la pobreza franciscana.
Imposible, por supuesto dejar
de considerar a la tía Felipa Obrador, quien a la fecha ha recibido contratos
de Pemex por 365 millones de pesos, un milloncejo por día.
¿Y qué decir de los hermanos
tan queridos como odiados de AMLO, Pío y Martín, inventores de los sobres
amarillos, dinero en cash quesque para financiar a Morena?
¿Y, a poco creen que a la
ciudadanía ya olvidó la liberación de los 7 integrantes del Cartel Jalisco
Nueva Generación detenidos en Colima con arsenal para combatir a las fuerzas
armadas en donde el de los abrazos y no balazos que les abrió la puerta de la
cárcel fue el juez Sergio Alberto Sigales Obrador, sobrino de AMLO?
Y si la familia pequeña vive
mejor, la grande super.
Úrsula Patricia Salazar
Mojica, hija de Úrsula Mojica Obrador prima hermana del presidente, que es
diputada local de Morena en Tamaulipas.
José Braña Mojica es hijo de
Lucía Mojica Obrador, prima hermana de AMLO y de ser nada ahora es diputado
local de Morena en Tamaulipas donde gana la friolera de 120 mil pesos de sueldo
más 60 mil por comisiones.
Y como todo deja escuela y
enseñanza habría que asomarse a Veracruz donde familiares y entenados de
Cuitláhuac García se dan gusto con el dinero y poder que les permite la 4
Transformación.
¿Cuál es el problema?
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo