Durante su semana de estreno la bioserie de el ultimo rey ha
estado llena de revelaciones de la boiserie de televisa que han dejado al publico sorprendido.
Como sabemos la bioserie, que produce Juan Osorio, se basó en
el controversial libro “El último Rey”, de la periodista argentina Olga Wornat.
En él hay testimonios y revelaciones inéditas sobre la vida del intérprete de
“Por tu maldito amor”. Alegrías, tragedias, amores y más es lo que se plasmó en
las 320 páginas y que ahora serán llevadas a la pantalla.
En mayo de 1998, Vicente Fernández estaba a punto de dar un
concierto fue notificado que su hijo mayor había sido secuestrado. Pero para
que o le hagan daño, él debía seguir con sus quehaceres como si nada pasara. Y
así sucedió, tas recibir la noticia de los delincuentes, tuvo que salir a
cantar.
El secuestro duró tres meses, tiempo en el que ‘El Charro de
Huentitán’ y su hijo Alejandro tenían que continuar sus giras sin hacer público
el secuestro. Finalmente, el primogénito del artista fue liberado tras pagar
3.2 millones de dólares por el rescate, pero le habían amputado dos dedos.
La autora del libro, Olga Wornat, contó a Infobae que Cuquita
Abarca, esposa del ranchero mexicano, vivió sometida a todo lo que decía y
disponía su pareja. No podía estudiar, menos trabajar, aunque lo deseaba, por
lo que debía dedicarse a su casa. Además, reveló que el cantante era muy
grosero con ella.
A ello se sumaban las constantes infidelidades por parte del
Chente, pero ella tuvo que soportar en silencio las humillaciones a la que fue
sometida a lo largo de los años.
Vicente Fernández y Cuquita Abarca procrearon tres hijos
varones, pero decidieron adoptar una hija cuyo nombre es Alejandra, quien en
realidad es sobrina directa de la esposa del ranchero. Ella llegó a la casa del
intérprete de “Por tu maldito amor”, quien estaba de cumpleaños, cuando era una
bebé.
Tanto era el cariño que sentía hacia la pequeñita que la
adoptó. Años después, Gloria, su verdadera madre intentó recuperarla, pero la
muchacha no quiso y optó por quedarse con sus padres adoptivos.