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Héctor Larios Proa
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Profesionalizar la Femexfut
La nueva figura del Alto
Comisionado de la Femexfut, brinda la oportunidad de iniciar un proceso de
cambio en todas las áreas federativas para encaminarlas para el verdadero
desarrollo y crecimiento del futbol mexicano. El nombramiento de un
seleccionador nacional no es la solución.
La FMF, la integran la 1ª, 2ª,
3ª, División profesional respectivamente y el Sector Amateur. Su misión
primigenia fue integrar a todos futbol del país, integrando a las ligas de
diversos estados, posteriormente surgió la liga profesional. La jerarquización
se dio por niveles y categorías desde infantiles y juveniles hasta el
profesionalismo, ha pasado mucho tiempo desde entonces. Las acciones
federativas importantes, se han enfocado sólo a la selección nacional y los
clubes de primera. Desde 1970 la 1ª división, es la fuerza hegemónica porque
tiene la mayoría de votos en el Consejo Nacional.
El aislamiento y falta de trabajo
de las otras ramas, consideradas las bases de la pirámide del futbol nacional
han dejado de producir en calidad y cantidad. Sus torneos cada día carecen de
competitividad a pesar de los millones de futbolistas en el país.
Las ligas, torneos y selectivos
no cumplen con requisitos deportivos para favorecer la calidad competitiva,
porque las canchas cada día son menos y no se encuentran en buen estado en su
mayoría, una infraestructura deficiente, entrenadores improvisados, torneos
locales de bajo nivel, arbitrajes de aficionados, entre otros puntos. Además,
practicar el futbol implican cada día gastos mayores.
Por su parte, la 2ª. y 3ª división,
se convirtieron en “ligotas”. En el sector amateur, los directivos de
asociaciones carecen del interés por afiliar a ligas y clubes, no realizan
actividades de fomento, cumplen al mínimo para su beneficio personal. Por eso
sus gestiones duran muchos años, no les conviene tener a todas las ligas
afiliadas porque ponen en peligro su gestión, por ello vemos casos en entidades
de más de 8 millones de habitantes, solo cuentan con 12 ligas, varias de su
propiedad, para garantizar el cargo casi vitalicio. Cuando en realidad hay
cientos de ligas piratas, y miles deportistas que pagan por una atención nula.
En consecuencia, los esfuerzos no
están dirigidos a fomentar la calidad del futbol y tener logros deportivos en
competencias estatales y nacionales. Esperan las aportaciones de las
instituciones deportivas nacionales, sean federales o estatales. Otorgan el
permiso federativo a cambio de cuotas, y en la mayoría de casos no aportan más
que el logotipo. No hay acompañamiento y asesoramiento para mejorar la
competición. Así los campeonatos nacionales en todas las modalidades viven un
proceso de escasa calidad, porque no van los mejores.
El proceso de preparación y
selección tiene un retraso de medio siglo. Y sí no lo cree, desee una vuelta a
los juegos nacionales, hoy.
El futbol mexicano se transformó.
Pasó del futbol “quijotesco”, donde el promotor deportivo pagaba inscripción a
la liga, arbitrajes, canchas, uniformes, con el sueño de ver a sus pupilos
algún día en las canchas de primera y vestir la casaca nacional. La quimera
terminó para dar pasó a las escuelas de futbol, otras con la rimbombante
denominación de Centros de Alto Rendimiento, y ahora hasta Academias
o filiales de clubes nacionales y extranjeros.
Organizaciones, en su mayoría, no
cuentan con programas de entrenamiento, entrenadores sin capacitación, que solo
repiten las rutinas que conocen, no corrigen, no enseñan. Los vemos cada fin de
semana parados sobre la línea de la cancha gritando, exigiendo que hagan lo que
no pudieron enseñar, gesticulan al mero estilo del “piojo” Herrera. Venden
sueños a padres que pagan inscripciones, cuotas, uniformes, arbitrajes más la
ocurrencia del mes. Del staff profesional para atender a los jóvenes
futbolistas mejor ni hablamos. Así el fenómeno del futbol toma directrices que
frenan el desarrollo del futbol nacional.
Se reduce cuantitativa y cualitativamente el universo de prospectos para
surtir a las fuerzas Básicas de clubes profesionales.
En este proceso se pierden
talentos, piedra angular que debería ser la prioridad de las autoridades
deportivas y la construcción de una afición con una cultura deportiva.
El horizonte del futbol y su
legado social queda enterrado. Porque está más que comprobada la función social
del deporte. Somos testigos cómo jóvenes cambiaron el rumbo de su vida gracias,
en este caso al futbol. No es un cuento de candidato político, tampoco que el
futbol sea la panacea que resuelva los problemas sociales del país.
El balompié dejó de ser un factor
protector, es una industria que tienen un mercado, pero su producto no tiene la
calidad que exige el mercado. A pesar del enorme talento de mexicanos y
mexicanas.
La Femexfut, tiene la oportunidad
de modernizarse, al profesionalizar todas las áreas de su organización. Cumplir
su primer objetivo como institución social, presente en sus estatutos. Sin
perder el negocio, por el contrario, es un nicho de oportunidad.
A la designación del Comisionado,
le debe seguir, la reestructura de selecciones nacionales, el consenso de las
otras ramas para alinearse a un proyecto que se convierta en la escalinata de
los futbolistas para su desarrollo y proyección. Para que su formación sea
encaminada bajo los criterios de organización y entrenamientos modernos y no
sigan pateando el balón simplemente por patear.
El balón no se mancha.
hectorlarios690@gmail.com