¡SIN LA
CIUDADANÍA, IMPOSIBLE!
Por Edgar Hernández*
En el estado de México, a
diferencia de Coahuila, Morena apeló a una elección de Estado y ¡ganó!,
mientras la alianza PRI/PAN/PRD, buscó cobijarse en el voto corporativo
haciendo a un lado a la ciudadanía y ¡perdió!
Casi el 55% de los mexiquenses,
en buena parte opositores manifiestos, se quedaron en su casa rogando a Dios se
sucediera el milagro de que “Ale” se la llevara, mientras la otra, la
beneficiaria de la 4T, que no fuera a perder Delfina porque perderían los
programas de beneficio, becas y regalos de dinero.
En tanto las dirigencias,
aleccionadas en la derrota, se mantuvieron siempre listos y con la debida
antelación con sus discursos justificatorios.
El PRI de “Alito”, sumando 11
derrotas en su gestión, pero prometiendo que, ahora sí, en el 2024 se la
arrebatarían; el PAN advirtiendo a las corcholatas perdedoras del Peje que no
les daría chance de jugar por la presidencia con sus siglas, y el PRD, ¡pobre!,
haciendo mutis ante la pérdida del registro, pero confiado en que en la
presidencial la Coalición “Va por México” les eche un lazo.
En todos los escenarios, sin
embargo, sin la ciudadanía, poco futuro se le ve a la alternancia.
Sin la participación de la
sociedad civil imposible ganar ante el voto comprado de Morena, sus
marrullerías, el dinero para la compra del voto y la soterrada participación
del crimen organizado.
Entes de poder políticos,
caciquiles y quistes políticos que prefieren la carroña de lo que queda de los
partidos políticos, empezando por sus dirigencias nacionales, se niegan a ceder
el espacio y a que se abran las compuertas de la democracia partidista a
sabiendas so riesgo de que ellos serán los primeros en irse.
Esos memorables discursos ante
cientos, que digo cientos, ante miles de simpatizantes; los cierres de campaña
de la Alianza que concitaron a decenas de miles (de acarreados); los
compromisos de los sectores partidistas, sus líderes que casi firman la lealtad
con sangre y la militancia… y la
muchachada vestida de verde, de azul, de amarillo, que representa el 51% del
voto desbordada.
Todos con tanta entrega que
parecía que era verdad que la fea (Delfina) nunca ganaría a la bonita y honesta
(Alejandra del Moral) inminente “Reina por un Sexenio”.
No fue así.
La maquinaría -la vieja
maquinaria remozada y bien aceitada del PRI, ahora con los chairos- funcionó a
todo lo que da.
Morenos de 22 entidades se dieron
vuelo con costales de dinero, con promesas de bienestar y con la foto del viejo
(AMLO), impresa en el periódico Regeneración, al que el 62% de la clase baja
apoya hasta la adoración.
Todos ellos son quienes
finalmente empujaron a la fea, a la tramposa, a la ignorante, a victoria.
Vaya desilusión.
El pasado domingo, caímos en
cuenta que solo las redes odian a Morena y su Peje… y eso no cuenta, los votos
sí y todo indica que para el 2024, nos volverán a repetir la dosis y que la 4T
seguirá en el poder.
Todo indica también que no se
moverán las dirigencias nacionales partidistas -aliadas con el poder-,
beneficiarias de la impunidad, premiadas con embajadas y que la corcholata que
diga el patrón sea las que nos gobierne hasta el 2030.
Previsible que los más sigamos
engañados tejiendo ilusiones cuando le mentamos la madre al Peje, que lo
tumbaremos a él y su clan, cuando en los hechos las risas desde Palacio
Nacional hacen eco en toda la república.
Para el 2024, como en el 2021 en
las elecciones intermedias y el pasado domingo, nos volverán a insistir en que
son los del pasado los que han destruido al país y que por ello no hay
medicinas ni para el cáncer de los niños, que somos el primer lugar en muertes
violentas, que estamos bien jodidos y en el desempleo por causa de Loret,
Claudio X y Felipe Calderón; que no avanzamos porque siete días de la
semana nos dan un golpe técnico de
Estado y que las raterías de los morenos no son ciertas porque ellos “tienen
otros datos” y porque ahora después de tener al mejor presidente del mundo, el
pueblo bueno merece una presidenta… ¡también, la mejor del mundo!
¡Que felicidad!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo