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Del 16 al 18
de junio en el Salón de Danza del CCU
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El espectáculo, dirigido por
María O’Reilly, está dedicado a la comunidad LGBTIQ+
El
espectáculo El tango perpetuo del diablo y el Tango queer está
dedicado a la comunidad LGBTIQ+. Es una fiesta para celebrar la diversidad de
género con cinco cuadros coreográficos de estreno, en los que intervienen un
cuarteto mixto de bailarines donde se exponen alianzas amorosas; un trío
masculino que representa un juego de seducción y coqueteo; un solo interpretado
por una mujer ataviada con un traje y sombrero que regularmente portan los
varones; un trío femenino que baila tango queer y en el que las
protagonistas confrontan su identidad inmersas en una danza perpetua; así como
un dueto que entrelaza el vals con el tango.
Quejas de bandoneón es
una coreografía de José Luis Zamudio; Sí señor, un tango lo es de
Oscar Ruvalcaba; Encadenados es la creación
de Carlos Blanco y Reynaldo Flores; El tango perpetuo del diablo y los ángeles
de Lesbia, la propuesta coreográfica de María O’Reilly; y otra más,
aún por revelarse el nombre, completan el programa abierto a todo el público,
con entrada libre, del 16 al 18 de junio en el Salón de la Danza del Centro
Cultural Universitario (CCU).
María
O’Reilly es la directora del montaje y coreógrafa de El tango perpetuo del diablo y los ángeles
de Lesbia. En entrevista detalla que su obra cuenta la historia de
un trío femenino en la que una de ellas aún “no sale del clóset”. Tiene dos
premisas, comenta. “La primera es que cada una de ellas se siente liberada y,
por ende, asume sin tapujos su sexualidad. La segunda es el movimiento
perpetuo. Las tres mujeres están de alguna manera condenadas a bailar
eternamente, en una búsqueda constante por saber dónde se hallan y hacia dónde
van”.
De
esta obra se dice en su presentación que es amena y divertida, en la que
“contrasta la belleza del ballet con la pasión del tango y la sensualidad del
cabaret”.
Refiere
que quedó a nada de estrenarse en 2020, pero la pandemia no lo permitió. Este
compás de espera lo aprovechó para resignificar su creación, cambió algunas
cosas con el fin de darle un mayor peso contextual, y así quedara más claro
cuál era el problema que vive cada personaje y cómo le daría a cada uno
solución.
El
espectáculo incluye tangos tradicionales y hasta electrónicos. “Tratamos de
buscar algo que aporte y que esté fuera de lo ya tan conocido, ofrecer algo
nuevo al público”, sostiene, para luego afirmar que el tango está vivo y se
mueve. “En él hay universos a lo mejor no tan familiares y que me gusta
mostrarlos”.
La
productora de espectáculos multidisciplinarios, bailarina de danza clásica y
directora y coreógrafa de ArTaller, señala que el tango queer se
posiciona de una manera más activa hacia finales del siglo pasado. “Se ha
bailado entre personas del mismo género desde sus inicios, pero con esta
apertura hacia la diversidad, se ha hecho más amplio y visible”.
María
O’Reilly habló de la presencia del tango en la trayectoria de su compañía,
ArTaller: “En 2017 estrenamos Tangueros, nuestro primer
espectáculo; posteriormente empezamos a explorar formatos más pequeños. En la
pandemia hice otra obra que se llama Evocaciones. Delirio en el encierro,
la cual ha gustado mucho. Acabamos de tener el estreno en Irapuato de una pieza
con tangos de Agustín Lara y coreografía del maestro Óscar Ruvalcaba, su
formato va de mediano a grande”.
“Desde
el momento en que abordamos el tango con un lenguaje integral, logramos una
plástica diferente en nuestras obras”, comentó. “Existe sensualidad en las
coreografías, lo hacemos con mucha elegancia y sutileza, ya que es una danza
muy pasional y enraizada en nuestros sentimientos. En las coreografías que
realizamos siempre contamos historias para ir más allá de la danza abstracta,
de tal manera que el espectador disfrute de un buen tango, a la par de una
historia que lo seduzca”, destacó la también bailarina del Taller Coreográfico
de la UNAM.
Las
cinco coreografías de El tango perpetuo del diablo y el Tango
queer son muy amables y vistosas, perfectamente bien
ejecutadas, todos los bailarines son de primer nivel. La coordinación entre
ellos y ellas hace que fluyan las piezas y tenga lugar una conexión con la
diversidad, tolerancia e identidad.
El
espectáculo podrá verse el viernes 16 y sábado 17 de junio a las 19 horas, y el
domingo 18 a las 6 de la tarde, en el Salón de Danza.
FUENTE: UNAM